El Otavalo primitivo se ubicaba a orillas del lago San Pablo en lo que hoy se conoce como San Miguel. Situado a una hora y media de Quito, esta ciudad fue declarada como Capital intercultural de Ecuador.
Aunque la mayoría de sus habitantes son indígenas, en toda su historia, Otavalo solo ha tenido un alcalde indígena. Luis Maldonado, filósofo indígena y actual presidente del Centro de Estudios sobre el Buen Gobierno y Sumak Kawsay, tiene su propia visión de esta ciudad y sus dinámicas sociales, políticas y económicas.
¿Los indígenas son mayoría en Otavalo?
Bueno, en Otavalo la población es más bien equitativa. El 50% de indígenas otavalos kichwas, cayambis y el 50%, mestiza.
¿Cree que hay pocos mestizos en la zona rural y pocos indígenas en el área urbana de Otavalo?
En la zona rural, la población mestiza es una minoría. Hay que señalar que por la fuerza cultural Otavalo se convirtió en una ciudad indígena; eso es lo particular. Incluso le podría decir que a nivel de la provincia y del país se lo identifica así. Casi las dos terceras partes de la ciudad son propiedad también de los indígenas.
¿Y eso es del agrado de los mestizos?
Bueno, habrá que preguntarles (risas). Creo que hay un cambio de percepción y de valoración, porque en una sociedad de raigambre colonialista, con sesgos muy pronunciados de racismo, es muy difícil que en pocos años se haya dado un giro de 180°. Hay que recordar que en la década de los cincuenta y sesenta, incluso hasta los ochenta, los indígenas eran parte de la servidumbre fundamentalmente, incluso obligados por las autoridades para hacer ese tipo de servicio, además gratuito. Ahora, la población mestiza trabaja con los comerciantes y empresarios indígenas. Obviamente hay un giro importante.
Entonces ¿las expresiones racistas han disminuido?
No. Hay una cuestión curiosa que se dio precisamente en la campaña política anterior. La principal consigna en la ciudad fue una campaña racista, en la que se planteaba que había que acabar con los indios.
¿De dónde provenía esa campaña?
Del candidato que ahora es alcalde de Otavalo, Gustavo Pareja. Había paredes pintadas con esta consigna. En su campaña se incentivó este sentimiento racista de revancha. Decían: “ya los indios han estado aquí 10 años, ya nos toca a nosotros”. Se usó ese recurso. Lo que a mí me interesa de este ejemplo, es que eso evidencia que existe racismo. Parecería ser que Pareja representa a la población mestiza tradicional. Todo esto revelar que hay resentimientos que no se han superado. Se convive con ese resentimiento, porque ni de muertos estamos juntos. En Otavalo hay 2 cementerios: uno indígena y otro mestizo.
Usted dijo que Otavalo es una ciudad indígena. ¿Cómo explica que solo haya tenido un alcalde indígena en toda su historia?
Recordemos que recién para el año 1979, con la Constitución reformada de ese tiempo, con la dictadura militar, hay un cambio sustancial. Antes los pueblos indígenas no tenían ningún derecho. No eran ciudadanos ecuatorianos. Dentro de la estructura republicana-colonial, los indígenas eran parte de la fuerza de trabajo, de la servidumbre y nada más. Desde 1980, hay una presencia política indígena en el sentido formal en Otavalo, pero se necesitaron algunos años, para que el indígena asuma ese estatus de ciudadano. En 1982, se da un giro importante, porque hay un proceso en el que los campesinos indígenas se organizan aún más en los sindicatos de trabajadores campesinos. Es todo un proceso ideológico, político y organizativo. El primer concejal indígena que tuvo Otavalo fue elegido a finales de la década de los ochenta.
¿Quién fue?
José María Cabascango, quien se presentó como candidato del Partido Socialista a concejal de Otavalo. Obtuvo la mayoría de los votos y ganó. También Fausto Jimbo fue consejero provincial. Ese fue el inicio y después Mario Conejo fue elegido alcalde de Otavalo.
Así como existe racismo hacia los indígenas, ¿hay también racismo hacia los mestizos?
Yo diría que sí, porque se van estableciendo clases sociales, es decir, el sistema capitalista no solo desestructura las formas comunitarias y la cultura comunitaria, sino que también individualiza. Ahora, en Otavalo, el 50% de las relaciones productivas se dan a través de relaciones laborales. Para que esa clase social y económica pueda reafirmarse como una clase, toma elementos culturales para sentirse identificada y diferenciada. Podríamos decir que hay un orgullo étnico y, desde esa perspectiva hay racismo por un resentimiento social, porque existen rezagos de esa confrontación colonial que sigue hasta la actualidad.
¿El centro de Otavalo es indígena?
Culturalmente sí. Ahora, digamos, desde el punto de vista arquitectónico de la organización de la ciudad, no.
¿Por qué?
Porque es una herencia de la planificación colonial-republicana que se ha hecho, pero culturalmente Otavalo es una ciudad que tiene una identidad indígena. Hay reconocimientos que se han hecho, a nivel político, de que Otavalo es la capital intercultural del país. Me parece que este es un tema que se debe discutir.
¿En qué sentido?
Bueno, en el sentido de ¿qué estamos entendido por interculturalidad?, ¿hacia dónde va un ciudad diversa y que tiene proyectos de vida tan diferentes? Es importantísimo tomar en cuenta cuál es el modo de vida indígena en el sector rural, hacia dónde se orientan esas prácticas económicas, sociales y políticas que tienen las comunidades, porque, en realidad, eso no se ha incorporado en el sistema político, en el sistema de vida urbana. Es como si viviéramos 2 mundos.
¿Pero están interrelacionados?
Sí, interrelacionados, pero en relaciones desiguales. Si existe una relación en desigualdad, no se puede llamar interculturalidad en el sentido positivo. Eso ocurre en el cantón.
Las migración suele dividir a las familias mestizas ¿Ocurre lo mismo con los indígenas? ¿Cuál es la dinámica?
Diría que sí pasa, aunque no es un asunto generalizado. Por ejemplo, hay mucha gente que se pregunta: ¿cómo es que los indígenas tienen tanta facilidad para viajar al exterior?, ¿por qué a ellos le dan las visas? La respuesta es evidente: los indígenas, generalmente, no se quedan a vivir en otro país. Van a trabajar y vuelven. En esa medida, no hay tanto problema, porque la finalidad de un indígena no es ir a vivir o morir en Estados Unidos o Europa. Conserva una raigambre profunda con su tierra.
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Fuente: Rodríguez Burbano, Andrea. “Entrevista a Luis Maldonado, Presidente del centro de estudios sobre el buen gobierno y sumak kawsay”. Diario EL TELEGRAFO, 27 de diciembre de 2015. eltelegrafo.com.ec. Consultado el 13 de julio de 2024.