Ciudad de Otavalo

Menu
  • Inicio
  • Explore
    • Artesanías
    • Cultura
    • Festivales
    • Naturaleza
    • Recreación
  • Otavalo
    • Gente
    • Jaime Núñez Garcés
    • Otavaleñísima
  • Contacto
    • Legal
    • Preguntas
  • Buscar
Menu

Las “Bandas de Paz”

Posted on 2025-10-252025-10-25 by L. Hdez

Escrito por Jaime Núñez Garcés

Desde que el iluminado, omnipotente e innombrable por añadidura, metió durante diez largos e insufribles años su mano ennegrecida hasta donde no debía, para mal, han ido quedando rezagos disparatados, ni siquiera las bandas de guerra pudieron salvarse del embate maléfico. Aduciendo que somos un país donde debe reinar o supuestamente reina la paz, implementó otro desacierto más allá de absurdo, éste, con dedicatoria expresa a los desfiles cívicos y el del 31 de octubre en Otavalo (segmento sustancial de identidad), no podía ser la excepción.

31 de octubre de 1967. El desfile conmemorativo encabezado por la Banda Municipal ha dado inicio.

Hemos sido testigos presenciales de cómo las instituciones educativas enfilan su marcha, pretendiendo mezclar el agua con el aceite (musicalmente hablando), tergiversando las creaciones de nuestros autores y compositores, al añadir la disonancia estruendosa de liras, bombos, platillos, redoblantes y tambores ¡y de qué forma! Ya es costumbre, escuchar al paso de las ahora mal llamadas “bandas de paz” el Pobre corazón, Carabuela, Ñuca Llacta, No hay como Otavalo, el Puca aicha y otros temas del pentagrama otavaleño, desagradablemente fusionados con redobles repetitivos, melodías discordantes, ritmos diversos: sanjuanitos, bombas, ahora ¡hasta cumbias!  Me atrevo a pensar que nuestros compositores Guillermo Garzón Ubidia, Manuel Mantilla Cerón, Alejandro Plazas Dávila, Gonzalo Vinueza, José Manuel Chalampuente, entre otros, se revolcarán en sus tumbas al comprobar que sus creaciones inmortales han sido patéticamente manoseadas, añadiendo cierta dosis de una ridiculez ilimitada y sin sentido, equivalente a confundir un dolor de piernas con las piernas de Dolores.

Personal docente de la Escuela Gonzalo Rubio Orbe junto a un grupo de alumnas, tributando el saludo reverente a Otavalo en su fecha magna. Foto. Archivo personal, Patricio Castro Delgado.

Considero que ya es hora de mandar al tacho de basura estas “innovaciones melódicas”, surgidas con tontera y todo del pensamiento “ilustrado” de cierto ex mandatario de cuyo nombre no quiero ni acordarme, mucho menos ahora que nuestra entrañable patria chica fue ultrajada por auténticas hordas, inmersas durante tres semanas en un vandalismo repulsivo so pretexto de “lucha social” donde persisten camuflados intereses protervos, acción rastrera, paralizante, ejecutada con la evidente alcahuetería edilicia. Queda abierta una herida, lastimosa e irremediablemente, ésta, ha quebrantado una frágil convivencia, interponiendo un muro entre dos sectores, tardará mucho en cicatrizar, ante un hecho que los otavaleños conscientes condenamos, al haber contado con un patrocinio pestilente y fácilmente identificable.  

Bastoneras del Colegio Alberto Enríquez de Atuntaqui, participando en el desfile cívico (31 de octubre de 1980). Foto, Archivo personal, Jaime Núñez Garcés.

Corresponde a las autoridades pertinentes “desfacer” semejante despropósito –el relacionado con las bandas– aunque a estas alturas del partido, la recomendación conlleva una equivalencia a “pedir peras al olmo”.

Cadetes otavaleños del Colegio Militar Eloy Alfaro, durante los instantes previos a efectuarse el desfile cívico-militar (31 de octubre de 1955). Constan: Raúl Renjifo, Hugo Pinto y Alfonso Orbe. Foto. PAGINAS ANTERIORES, Jaime Núñez Garcés.

Las bandas de guerra de los colegios capitalinos Mejía, Montúfar y Militar Eloy Alfaro han exhibido en ocasiones anteriores, su gallardía, marcando marcialmente y como es debido el paso, al compás de una instrumentación propia, es lógico, como esta magna conmemoración demanda. El desfile cívico conmemorativo, cuyo antecedente es la erección a categoría de ciudad decretada por Bolívar hace ya 196 años, ha dado cabida a otro tipo de manifestaciones culturales que bien canalizadas son dignas de encomio y del mayor aplauso, como años atrás, las brillantes participaciones  de las bandas musicales del Instituto Luis Ulpiano de la Torre, de los colegios San Francisco y Sánchez y Cifuentes de Ibarra, la del Cuerpo de Bomberos de Quito y la de Formación de Soldados de Ambato, instancias donde los anfitriones estamos obligados a tributar un sonoro aplauso de agradecimiento y no ser presa de una apatía manifiesta y casi generalizada.

Gallardía y sones marciales. Banda de guerra del Colegio Nacional Otavalo.

Menos mal que el conglomerado de la red de maestros, no ha vuelto a reeditar el absurdo comportamiento magistralmente bochornoso del año 2016, donde la mamarrachada –según calificó la ciudadanía– el irrespeto y la informalidad más deshonrosa ante un acto cívico, fueron demasiado evidentes ¿quién habrá sido el “cerebro” novelero e irrespetuoso? Debió haber revisado u hojeado al menos el “Manual de Urbanidad y Buenas Maneras” de Manuel Antonio Carreño, hoy, tan necesario, hasta imprescindible; pero impunemente echado al olvido.

Presencia femenina y gallardía. Srta. Adriana Jácome, bastonera del Colegio Nacional Otavalo a su paso frente a la tribuna de autoridades. Foto. Archivo personal, Jaime Núñez Garcés.

Veríamos complacientes que una vez “descorreizados” de tanto desatino e intromisiones irracionales, esta actividad de carácter cívico-patriótico torne a su cauce normal. Aspiro a que no sean los oídos sordos y necios a los cuales alcance esta formal sugerencia, grato sería que nuestra querida ciudad, ofrezca el ejemplo a seguir en su magna fecha clásica o si algún establecimiento educativo lanza la primera piedra, desfilando como antaño entre sones marciales de tambores, trompetas y clarines, estamos prestos a ejecutar complacidos un aplauso sonoro de felicitación.

__________
Fuente: Núñez Garcés, Jaime. Comunicación personal, 14 de octubre de 2025.

Post navigation

← Origen genético de la población ecuatoriana

Recientes

  • Las “Bandas de Paz”
  • Origen genético de la población ecuatoriana
  • El Wasabi y el Dragón de Fuego
  • Yo amo a Otavalo
  • Exhibición de José Bastidas

Cartas de Japón

©2025 Ciudad de Otavalo