Poesía en kichwa

Escribir en kichwa es un acto de amor a mi cultura, un acto de resistencia a perder la identidad, en un mundo que se globaliza más y pretende uniformizar a la gente”, sostiene la poeta, traductora y comunicadora Lucila Lema Otavalo, quien busca resaltar su lengua nativa mediante sus obras literarias. Su interés por la poesía, señala, fue influenciado por sus padres (kichwas Otavalo, de Peguche), quienes le contaban historias sobre la mitología de su pueblo.

“En nuestro andar tanto en la comunidad como en Quito, a donde mis padres migraron, siempre escuché de ellos historias sobre tal o cual montaña, los ríos, los espíritus de la naturaleza, etc. Cada mañana, al despertar siempre comentábamos lo que habíamos soñado”, indicó.

Lema utiliza este recurso literario y la narrativa para guardar y compartir la oralidad de sus padres.

Primeros escritos
Sus primeros escritos fueron en la adolescencia cuando cursaba sus estudios secundarios. Por eso busca fortalecer el kichwa para que los jóvenes y niños, cuando escuchen un relato en este idioma, sientan que es una lengua ancestral y que puedan hablarla con orgullo en espacios privados y públicos.

Aunque habla su idioma nativo desde niña, Lema aprendió a escribirlo correctamente cuando ingresó a estudiar en la Universidad Central de Quito. “Nuestros padres nos enseñaron a hablar, pero no a leer ni escribir porque eso era vetado para los indígenas”, aseguró.

Temas como la naturaleza, mujer, amor, migración, hombre, sueños, aspiraciones, mitología y cosmovisión kichwa son expuestos en los trabajos de esta otavaleña. “Me motivan las historias de vida y cotidianas de la gente, pero especialmente lo que dicen los mayores, lo que guardan ellos de nuestros pueblos”, aseveró Lema.

En el libro «Ñawpa pachamanta purik rimaykuna” (Antiguas palabras andantes), que fue publicado por la editorial Abya Yala, Lema realizó una compilación de poetas kichwa, shuar y tsafiqui.

“Aún en nuestro país no se conoce la existencia de la literatura de los pueblos ancestrales y esta es una forma de difundirla e incentivar a los jóvenes para que sigan escribiendo”, sostiene.

En cambio, su obra más reciente, Chaska, impresa por Santillana, es un cuento infantil que se desarrolla en la comunidad de Peguche y tiene por objetivo incentivar el cuidado de la naturaleza.

Literatura indígena
Para Lema, no existe todavía el impacto suficiente de la literatura indígena en la sociedad ecuatoriana, pero sí cree que, mediante recitales, festivales, publicación de textos y la participación en encuentros internacionales se puede influenciar más a la misma.

“Creo que aún falta desde todos los espacios aportar para la construcción de una literatura ecuatoriana diversa, tal como es su sociedad”, sostuvo Lucila Lema.

Todos debemos aportar para construir sociedades interculturales y para eso hay que conocer y respetar a las otras culturas.
Lucila Lema Otavalo, poeta y comunicadora

‘Aportar para construir sociedades interculturales’
La comunicadora indica que la interculturalidad es “pakta alli kawsay” (vivir juntos, vivir en armonía). Esta filosofía de vida significa que las personas con cultura y tradiciones diferentes deben vivir en armonía, pero esto no solo es responsabilidad de los pueblos indígenas. 

“Todos debemos aportar para construir sociedades interculturales y para eso hay que conocer y respetar a las otras culturas”, manifestó. Lema fue, por más de siete años, presentadora del noticiario kichwa Kichwapi de la televisora RTS y actualmente conduce Willaykuna, de Ecuador TV.

Afirma que estos espacios han sido de gran importancia para demostrar los derechos ganados por los indígenas. “Creo que revalorizar la lengua pasa por difundir en los espacios públicos los idiomas que antes pasaban escondidos por la discriminación que existía. Si bien es cierto falta aún mucho por hacer, el que exista un resumen de noticias en kichwa, shuar u otro idioma de las nacionalidades, es importante. Personalmente es un trabajo que me gusta y lo tomo con responsabilidad”, indicó.

Otras de sus obras son: Hatun Taki, Poemas a la madre tierra y a los abuelos(compiladora). Chawpi (compiladora). PachapiarawikunaNuestra Propia Palabra (compiladora). 


Fuente: «Lucila Lema Otavalo incentiva el kichwa a través de cuentos y poesía» . eluniverso.com. 16 de diciembre de 2016. Web. 7 de diciembre de 2018.

Urku Huasi

Seis domos de color blanco resaltan entre las tradicionales casas de adobe y cemento de la comunidad indígena de Tocagón, parroquia San Rafael de la Laguna, del cantón Otavalo. La novedosa construcción es parte del proyecto Urku Wasi (Casa de la Montaña, en español) que se desarrolla en los pies del cerro Mojanda. Los inmuebles circulares fueron elaborados con la técnica llamada superadobe, explica Edward Barragán, diseñador industrial colombiano. El extranjero junto con Sebastián Caiza, líder de Tocagón, impulsan esta iniciativa destinada al turismo comunitario. El proyecto, que se desarrolla en un terreno de 2 500 m2, es un mirador natural que permite una vista panorámica del lago San Pablo y el volcán Imbabura.

Ampliar Los constructores utilizaron materiales de la localidad, como la tierra para la edificación de las habitaciones. Para optimizar el suelo inclinado de la ladera, en donde está situado Urku Wasi, se acondicionaron tres terrazas. En una de ellas se construyeron seis domos, que en realidad son dos viviendas gemelas, con tres áreas cada una. La edificación se levantó sobre un cimiento de piedra y cemento de 80 cm de profundidad. El primer domo, que funciona como espacios para la sala-cocina y el comedor, tiene 5,20 metros de diámetro. El segundo mide 4,40 m. Ahí se acondicionó el dormitorio. En el tercer domo, de menor tamaño, está instalado el servicio higiénico y la ducha. El techo de cada habitación tiene un 15% más de alto en relación al ancho. Eso le da una forma similar a un huevo. “Ese es el diseño perfecto de una vivienda, de acuerdo con la naturaleza. Así construyen sus nidos las termitas y algunas variedades de pájaros”, explica el especialista Barragán. Para optimizar los espacios en cada una de las casas se colocaron altillos. Este detalle les permite a cada vivienda acoger hasta ocho personas.

Ampliar Los constructores utilizaron materiales de la localidad, como la tierra para la edificación de las habitaciones. Esta técnica de construcción no es nueva. Proviene de una propuesta del desaparecido arquitecto iraní-estadounidense Nader Khalili. Él fue quien propuso el uso del superadobe, utilizando los materiales con los que los militares hacían sus refugios durante las guerras. Este sistema constructivo se desarrolló en 1960, en EE.UU. Se requiere de sacos tubulares rellenos de tierra o arena, que debe estar estabilizada y comprimida. Con ellos se apilan las hileras, enlazándolas con alambre de púas. La forma redonda de los domos distribuye por las paredes la energía, en caso en que la tierra tiemble. En las casas cúbicas, en cambio, se fracturan las paredes, con los sismos, según los expertos. Es por ello que, a más de la seguridad de la construcción, por sus características sismorresistentes, los visitantes podrán hospedarse en habitaciones que fueron construidas por gente de la comunidad.

La totora, que crece en el lago, se utilizó para elaborar los muebles y adornos. Se consideran inmuebles ecológicos, porque utilizan básicamente tierra, el material ancestral de construcción. Su forma cilíndrica además genera un ambiente interior cálido y libre de ruido. Para foráneos, como Svende Ratz, Urku Wasi es un lugar único y encantador. A la voluntaria alemana los domos, pintados de blanco y puertas y ventanas azules, le parecen una construcción salida de una película de ciencia ficción. Los constructores han tenido que solucionar varios inconvenientes que se les ha presentado en el camino. Entre ellos, la falta de agua y de alcantarillado.

En el primer caso se almacena el líquido vital, que provienen de un acueducto, en tanques de reserva de 7 770 cm3. En la construcción se destaca que las aguas de los servicios higiénicos se depositan en un pozo séptico. Mientras que el agua de duchas y lavabos irriga los huertos y jardines. Barragán y Caiza esperan que el proyecto Urku Wasi se convierta en un ejemplo para sus vecinos sobre lo que se puede hacer con materiales baratos y amigables con el ambiente. Por lo pronto, ya iniciaron una segunda fase con la construcción de otra casa de hospedaje en que se está utilizando básicamente caña guadúa.


Fuente: Benacázar, Washington. «Urku Wasi es un nuevo mirador turístico en el lago San Pablo». elcomercio.com.ec. 3 de diciembre de 2016. Web. 12 de noviembre de 2018.

Guido Orbe

Guido Orbe, nació en Otavalo, sus estudios primarios y secundarios los realizó en su ciudad, fue a la universidad en Quito, luego de contraer nupcias, obtuvo el nombramiento en el magisterio, se traslada a vivir en Ibarra. Conocido personaje de la locución, también fue cantante, tenía una voz grave, microfónica, de buen registro y tesitura; fue docente, en sus años de adolescente cantó en algunos escenarios e incluso fue telonero en un show de su “ídolo” Alberto Vásquez, quien vino a Ecuador en 1965.

Como locutor de radio a fines de los sesenta e inicios de los setenta laboró en CRI, Centro Radiofónico de Imbabura, luego fue la voz oficial de RITMO y CRI en la grabación de comerciales.

Ejerció la docencia en algunos establecimientos educativos, entre ellos, Sagrado Corazón de Jesús, Víctor Manuel Mideros de San Antonio de Ibarra, falleció hace algunos años como consecuencia de diabetes. En una entrevista en radio Vocú a mediados de los 90, me dijo.

¿Cómo fueron sus inicios?

En radio Otavalo, tuve estrecha amistad con la familia Chicaiza, con César, hermano mayor, primer Gerente de radio Otavalo, era 1962, en ese tiempo incursionaba en radio Vicente Larrea, Gonzalo Rosero, también compartimos con Marco Chicaiza.

En radio Turismo se iniciaron los hermanos Vargas, Edison que le decían El Palomo.

Después el viaje a   Quito

Luego a estudiar y trabajar en la capital, en mi época estudiantil, estuve en radio Metropolitana, Ecuatoriana, pasé a Núcleo Radión, pasé por radio Musical de Mary Lou Parra, compartí con Gabriel Espinosa de los Monteros, Alejandro Vásquez, mi jefe en radio Metropolitana era Vicente Córdova Franco, quien se inició en CRI, igual que Alfonso Espinosa de los Monteros.

¿Qué era para ud. La radio?

Para mí fue como un hobby, no era una profesión, la radio ha sido mi vida, me gustaba la música, en mi época de adolescente incursioné en la balada romántica.

¿Cuáles eran sus favoritos en la música?

Mi gran ídolo fue Alberto Vásquez.

En los inicios de la televisión ecuatoriana me presenté en HCJB canal 4 conducido por Jorge Portugal, el programa “Primeros Aplausos”, fui uno de los ganadores, tuve la oportunidad de cantar en el coliseo Julio César Hidalgo cuando Alberto Vásquez vino al Ecuador, en un programa organizado por Emisoras Gran Colombia, el señor Cevallos, me preguntó si quiero cantar, le dije que bueno, hice el tema “Tu significas todo para mí”, me felicitó, pero anheló que yo encontrara mi propio estilo, fue inolvidable para mí.

¿Cuándo viene a Ibarra?

Dejé la ciudad de Otavalo cuando me casé, hice estadía en Ibarra, juré la bandera dos veces en esta ciudad, me dieron el nombramiento en el magisterio, intercalaba la docencia con la radio y el canto, cantaba en compromisos sociales.

¿Ud. era robusto o flaquito?

Un poco menos robusto que hoy, tengo un peso stándar

Vos sos un gordo bueno dice la canción “Balada para un gordo”

Gordo bonachón.

Su etapa de cantante

Tuve en mi adolescencia presentaciones en el Teatro Bolívar de la ciudad de Otavalo luego cuando vino Marco a Guayaquil, yo era el maestro de ceremonias

El público me pidió que cante porque ya me habían visto en algunos escenarios, pero como aficionado canté “Desencadena mi corazón”, el público me aplaudió y me puse a cantar una ranchera, pero tenía una nota alta y me salió un gallo, fue el goce del público, porque no pude terminar la canción, eso me sirvió para afinar la garganta y cantar en la nota que corresponde.

¿Qué otros temas estaban de moda?

En ese tiempo estaba de moda el tema Tu voz, de Enrique Guzmán, era la balada romántica que comenzó con Roberto Ledesma, con el tema Adoro; también estaban César Costa, Angélica María, los argentinos Palito Ortega, Leo Dan, Sandro, muchos artistas.


Fuente: Salazar, Jaime. EXPECTATIVA. “Guido Orbe: locutor, docente, cantante”. 26 de marzo de 2016. Web. 3 de noviembre de 2019.

Viaje al corazón del mundo

La visita a Ecuador, el país de las mil caras, de ciudades históricas y pueblos cargados de tradición, lagos, volcanes, bosques milenarios y gente buena, tiene un muy buen punto de partida: Quito. Esta capital se encuentra en medio de siete volcanes, gigantes cenizos que custodian los límites de una ciudad que fue proclamada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1978. Su centro histórico es también un gran centro religioso. En 300 hectáreas se levantan 120 templos que hablan de la fe de los quiteños. Por eso, antes de partir, no puede faltar una visita a la plaza de San Francisco, que data de 1535, y que sorprende con sus altares bañados en pan oro. Vale la pena hacer una parada en la basílica del Voto Nacional, construida en 1873 y joya arquitectónica de estilo neogótico. Hay que subir sus 330 escalones para contemplarla en todo su esplendor.

En la primera salida tome rumbo muy temprano hacia el monumento de la Virgen del Panecillo o Virgen de Quito. Es una gigantesca virgen de 44 metros de altura, construida con 7.000 piezas de metal traídas desde México en 1924 y ubicada en el Cerro del Panecillo.

Desde allí se disfruta de una vista privilegiada del centro histórico de la capital ecuatoriana, de las montañas que lo rodean. Al fondo, hacia el sur, el volcán Cotopaxi se asoma entre las nubes.

La segunda ruta, debe ir rumbo al cráter del Pululahua, un volcán extinto hace más de 2.000 años, ubicado a 40 minutos de Quito. El almuerzo es en un restaurante llamado El Cráter, que también es hotel. La comida típica ecuatoriana, y la vista, son el mejor complemento.

De allí debe partir al museo Intiñan, donde queda la verdadera mitad del mundo. La entrada cuesta cuatro dólares y entre los atractivos están el Museo Etnográfico de la Mitad del Mundo y un experimento que llama la atención de los turistas: en la línea exacta que divide el planeta, en la latitud 0,0,0, la invitación es a poner un huevo en la cabeza de una puntilla. Suena difícil, pero es una sencilla realidad en este punto. A 200 metros del museo se levanta un monumento de diez metros de altura, coronado con un globo terráqueo señalando cada punto cardinal, da la bienvenida.

Desde Quito se emprende un viaje por tierra de dos horas, acompañado del paisaje montañoso y escoltados por tres volcanes: Taita Cayambe, Taita Imbabura y Mama Cotacachi. La ruta va rumbo a Otavalo, donde se realiza la feria artesanal de textiles más importante del país. Con sus tejidos y tradiciones, es el punto de partida del Tren de la Libertad, un recorrido infaltable en el itinerario ecuatoriano.

En esta ruta conviene detenerse en la fábrica textil de Imbabura, construida en 1924 y que ahora funciona como museo didáctico. La siguiente parada incluye almuerzo en el hotel Imperio del Sol; mientras se observa una imponente vista de la laguna Yahuarcocha. Para conocer más de la región, vale la pena dar unos pasos por San Antonio de Ibarra, conocida como la ‘ciudad de los artistas’. Allí está el taller de la familia García, heredera de la técnica de la escuela Quiteña y experta en la elaboración de esculturas religiosas de madera.

Desde Ibarra el siguiente destino es la reserva ecológica El Ángel. Son cerca de tres horas de viaje por tierra para llegar a este páramo, que recibe a los viajeros con cuatro grados de temperatura en el Polylepis Lodge, un hotel en medio de la naturaleza. El primer plan es una caminata nocturna, con antorchas que iluminan el bosque milenario de Polylepis.

A las 7:00 de la mañana, es la hora ideal para ponerse las botas pantaneras y adentrarse de nuevo en el bosque Polylepis, cuyo nombre le rinde tributo a un árbol centenario que caracteriza las 60 hectáreas de la reserva. Son tres horas de caminata a través de un lugar que parece sacado de un cuento de hadas.

De la ciudad de Cotacachi se parte hacia a la reserva Cotacachi–Cayapas. El ingreso a este santuario de naturaleza es gratuito y el atractivo principal es la laguna de Cuicocha, en el cráter del volcán Cotacachi; es un espejo de agua formado gracias al deshielo que antaño dejó el volcán, cuando estuvo activo hace más de 3.000 años. Es un lugar donde se puede practicar senderismo y dar paseos en bote en la laguna. Cerca queda el santuario de la virgen del Quinche, en la provincia Pichincha, patrona de los conductores. Allí estuvo el papa Francisco en su visita a Ecuador, en julio del 2015.

De allí salimos se va rumbo al pueblo de Papallacta, en la base del volcán Antisana, que acompaña el camino con sus nieves perpetuas. Son dos horas desde el Quinche atravesando los paisajes montañosos y bosques nublados. La parada es en la laguna con el mismo nombre.

Esta aventura no puede terminar mejor. Es hora de entregarse al descanso total en las termales de Papallacta, un spa al aire libre, con aguas a las que se les atribuyen facultades medicinales, rodeadas de cabañas y de bosques ideales para perderse a lomo de caballo o paso a paso.


Fuente: García, David. «Ecuador: viaje al corazón del mundo». eltiempo.com. 24 de febrero de 2016. Web. 8 de abril de 2017.