Fuentes de agua en Quinchuquí

El agua aflora fría y cristalina. Es como un regalo que ofrece la naturaleza a los vecinos de las vertientes Corazón Pugyo y San Ignacio, en Otavalo, ubicadas en las faldas del volcán Imbabura. El líquido sacia la sed de los habitantes de las parcialidades kichwas de Quinchuquí Alto y Guagalán. Es por ello que los campesinos cuidan los pajonales de la montaña, en donde nace pura el agua.

El anterior fin de semana, un medio centenar de personas subió hasta los 3 550 metros de este cerro, con el objetivo de sembrar plantas nativas de pumamaqui, cedro y laurel, en la quebrada Ilumán. La idea es alargar la vida de estas fuentes, asegura Olga Amaguaña, moradora de Quinchuquí Alto. Ella, al igual que sus compañeros, escaló llevando a la espalda las plantículas. También cargaron palas y barras para plantar los futuros árboles.

Con la respiración agitada y el rostro rojizo, los labriegos desarrollaron la jornada de 07:00 a 12:00. Los campesinos no estuvieron solos. También les acompañó una cuadrilla de trabajadores del Municipio de Otavalo. Al grupo se sumó Paolina Vercoutere, concejala del Cabildo, que también ayudó a la restauración de la zona. Janina Carrillo, técnico municipal, aprovechó un paréntesis de la minga para tomar un vaso de agua de la fuente en donde brota el líquido del vientre de la montaña. Con una sonrisa aseguraba que era el agua más pura y refrescante que ha saboreado.

Para las familias de los dos sectores estas vertientes son las únicas alternativas para contar con este servicio básico. Uno de los factores para no acceder a otros sistemas hídricos es que estas parcialidades están situadas en zonas altas. Por eso, el año pasado consiguieron que la Demarcación Hidrográfica Mira de la Secretaría del Agua les conceda la autorización de uso de 0,45 litros por segundo. Ese caudal les garantiza contar con el agua potable de manera permanente, explica Luis Suárez, técnico la Demarcación Hidrográfica. Desde la zona de captación hasta un tanque repartidor de caudales hay una distancia de 2 km. Desde ese sitio hasta la parcialidad de Quinchuquí Alto hay 1 km más.

Los campesinos están comprometidos a continuar con campañas ambientales para proteger las vertientes y mantener el caudal. “La idea es definir un área de recarga hídrica”, asegura Suárez. Ese fue uno de los compromisos. Por eso, entre las tareas también se contempla un seguimiento de la última siembra de árboles. Patricio Suárez, responsable de la jefatura de Biodiversidad y Patrimonio Natural del municipio, señala que el objetivo es evitar la mortandad de las plantículas recién sembradas.

A más de la conservación de las fuentes de agua también se busca proteger la vida de otras especies de fauna y flora, que tienen en esta zona del volcán Imbabura su hábitat. En el área resaltan matas de mortiños y gualicones, unas frutas silvestres que crecen en la cima de montaña. También es el hogar de una variedad de aves como mirlos, tórtolas, torcazas, gorriones, conejos y cuyes de montes. Todos los vecinos de Quinchuquí Alto y Guagalán están comprometidos con el cuidado de su entorno natural. Eso ha permitido recuperar prácticas tradicionales como la minga y la pambamesa.


Rosales, José Luis. «En Imbabura, dos fuentes de agua del cantón Otavalo son protegidas». elcomercio.com. 8 de diciembre de 2019. Web. 26 de febrero de 2020.

130 años de la escuela La Inmaculada

La celebración de los 130 años de la Unidad Educativa Fiscomisional La Inmaculada, terminó con la entrega de reconocimiento a sus alumnos, exalumnos y docentes. Luego de una larga semana de actividades artísticas, deportivas y culturales, la institución culminó ayer esta celebración con la sesión solemne, en el Teatro Bolívar, donde la artista otavaleña, Anahí Pérez, fue reconocida por su aporte musical a la institución.

Con tan solo 12 años de edad, ya tiene una larga trayectoria musical, Anahí empezó a cantar desde que tenía 3 años. “Me siento contenta de volver a ver a todos mis profesores y a quienes me apoyan”, dijo Anahí minutos antes de recibir la condecoración por representar a La Inmaculada en varios festivales de música.

Cantó en las elecciones de reina de Ibarra y Otavalo, participó en el festival de los barrios canta a Otavalo y obtuvo el primer lugar y además, ganó un evento denominado ‘Unidos más Protegidos’, entre otros.

Su inspiración mientras está en el escenario es escuchar el aplauso de las personas. “Tengo el apoyo de mi madre, especialmente de toda mi familia que siempre está ahí”. Uno de los grandes objetivos de Anahí es llegar a ser una profesional sin dejar a un lado la música.

El colombiano Sebastián Yatra es su cantante favorito y además le inspira, ya que el artista empezó desde muy pequeño y ahora ha llegado muy lejos, asimismo considera que de las cantantes mujeres, Natalia Jiménez es su preferida porque considera que su voz es espectacular.

Hace unos dos años Anahí junto a otros compañeros de la banda de esta institución participaron en el concurso ‘Más conciencia sin violencia’, donde obtuvieron el primer lugar. Juliana Aragón, mencionó que presentaron la canción denominada ‘Sueños de paz’, escrita por uno de los docentes.

Sin embargo, Juliana contó que es la única mujer que queda en la banda, ya que Anahí se retiró porque se dedicará a estudiar música. Vilma Villacres, vicerrectora de La Inmaculada, explicó que hace 130 años llegaron las hermanas de las hijas de la caridad al cantón Otavalo, conmovidas por el amor y el servicio a los pobres.


Fuente: Bravo Piñeiros, Melissa. «El talento musical y artístico fue reconocido en Otavalo». elnorte.com.ec. 7 de diciembre de 2019. Web. 9 de diciembre de 2019.

El ritual de Tumarina

Los pueblos andinos realizan cada marzo la ceremonia ritual del Tumarina que, según los sabios ancestrales, corresponde al inicio del nuevo año andino. El pueblo kichwa  de Otavalo no pierde esta tradicional celebración.  Luego de concentrarse en el parque Bolívar, de Otavalo, junto al monumento a Rumiñahui, encabezados por la Banda Municipal, se dirigieron en caravana a la Gruta del Socavón para realizar el ritual correspondiente.

En la Gruta del Socavón se formó un círculo con todos los presentes, dentro de este se colocaron los alimentos bendecidos y también las flores y el agua como símbolos de esta ceremonia. Posteriormente, se procedió al ritual junto a la vertiente natural, donde el sabio puso agua y flores en el cuerpo de las personas presentes.

El Tumarina también es considerado como un tiempo de reencuentro con la vida que brota del agua y la tierra. Es parte de esta costumbre también ver a las mujeres indígenas recolectar productos como la naccha sisa, el taire sisa y la tucto sisa (flores amarillas de ñacha, chochos, maíz) para que formen parte de la purificación y el florecimiento de la comunidad indígena. 

FOTO © 2018 Diario LA HORA

Sisay Pacha
Alfonso Cachimuel, miembro del Centro de Sabiduría Ancestral y quien normalmente es el encargado de esta ceremonia, señala que esta es la época del Sisay Pacha (temporada de las flores). “Nuestros  antepasados celebraban el 21 de marzo al mediodía el verdadero año nuevo; la imposición de la cultura exógena que vino de Europa hace aproximadamente 526 años nos hizo imponer que el 31 de diciembre a medianoche terminaba el año”.

Por su parte, Rafael Maigua, quien organizó este evento, manifiesta que estos rituales son sagrados para los pueblos kichwas. “Es una ceremonia de purificación y fortalecimiento con la Pachamama, para esto hemos escogido esta vertiente natural, que nos permite realizar este ritual dentro del mismo sector urbano”.


Fortalecimiento de las tradiciones 
José Quimbo, vicealcalde de Otavalo, aseguró que el Municipio siempre estará pendiente de estos actos culturales para fortalecer estas ceremonias que dan a conocer el inicio del año nuevo andino. 

“Nosotros no solo fomentamos estas actividades, sino también participamos activamente, por eso estos eventos debemos ir posisionando progresivamente, incluso para convertirlos en un producto turístico que Otavalo puede ofrecer al mundo”, indicó.

El 21 de marzo marca el comienzo del año, al cual se le denomina Mushuk Nina, que significa ‘Fuego Nuevo’, es cuando el nacimiento de las cosechas dan el inicio del calendario andino, que es dado por los equinoccios y solsticios como un nuevo ciclo de vida, la gran celebración de cosechar y compartir granos tiernos. 


Fuente: «Otavalo: El ritual del Tumarina da inicio al nuevo año andino». lahora.com.ec. 31 de marzo de 2018. Web. 3 de diciembre de 2019.

Un artesano extranjero

Jonathan Jamieson, originario de Canada, llegó a Ecuador hace 4 años y medio e inmediatamente se enamoró del país. En Otavalo instaló su taller. Con cuero elaboró mochilas, billeteras y otros artículos. El mutó al diseño y producción de muebles de madera y cuero a pequeña escala, que fue creciendo hasta convertirse en fuente de empleo para más de siete familias de artesanos. El amor por la creación es el motor principal de trabajo, que dan vida a colecciones como Msela, un proyecto ecológico que cuida desde el origen de la materia (la madera cuenta con permisos de tala y comercialización), hasta el acabado estético.

FOTO © Santiago Fernández LA HORA

Fuente: Fernández, Santiago. «Un ‘gringo artesano’ en Otavalo». lahora.com.ec. 8 de febrero de 2019. Web. 3 de diciembre de 2019.