La ciudad de Otavalo, situada en el norte de Ecuador, cierra este 15 de septiembre del 2018 sus fiestas más grandes conocidas como «Yamor», con la aspiración de que sean reconocidas patrimonio cultural intangible junto a sus lugareños. Desde finales de agosto, y hasta esta semana, han tenido lugar 45 eventos en varios puntos de la pintoresca urbe para conmemorar unos festejos que llevan el nombre de una bebida fermentada elaborada a base de siete tipos de maíz y que simboliza la época de la cosecha. «Las Fiestas del Yamor son una de las celebraciones principales de la época del Kuya Raymi (celebración ancestral de los pueblos indígenas de la sierra ecuatoriana el 21 de septiembre)», explicó Edwin Tituaña, coordinador de los pueblos quichuas del Gobierno Autónomo Descentralizado (GAD) municipal de Otavalo.
Tocado con un sombrero oscuro de fieltro y la característica trenza otavaleña, el responsable municipal afirma que «parte del patrimonio cultural natural es justamente eso, que como pueblo originario estamos vivos y presentes aquí y en todo el mundo». Aclaró que la identidad se ve representada «en la fortaleza de la vestimenta de sus vecinos, en sus trajes tradicionales, su lengua, el quichua y su fisonomía», un legado que señala a la comunidad y que tratan de conservar como un patrimonio cultural natural.
En 2003 esta ciudad de la provincia de Imbabura fue declarada por la Cámara Legislativa como Capital Intercultural del Ecuador por por ser un símbolo nacional, y referente internacional de preservación de la vida de los pueblos andinos y latinoamericanos. Su mercado artesanal indígena, llamado «La Plaza de Ponchos», considerado uno de los más grandes de Suramérica, es un buen ejemplo de la conservación de la fabricación textil ancestral y la elaboración de artesanías como los coloridos collares de cuentas que lucen las otavaleñas, denominados «gualcas» en quichua. «Es bien conocido que la gente otavaleña tiene mucho renombre y trayectoria por su fortalecimiento identitario.
En parte, se debe al talento musical y la oferta de productos que trabaja artesanalmente», añade Tituaña. Lo hace junto a una banda musical familiar integrada por un padre y varios de sus hijos que interpretan melódicas y rítmicas canciones populares andinas en medio del mercado artesanal. «El alcalde de Otavalo, Gustavo Pareja Cisneros, está abriendo espacios para que la gente de las comunidades y parroquias del cantón puedan dar a conocer la música, el teatro, la danza y su talento», indicó por su parte Rosa Maldonado, responsable de la dirección de comunicación del GAD de Otavalo.
La fiesta del Yamor se remonta a épocas inmemoriales pero fue un grupo de jóvenes otavaleños los que volvieron a institucionalizarla en 1952. En los últimos años este tipo de conmemoraciones aglutinan a más de 100.000 visitantes, lo que convierte la festividad en una de las más concurridas de la región y signo de que «el racismo hacia las nacionalidades indígenas en Ecuador está desapareciendo», refirió Maldonado. Reconocidos internacionalmente por su indumentaria y sus dotes para el comercio, la legislación ecuatoriana respeta sus costumbres y, por ejemplo, en el Ejército y otras instituciones está prohibido obligarles a cortar su reconocible trenza o largos cabellos. «Parte de nuestra identidad es precisamente nuestra trenza, nuestro pelo largo, donde, según la cosmología andina, se encuentra toda la sabiduría y el conocimiento ancestral que heredamos», dice Tituaña al aclarar que también es una tradición que siguen otros pueblos andinos de Ecuador, Perú, Bolivia o Chile.
De momento, el ministro de Cultura y Patrimonio, Raúl Pérez, se ha comprometido a analizar la propuesta para que Otavalo se convierta en patrimonio inmaterial, lo que abriría la puerta a que la urbe, situada a 2 550 metros sobre el nivel del mar, reciba un definitivo respaldo a las tradiciones que atesora con celo ancestral.
Fuente: AGENCIA EFE. «Otavalo, emblema del patrimonio indígena intangible del Ecuador.» 15 de septiembre, 2018. Web. 3 de noviembre, 2018.