Los conocedores de autos reconocen enseguida la marca de neumáticos Bridgestone (bridge=puente, stone=piedra). Poca gente sabe que esta compañía comenzó en Japón con la familia Ishibashi (ishi=piedra, hashi=puente). En mi escuela hay un compañero de trabajo que lleva el apellido Ishihashi pero ha explicado que no tiene relación con el dueño de la compañía de llantas. Afectuosamente es llamado “Ishi-san” porque en Japón se acostumbra a abreviar las palabras largas. Ejemplo: McDonalds es abreviado “Makudo”, rehabilitación se dice “rihabiri”. Mi apellido, Hernández es pronunciado “Erunandesu” pero la gente lo abrevia a “Eru-san”. “San” es el honorífico para los nombres de las personas.
Mi amigo Ishibashi tiene 55 años, es soltero y es profesor de inglés. No fuma y es apasionado por los autos. Su carácter no es expresivo pero hemos coincidido tantas veces en diversas actividades que somos amigos naturales. El año lectivo 2024 nos dio la sorpresa que nuestros escritorios iban a estar contiguos.
Luego, hablando con un compañero de la universidad (de Quito) me contó que tiene problemas con la inflamación de la próstata y que está tomando agua de orchata con miel y limón en ayunas. Me preguntó acerca del tratamiento de la próstata en Japón.
Le respondí esta inquietud uniendo estos dos hechos porque mi amigo Ishi-san fue diagnosticado con cáncer de la próstata en mayo de 2024 y escribió todo el proceso en su blog. Le he pedido permiso para usar lo más relevante para responder a mi compañero en Quito. Este es el resultado; si puede ilustrar a alguien más, enhorabuena.
En Japón es obligatorio el examen médico una vez al año. Para las personas menores a 40 años la lista de exámenes es básica. Quienes sobrepasan esa edad deben realizar otros exámenes adicionales. Mientras Ishi-san se cuidaba que el nivel de la glucosa esté dentro de los niveles normales, (sus padres padecen esta enfermedad), dice que hace nueve años apareció una señal de alarma causada por el nivel de PSA (Prostate Specific Antigen) que sobrepasó el valor 1 ng/ml. Como referencia: para los hombres de entre 40 y 50 años un valor de PSA superior a 2,5 ng/ml. se considera anormal.
El médico a quien consultó acerca de este asunto le dijo (en el año 2015) que una marca de 1 ng/ml aún es temprano para preocuparse pero que es necesario seguir la evolución. Sin embargo, excepto por un año donde hubo un breve descenso, vio como cada año el valor iba aumentando. A mediados de junio del año 2024 recibió por correo el último resultado de los exámenes y observó que el valor del PSA había alcanzado un valor de 2.68 ng/ml, una cifra significativamente alta.
Aquí comienza la narración de como el cáncer a la próstata le fue detectado y como fue el tratamiento en su caso. Ishi-san escribió diariamente por ocho meses, yo lo he resumido lo máximo posible.
Proceso del diagnóstico
Sábado 15 de junio, 2024. Los resultados del exámen médico acentúan el valor del PSA en color rojo con una letra H mayúscula (High=requiere una visita al especialista). Va al médico general a preguntar su opinión. Piensa que es hora de ir al especialista. Le pregunta si tiene problemas al orinar y le contesta que no tiene ningún síntoma alguno. El médico hace una cita con el urólogo.
Lunes 17 de junio, 2024. El urólogo realiza un examen rectal y luego hace una ecosonografía. Dice que no percibe un dilatación de la próstata pero quiere un MRI (Magnetic Resonance Imaging) para comprobar visualmente el área. Hace una cita con el hospital cercano y le indica la fecha y el sitio a donde ir.
Viernes 21 de junio, 2024. En la sala la enfermera le explica el procedimiento. Se pone una bata desechable y es conducido a un inmenso aparato que emite ruidos al hacer las tomas de todos los ángulos de la región pélvica. Ishi-san es claustrofóbico y se aguantó los 30 minutos.
Viernes 28 de junio de 2024. En la oficina del urólogo éste le indica donde está la próstata y observan la presencia de una mancha blanca que cubre el 45% del lado izquierdo de la próstata, por tanto, cree que es necesario hacer una biopsia.
Ishi-san dice que en este momento se asustó porque leyó en el documento:
Razón para pedir la prueba: “Sospecha de cáncer”.
Hasta este momento, el médico no había mencionado la palabra “cáncer” pues en Japón esta enfermedad es tomada con mucho cuidado (la razón aparece explicada más abajo). El médico hizo una cita con un hospital especializado en urología.
-Eru-san, debo ir hospital para una prueba. Podría ir conmigo al hospital?
-Claro, le respondí.
En el camino me explica la situación. Sus padres viven en la provincia de Ibaraki, al norte de Tokio y ya son ancianos. No tiene familiares en Osaka y requiere la firma de consentimiento para la operación y por esta razón pide que le acompañe.
Cáncer en Japón
En Japón las compañías de seguros usan como señuelo la frase “uno de cada dos japoneses sufre cáncer” para reclutar gente. El acelerado avance en la tecnología médica, así como la mayor precisión en la detección temprana de la enfermedad ha aumentado considerablemente la tasa de supervivencia entre los pacientes. En Japón, el cáncer ha sido la principal causa de muerte desde 1981, lo que representa un tercio del total de muertes en este país. Según el Centro Nacional del Cáncer de Japón, se estima que en 2022 habrá 1.019.000 nuevos casos de cáncer y 380.400 muertes por esta enfermedad.
¿Porqué la palabra cáncer es considerada tabú?
El temor a la enfermedad cáncer es porque se la relaciona con el sufrimiento. La enfermedad produce miedo y se imagina un futuro doloroso. La incertidumbre se multiplica si existe ambigüedad o la información no es suficientemente clara. Además, en Japón se trata en lo posible de no incomodar a nadie (un ejemplo son los trenes donde el silencio es un símbolo de respeto hacia el resto de la gente). Entonces, escuchar conversaciones acerca de cáncer no es común, lo que puede interpretarse como tabú.
Miércoles 2 de julio de 2024. Va al Hospital Municipal. Por los gestos de la cara del médico Ishi-san entiende que la biopsia es inevitable. El doctor fija la fecha para el día 19 de septiembre y le explica brevemente el procedimiento. Serán dos noches y tres días en el hospital. Además, acuerda una fecha para visitar al anestesista y luego a la administración del hospital quienes se encargarán de explicar los detalles previos a la hospitalización.
Lunes 5 de agosto de 2024. Primero acude a la respnsable del departamento de anestesia. Ella le pregunta si tiene alergias o experiencias adversas de anestesia y solicita un electrocardiograma para revisar el corazón. Nota algo irregular y le pregunta si recientemente ha levantado pesas o hecho ejercicio extremo. Respondió que no. Le pregunta si experimenta algún dolor en la parte izquierda del brazo. La respuesta es negativa. La anestesista Le dice que el cardiograma refleja un estado previo a un infarto de miocardio… y ordena inmediatamente una econosografía del corazón en el mismo hospital. Ishi-san se preocupa: vino por un problema de la próstata y ahora piensa que se va a morir del corazón (imagina una operación a pecho abierto). Pero el resultado no mostró nada inusual, al parecer fue una falsa alarma. Ishi-san seguirá vivo.
Luego en la administración del hospital le indicaron los trámites requeridos, el modo de pago y le dieron una lista de los utensilios que debía traer. Había una opción de alquilar todo lo necesario por tres días a un precio de 10 dólares, con toallas y pijama incluída y se decidió por eso. Le entregaron un calendario de los tres días que estaría internado con las actividades y el tiempo cuando se realizarían cada una de ellas. Por ejemplo: Día 1, hora de llegada. Lugar y hora de la comida, contendido de la comida, persona encargada. 10:00 de la mañana, infusión intravenosa, nombre del contenido, nombre de la enfermera, hora de recambio. Faltaban seis semanas y el hospital ya tenía el horario establecido. Increíble.
La biopsia
Viernes 19 de septiembre de 2024. Ingresa al hospital. Le asignan el cuarto número 144 en el cuarto piso donde compartirá la habitación con tres pacientes más. El está preocupado por los ronquidos que según su él, tienen nivel estratosférico. La anestesista, distinta a la anterior, le dice que estará presente durante la cirugía. Con un lápiz de color marca el sitio en la espalda donde será inyectada la anestesia. Luego viene el equipo de médicos que harán la biopsia. En total estarán presentes tres médicos, la anestesista y dos enfermeras. El procedimiento es una “biopsia transrectal de la próstata”, una técnica que sirve para obtener muestras de la próstata a través de una aguja que es insertada por el recto. El estará consciente durante la toma de la muestra pero le tranquilizan diciéndole que no sentirá dolor. Y que habrá música de fondo.
Sábado 20 de septiembre de 2024. A las 10:00 está fijada la operación y un familiar debe esperar fuera de la sala. Aquí estuve presente junto con otro profesor que se ofreció a acompañarnos. Le vimos entrar caminando hasta la sala de cirugía junto a una enfermera. Hasta ahí le vimos, el resto es tomado de su blog.
Subí a la camilla de operaciones y la especialista me inyectó la anestesia en la espalda. Enseguida sentí como los pies comenzaron a amortiguarse. Con un trozo de hielo comprobaron si sentía la temperatura y cuando los médicos decidieron que la anestesia hizo su efecto comenzaron la tarea: extraer 14 muestras de distintas partes de la próstata. A pesar de estar consciente, no sentí malestar alguno. Cuando terminó, el médico me enseñó las muestras tomadas y me pasaron a la camilla para llevarme al cuarto. Vi que había una sonda que estaba conectada a la vejiga, no sé cuando la introdujeron. Mientras era llevado a la habitación, uno de los médicos fue a explicar a mis compañeros el resultado de la operación.
En la cama preferí no moverme en lo absoluto hasta que el efecto de la anestesia haya mitigado. Movía los dedos de los pies y lentamente fui recuperando la sensación en las piernas. A las 11:00 de la noche se apagaron las luces de las habitaciones y cuando sentí que iba a dormir, justo ahí, los ronquidos del paciente de la cama vecina impidieron que lo haga. ¿Cómo puede haber gente tan insensible que ronque y no deje dormir a sus prójimos? Deberían fusilarlos.
Domingo 21 de septiembre de 2024. El egreso es a las nueve de la mañana. Le sacaron el catéter y salió del hospital caminando.
Miércoles 2 de octubre de 2024. Este es el día en que el resultado de la biopsia será conocido. Esta vez Eru-san le acompaña a la cita. De las 14 muestras tomadas, siete de ellas resultaron negativas y siete de ellas estaban marcadas como “adenoma”, es decir presencia de cáncer. Es la primera vez que el médico usó esta palabra directamente. El informe del patologista determinó como grado 7 (grado intermedio) en el puntaje de Gleason. En esta escala, un valor de 6 es un cáncer de riesgo bajo y el valor de 8 a 10 es considerado cáncer de riesgo alto. Ishi-san tiene mucha suerte.
Para decidir la terapia el médico dice que dos exámenes complementarios son indispensables:
1) un examen para comprobar si el cáncer se ha extendido hacia la zona linfática adyacente y,
2) otro examen para determinar si el cáncer se ha propagado hacia los huesos, que es donde generalmente se localiza el cáncer de próstata en caso de haber una metástasis.
Jueves 10 de octubre de 2024. Para el primer examen voy al mismo hospital. El examen se denomina “exploración por tomografía computarizada”. Me inyectaron un líquido que lo sentí vivamente como algo caliente que se extendía por las venas. Mientras esto ocurría se tomaba una tomografía. Terminó enseguida y no hubo malestar alguno.
Miércoles 16 de octubre de 2024. El siguiente examen se llama “gammagrafía ósea” que ayuda a identificar si el cáncer se extendió a los huesos. Para este estudio, se inyecta una pequeña cantidad de material de baja radiactividad que se asienta en áreas de huesos afectadas por todo el cuerpo. Una cámara especial detecta la radiactividad y crea una imagen del esqueleto.
El diagnóstico
Miércoles 23 de octubre de 2024. El médico insistió que un familiar estuviese presente durante esta cita. Yo no pude acompañarle pero otro compañero lo hizo. Les explicó que la presencia de cáncer es inequívoca y que esta forma de cáncer en los hombres es la más común y que ha sido detectado tempranamente.
Los dos exámenes complementarios arrojaron resultados negativos de modo que el cáncer no ha alcanzado los ganglios y tampoco hay presencia de metástasis en los huesos. Luego les indicó los tratamientos disponibles en el hospital. Hay otro métodos más dependiendo del avance de la enfermedad y la condición física del paciente.
1) Cirugía para remover la próstata (prostatectomía) a través de un robot llamado “Da Vinci”,
2) Radiación con rayos X de alta potencia junto con terapia hormonal y,
3) Radiación con iones pesados acompañado de terapia hormonal.
Cada tratamiento tiene sus ventajas y desventajas pero los tres métodos obtienen el mismo resultado. Les entregó un panfleto con las opciones y les dio dos semanas para elegir el tratamiento. En este tiempo puede pedir una segunda opinión en otra institución, si lo desea.
Miércoles 6 de noviembre de 2024. La cirugía requiere hospitalización y cirugía correctiva después y al menos dos semanas de hospitalización. La segunda opción, la tradicional, requería exposición a la radiación de 35 a 45 sesiones en un tiempo de ocho y nueve semanas. La radiación con iones pesados, es una técnica nueva que requiere 12 sesiones de radiación en tres semanas, sin hospitalización. Ishi-san se decidió por la tercera opción porque no quiere faltar a su trabajo.
El tratamiento con iones pesados
La radiación con iones pesados no mata las células cancerosas inmediatamente, pero el calor altera gravemente su ADN y modifica su capacidad de reproducirse. Las células cancerosas dañadas mueren y el cuerpo se deshace naturalmente de ellas. Mientras tanto, aunque las células normales también se ven afectadas por la radioterapia, son capaces de repararse a sí mismas. El objetivo es administrar una dosis potente de radiación que inhabilite el cáncer, pero hacerlo con la mayor precisión posible para causar el mínimo daño a los tejidos sanos que lo rodean: la uretra, el recto y la vejiga.
El médico hizo una cita con el hospital donde el tratamiento es realizado. En la ciudad de Osaka sólo hay un hospital con este equipo. No está disponible sino en los siguientes países: Japón (seis centros), China (tres centros), Alemania (tres centros) y un centro en Italia, Austria, Korea y Singapur.
Le entregó una carta de recomendación con la historia clínica. Le explicó que allá el médico establecería la fase de la enfermedad y de acuerdo con el diagnóstico final, se establecería el calendario de la terapia.

Foto © 2024 Osaka heavy Ion Therapy Center. El acelerador. Un acelerador es un sistema que aplica alto voltaje a partículas cargadas y crea partículas cargadas de alta energía con velocidad y dirección uniformes (= haz de partículas). Para la terapia con iones pesados, las partículas cargadas deben acelerarse hasta alcanzar la energía necesaria para alcanzar el tumor. El acelerador principal de estas instalaciones es un Sincrotrón (de aproximadamente 17 metros de diámetro y 57 metros de circunferencia). Es el acelerador médico de iones pesados más compacto del mundo.
Estadios del cáncer de próstata
Estadio I: El cáncer está contenido dentro de la próstata y es demasiado pequeño para palparlo durante un examen rectal.
Estadio II: El cáncer está contenido dentro de la próstata, pero es más probable que se propague que en el estadio I.
Estadio III: El cáncer se ha propagado fuera de la próstata, posiblemente hacia las vesículas seminales
Estadio IV: El cáncer se ha propagado más allá de la próstata y hacia otras partes del cuerpo, como los huesos, el recto o la pared de la pelvis.
Martes 18 de noviembre de 2024. Ishi-san va al hospital asignado. La entrada tiene un rótulo moderno: “Osaka Heavy Ion Therapy Center”. Es un edificio enorme recién construído. Al lado hay un edificio imponente y más grande que es el Hospital Oncológico de la ciudad de Osaka. El médico le explica detenidamente todo el procedimiento. Revisando toda la información de los exámenes determina que en su caso, el cáncer está en el estado I.
Ishi-san está aliviado y nos invitó a cenar para darnos la noticia y agradecernos el apoyo. Yo fui porque la cerveza era gratis. Nos dice que no hay restricción alguna en la comida pero que le recomendaron hacer una caminata diaria. Le dieron medicina para que la defecación produzca heces suaves y otra medicina para neutralizar la presencia de gas en los intestinos.
El tratamiento
En su caso, el tratamiento consiste de dos partes:
1) Terapia hormonal. Son tres inyecciones, una vez en los meses de diciembre, enero y febrero acompañado de una cápsula diaria por tres meses. Esta técnica se llama “terapia neoadyuvante” y sirve para bloquear la producción de la hormona masculina testosterona para reducir el tamaño de la región afectada antes de la exposición a la radiación.
2) Radiación con iones pesados. Son 12 sesiones (fracciones), la preparación requiere diez minutos y la sesión de radiación dura apenas un minuto. El calendario muestra las sesiones distribuídas en tres semanas; los días lunes y martes, jueves y viernes. Sin incisión ni dolor, es el tratamiento menos invasivo.
Transcribo lo que Ishi-san escribe en su blog: el médico me da a entender que la efectividad de la radiación es máxima cuando los rayos alcanzan sólo la zona cancerosa. Sin embargo, la zona a irradiar es distinta en cada persona, por tanto hay que delimitar internamente la zona de la próstata que debe recibir la radiación. Esto es posible con la inserción de tres marcadores de metal. Estos marcadores de metal son visibles a través del monitor y sirven para calibrar el equipo para enfocar la energía con precisión en la zona afectada.
Miércoles 4 de diciembre de 2024. Comenzó el tratamiento con la primera dosis de la terapia hormonal, una inyección intracutánea en el ombligo.
Martes 23 de diciembre de 2024. Ishi-san está filosofando y escribe: Voy al hospital donde deben insertar los marcadores de metal en la próstata y me encuentro con un grupo numeroso de personas en la misma situación mía. Conversar con desconocidos es fácil cuando hay un factor común. La anestesia fue administrada intravenosamente y 15 minutos después me llamaron por mi nombre. Me sentí mareado, me indicaron la posición a asumir y ya no recuerdo nada más, creo que me dormí. La enfermera me dio unas palmaditas para despertarme y me indicó que ya terminó el procedimiento. Salí de la clínica y fui caminando lentamente hasta la estación. Miré el reloj y recién era las cuatro de la tarde; entré a una cafetería para entender qué está pasando. Respiro tranquilo porque la terapia ha comenzado ya. El descanso de invierno ayudará mucho. Primera vez que pienso que la muerte es un hecho real e inexorable. En cada persona la muerte tiene un camino diferente.
Lunes 6 de enero de 2025. Segunda dosis de la terapia hormonal.
Lunes 3 de febrero de 2024. Tercera dosis (la última) de la terapia hormonal.
Antes de la primera dosis de radiación Ishi-san fue al hospital donde elaboraron un molde de la parte inferior de su cuerpo. De esta manera, cada vez que venga, este molde hecho a la medida de su cuerpo será usado durante el tratamiento.
Lunes 27 de febrero de 2025. La primera sesión. El manual le recomendaba vaciar la vejiga y eliminar las heces una hora antes y luego tomar 250 ml de agua y esperar. En el manual hay que anotar cada día la temperatura, frecuencia urinaria, características de la micción y otros detalles más. La enfermera revisa eso antes de entrar a la sala de radiación.
Con el molde elaborado antes, se acuesta en la mesa, ajustan su cuerpo hacia el centro que señala una luz laser. Solo entonces el técnico encargado y las dos enfermeras se retiran para comenzar. Hoy sería el lado derecho y mañana el lado izquierdo. Ishi-san dice que no sintió nada y que los diez minutos pasaron enseguida. La foto muestra la mesa de radiación. Para producir la energía se requiere el acelerador Sincrotrón que es un instrumento inmenso.

Foto © 2024 Osaka Heavy Ion therapy Center.
Ishi-san terminó la sesión 12 el día 18 de marzo. Debe visitar al urólogo en el mes de junio para evaluar el tratamiento y luego decidir la frecuencia de las visitas.
Fin del tratamiento
Nos reunimos los tres profesores para celebrar en un restaurante cerca de la escuela. Comimos y bebimos mucho. Para celebrar la vida no alcanza el tiempo. Le preguntamos, curiosos:
-¿Le dolió? Tiene efectos secundarios? Le prohibieron comer algo?
-Aunque no sintió dolor alguno durante todo el proceso, el intestino grueso quedó afectado temporalmente pero el médico le ha dicho que se recuperará. Puede comer normalmente cualquier comida.
-¿Cuánto costó el tratamiento?
-55.000 yenes (400 dólares). Pero haciendo la suma de todos los exámenes, tal vez sea unos 100.000 yenes (800 dólares)nos cuenta. A modo de comparación, dice que a matriculación del auto le costó 230.000 yenes (2.100 dólares).
-Qué bárbaro…
El seguro social en Japón es increíble. Ishi-san no faltó ni un solo día al trabajo, no sufrió pérdida del cabello e hizo una vida normal durante todo el tratamiento. Nunca lo vimos deprimido. Mientras disfrutábamos la velada revisamos en los teléfonos las tasas de supervivencia a 5, 10 y 15 años para los pacientes con cáncer de próstata. En Japón es 99%, 98% y 93%, respectivamente. Ishi-san vivirá mucho tiempo. E hicimos otro “kampai” por eso.
Esto es lo que he resumido del blog de mi amigo. Así le conté a mi otro amigo en Ecuador. Ishi-san lo escribió como un diario, no como un tratado científico. Creo que quienes le acompañamos estos ocho meses estuvimos más estresados que él.
Colorín colorado.