Galo Patricio Santillán Paredes nació el 22 de septiembre de 1962 en el barrio San Sebastián el “Barrio de los Olleros”, Otavalo, en un parto asistido por una partera. Es hijo de Segundo César Santillán Lema y Mercedes del Pilar Paredes Mena, y el segundo de cuatro hermanos. Su niñez estuvo marcada por los juegos en la Plaza de Ponchos y la lectura de revistas que alquilaba el “Maizito Cadena”. Entre sus lecturas favoritas se encontraban revistas como “Tío Rico”, “Memín”, “Chanoc”, “Archie”, “Red Ryder” y “La Liga de la Justicia”, que alimentaron su imaginación y su conexión con la cultura popular.
Cómo trabajador con dirigentes rurales. Galo Santillán en el centro. Foto © Galo Santillán.
Galo aprendió a amar a su ciudad natal, Otavalo, siguiendo el ejemplo de sus padres. Su padre fue empleado de la fábrica Pinto, habiendo recibido solo educación primaria. A pesar de ello, era un ávido lector y poseía una notable habilidad con los números y los oficios manuales, especialmente la carpintería, talento que Galo heredó. Su padre también era un amante del paisaje otavaleño y solía llevar a la familia a caminatas dominicales por los lugares que él frecuentaba en su infancia: la cascada de Peguche, la loma de San Vicente, Rey Loma, la loma de la Joya, el Lago de San Pablo, el Pucará del Lechero y la loma de Yambiro.
Por su parte, su madre fue una de las primeras costureras de ropa indígena en Otavalo. Ella tenía un pequeño almacén donde vendía camisas bordadas, anacos, rebozos, fajas, mamachumbis y manillas, siendo una emprendedora pionera en la pequeña ciudad.
Realizó su educación primaria en la Escuela Superior de Niños 10 de Agosto y la secundaria en el Colegio Nacional Otavalo. Posteriormente, obtuvo el título de Diseñador Industrial en la primera promoción de la Escuela de Diseño de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Sede Ibarra (PUCESI).
En cuanto a su vida personal, Galo es un hombre de familia, disfruta de la jardinería, de la cocina. Es padre de María Monserrath, Sofía Carolina y César Sebastián y abuelo de Martina Isabella, María Daniela y María Paula.
En cuanto a su vida profesional, Galo ha desempeñado diversos roles como docente en instituciones como la Escuela Bahaí, el Colegio Particular Santa Juana de Chantal, el Colegio Particular San Luis (como profesor sustituto) y el Colegio Técnico Agropecuario Carlos Ubidia Albuja. Además, fue profesor de Antropometría en la Escuela de Diseño de la PUCESI.
Desde el año 2000, ha trabajado como funcionario público en el municipio de Otavalo, bajo las administraciones del alcalde Mario Conejo, donde ha estado estrechamente vinculado a la gestión de Participación Ciudadana.
A los 16 años, mientras cursaba el cuarto curso en el Colegio Nacional Otavalo, Galo Patricio Santillán Paredes fue elegido presidente del Consejo Estudiantil. Durante su gestión, promovió diversas actividades culturales. El que más recuerda es el impulsar un carnaval sin agresiones e instauró tanto el desfile de carnaval como el Baile de la Unidad Estudiantil, celebrado en el Cascarón de la Alegría. Desde el Consejo Estudiantil, tuvo una participación activa en los festejos del Sesquicentenario de la elevación de Otavalo a la categoría de ciudad, lo que le permitió entablar una amistad con el Dr. Gustavo Alfredo Jácome, presidente del Comité del Sesquicentenario. El Dr. Jácome le obsequió varios de sus libros, entre los cuales “Los Pucho Remaches” y “Barro Dolorido” se convirtieron en textos fundamentales que inspiraron en Galo un profundo amor por su ciudad.
Durante las vacaciones escolares Galo Patricio Santillán Paredes trabajó como oficial en la sombrerería Villa, propiedad de su tío Jaimito Villa, un sombrerero muy cotizado. En ese tiempo, aprendió a lavar y preparar los capachos, así como a codificar y tafiletear los sombreros, desarrollando una habilidad artesanal que complementó su aprecio por las tradiciones locales. Fue también portero del teatro Bolívar en su años colegiales.
Más adelante, Galo presidió durante dos períodos el Club SCD Brazil, donde no solo destacó por la calidad futbolística de sus integrantes, logrando ganar campeonatos cantonales y provinciales, sino que también incursionó en el ámbito cultural y social de la ciudad. Durante su presidencia, el Club organizó dos caminatas “Mojanda Arriba en los años 1996 y 1997, y en la primera de ellas rindió homenaje al Dr. Gustavo Alfredo Jácome. Además, en las festividades del Yamor de 1990, el club logró coronar como Reina del Yamor a la señorita. Zamira Garzón Pérez.
En la Esquina del “Brazil” con los amigos de barrio. Foto © Galo Santillán.
Gestor Cultural
Desde una edad temprana, Galo Patricio Santillán Paredes mostró una inclinación natural hacia el servicio a los demás y las artes. Aprendió a tocar la guitarra antes de cumplir 10 años y siempre fue parte de los grupos musicales en su vida estudiantil. Participó en la orquesta, coro, trío y como solista en la Escuela 10 de Agosto, así como en el grupo folclórico y la banda de guerra del Colegio Otavalo. En la década de los 80, formó parte del grupo de música latinoamericana “Los Chuchucas” junto a los hermanos Nicolalde—Pedro, Paco y Marcelo—y con Renato SantaCruz y Oswaldo Villalba. Desde hace 38 años, es miembro del grupo de música Inka Taky, donde interpreta casi todos los instrumentos de cuerda, percusión y vientos andinos.
InkaTaky. Foto © Galo Santillán.
En 1992, Galo viajó a Europa con su amigo Eduardo González, uniéndose a Gustavo Sandoval para recorrer el continente durante nueve meses. Durante este tiempo, tocaron en calles, malecones, mercados y playas, y también participaron en espectáculos en la Feria Mundial Expo Sevilla 92 como parte del stan de Ecuador y en el Concierto Mundial de MTV por los 500 años de la llegada de Colón a América, en Bolonia, Italia.
Galo también desarrolló una pasión por el modelado en barro bajo la guía de su amigo Marco Eloy Jaramillo, y realizó dos exposiciones de figuras en barro tituladas “Colibríes Azules”, que abordaban la temática de las costumbres festivas de los kichwas de Otavalo.
Un Aya Huma. Pieza de la colección Colibríes Azules. Modelado en barro. Foto © Galo Santillán.
Su dedicación a la cultura lo llevó a ser un actor permanente en las fiestas del Yamor desde 1990 hasta 2019. Con pausas en el año 1992-2003-2008. Fue coordinador general de las fiestas, responsable y productor del evento de elección de la Reina del Yamor. Durante su gestión, siempre priorizó el talento local, evitando la importación de artistas para validar a la comunidad.
En Bolonia Italia. 1992. En el festival de Mtv Music. Festival Amerindia 500 años. Foto © Galo Santillán.
Galo también fue presidente por dos períodos del Movimiento Cultural La Hormiga, donde trabajó incansablemente por la masificación de eventos culturales con la participación activa de la ciudadanía. Bajo el liderazgo del Movimiento Cultural la Hormiga, se fortalecieron y establecieron espacios culturales como “Octubre, tiempo de cultura”, “Diciembre Mágico” y las “Jornadas Culturales del Nuevo Tiempo”. Aunque algunas de estas iniciativas dejaron de realizarse, todas ellas fueron propuestas culturales del Movimiento Cultural La Hormiga, y desde el año 2000, se convirtieron en eventos oficiales de la ciudad bajo responsabilidad del municipio.
Una noche de música entre amigos. Foto © Galo Santillán.
Entre los eventos que ha propuesto y producido para la fiesta del Yamor destacan el primer Festival Nacional del Artista de la Calle en 2005, que reunió a más de 200 artistas populares de todo el país y grupos extranjeros, en la Dirección ejecutiva de Marcelo Puentre Caicedo, En 2019, creó “La Noche del Yamor”, un evento que reemplazaría la elección de reina, con el objetivo de revalorizar la fiesta del Yamor como una vitrina de la cultura, la historia, el sincretismo cultural y el talento local. También fue el creador de “La Noche Andina Latinoamericana”, una puesta en escena con tres escenarios distintos que presentaban a un grupo de música latinoamericana internacional, un grupo destacado a nivel nacional y un grupo otavaleño que se ganara ese derecho.
Desde 2021, estas propuestas han perdido su esencia original, conservándose solo el nombre.
Aparte de sus padres, Galo tuvo grandes referentes que fomentaron su amor por el Yamor y la ciudad. Entre ellos, se encuentran figuras como Marco Chicaiza, Patricio Guerra, César Pavón y Stefko Kraljevic. Estos personajes, junto con grandes y creativos cómplices como Alberto Bolaños, fueron fundamentales en la organización de eventos sociales, cívicos y culturales en Otavalo, contribuyendo a que Galo se convirtiera en un actor clave en la vida cultural de su ciudad.
Con Alberto Bolaños. Foto © Galo Santillán.
Servicio Público
Como funcionario público, Galo Patricio Santillán Paredes ha dedicado su vida laboral a la organización ciudadana y a la realización de eventos culturales, siempre buscando la excelencia y contando con el talento local. Durante toda la administración del alcalde Mario Conejo, Galo se integró al equipo de trabajo gracias a la visión del alcalde, quien comprendió la importancia de la participación ciudadana.
Una anécdota que Galo recuerda con particular cariño es cuando Mario Conejo lo invitó a unirse a su equipo. Inicialmente, Galo pensó que su rol sería liderar el departamento de Cultura. Sin embargo, el alcalde le pidió que se hiciera cargo de la Participación Ciudadana, un área que en ese entonces no era obligatoria por ley y prácticamente desconocida en las administraciones locales, salvo en lugares como Guamote y Cotacachi. Al preguntar qué debía hacer en ese cargo, el alcalde le respondió: “No sé, Galo. Para eso te hago cargo. Vos verás qué haces y cómo lo haces; sé a quién le responsabilizo.”
En la construcción del Plan de Vida para Otavalo. Foto © Galo Santillán.
Desde ese momento, Galo jugó un papel fundamental en la construcción del Plan de Vida Cantonal, implementando una metodología participativa para elaborar planes de desarrollo barriales y comunitarios, definir prioridades y obras, e institucionalizar el aporte ciudadano conocido como 60/40. Esta metodologia se enriqueció gracias a la posibilidad de mejorar sus conocimientos a través de cursos y talleres tanto nacionales como internacionales, con el respaldo del alcalde Mario Conejo, quien creyó firmemente en este proceso.
La práctica y metodología implementada por el municipio han sido reconocidas a nivel nacional e internacional por su eficiencia y adaptación a la realidad local, consolidando su aporte significativo a la gestión pública en Otavalo.
Pintando un cuadro. Foto © Galo Santillán.
Recuerdos importantes
Galo Patricio Santillán Paredes considera esencial compartir una experiencia significativa en su vida relacionada con la Banda Municipal. Cuando el alcalde Mario Conejo le confió la responsabilidad de la Banda Municipal, Galo vio una oportunidad para revitalizarla. La banda, que antes funcionaba como un grupo de músicos de medio tiempo y “chapitas municipales”, necesitaba una renovación completa. Galo propuso una transformación radical, que incluía detener la actividad de la banda por un tiempo, jubilar a los miembros que habían cumplido su ciclo, contratar músicos jóvenes y profesionales, adquirir nuevos instrumentos y un autobús para su transporte exclusivo.
Este proceso de renovación, que contó con el respaldo del alcalde y el apoyo decidido del Director Administrativo Alberto Bolaños, llevó aproximadamente cuatro meses. Durante este tiempo, la banda estuvo ausente de todos los eventos de la ciudad, lo que coincidió con el Rosario de la Aurora de la Virgen Dolorosa del Colegio, un evento religioso importante para la comunidad.
Un grupo de respetables damas solicitó la banda para este evento, pero Galo tuvo que negar la solicitud debido a la necesidad de llevar a cabo la renovación. A pesar de explicar las razones detrás de su decisión, estas personas interpretaron mal la situación y llevaron sus quejas a la radio, acusando a Galo de no colaborar con la festividad religiosa y de tener afinidades ideológicas cuestionables. Esta controversia causó una ola de críticas y Galo se convirtió en el blanco de una fuerte campaña en su contra.
Con el tiempo, cuando la banda reanudó sus actividades y comenzó a ofrecer actuaciones de alta calidad, la controversia se desvaneció y la comunidad comenzó a apreciar los frutos de la renovación.
Reflexiones sobre el Cambio de Otavalo: De Ciudad Pequeña a Ciudad Mercado
Galo Santillán Paredes observa con nostalgia y preocupación el cambio de Otavalo, de una ciudad tranquila, turística y segura a un bullicioso centro de comercio, ampliamente conocido entre los turistas como un mercado vibrante. A su juicio, Otavalo ha perdido gran parte de su esencia y su identidad en este proceso de transformación.
Desde que la Plaza de Ponchos comenzó a dinamizarse, Otavalo dejó de ser la ciudad apacible y de vecinos que solía ser, convirtiéndose en una ciudad cosmopolita, pero con una identidad cada vez más difusa. En los años 90, el auge de las exportaciones artesanales trajo consigo una notable circulación de dinero y una revalorización del sector urbano. Muchas familias optaron por vender sus propiedades, y esto resultó en la demolición de numerosos edificios y casas de estilo republicano y colonial, que fueron sustituidos por construcciones que, en su opinión, carecen de gusto y respeto por el patrimonio arquitectónico de la ciudad. Para el año 2000, poco quedaba por preservar o recuperar en términos de patrimonio.
Galo identifica dos etapas clave en el desarrollo de Otavalo: la primera, liderada por Vicente Larrea, quien adquirió los terrenos de la Hacienda San Vicente y proyectó la expansión de la ciudad hacia el norte; y la segunda, bajo la administración de Mario Conejo, que mejoró significativamente la infraestructura y el equipamiento de la ciudad, incluyendo una casi total dotación de infraestructura sanitaria.
Sin embargo, a pesar de estos avances, Galo cree firmemente que Otavalo necesita redefinir su vocación. Hoy en día, Otavalo es más comercial que turística, y otras ciudades han superado a Otavalo como destino turístico debido a la falta de atractivos y ofertas novedosas. La Plaza de Ponchos, aunque sigue siendo el mayor atractivo de la ciudad, requiere una urgente intervención y reorganización, con un enfoque en priorizar a los productores locales. Sin embargo, Galo reconoce que esta tarea es casi imposible debido a la postura de los comerciantes y la falta de intervenciones significativas más allá de simples retoques estéticos.
En cuanto a la identidad de la ciudad, Galo lamenta profundamente que el mestizaje y las tradiciones mestizas estén siendo cada vez menos valoradas y relegadas a un puesto irrelevante. Considera fundamental reivindicar el trabajo y la presencia del mestizaje en la construcción de la ciudad, ya que su contribución está quedando relegada al imaginario y la nostalgia. El título de “Capital Intercultural del Ecuador”, otorgado por el Congreso Nacional en el 2003, está, según él, quedando solo en el papel, a pesar de la enorme riqueza cultural y potencial que existe en las culturas que cohabitan en Otavalo. Este proceso de pérdida de identidad cultural y la falta de una dirección clara en el desarrollo de la ciudad son preocupaciones centrales para Galo, quien sigue comprometido con la preservación y revitalización de su amado Otavalo.
Reflexiones y proyectos Actuales
A finales de 2022, Galo Patricio Santillán Paredes decidió retirarse voluntariamente del servicio público. Sintió que los objetivos planteados durante los primeros años de la administración del alcalde Mario Conejo se habían diluido quizá porque se presindió de compañeros claves con los que Galo se sentía en equipo y consideraba profundamente comprometido y prefirió retirarse antes que convertirse en un obstáculo para el equipo más próximo a alcalde.
Además de su trayectoria como funcionario público, Galo es un aprendiz de pintor que pinta por pasión. La mayoría de sus cuadros los ha regalado, y solo en dos ocasiones sus obras le generaron un ingreso económico. Estas ventas ocurrieron cuando dos amigos, conscientes de sus dificultades económicas tras cerrarse todas las puertas después del tercer periodo del alcalde Conejo, le compraron sus cuadros. Galo guarda un profundo agradecimiento hacia ellos y nunca olvida sus nombres.
Su admiración por el arte lo lleva a inspirarse en la obra barroca andina de Jorge Perugachy, un artista que respeta profundamente.
La música ha sido una constante en su vida. Galo se reúne regularmente para cantar y tocar la guitarra, una actividad que planea seguir disfrutando hasta el final de sus días. Aunque aprecia casi toda la música, siente una conexión especial con la “rockolera fina” porque es la música de barrio y es un admirador ferviente de Joaquín Sabina, describiéndose a sí mismo como un “Sabinero por convencimiento y pasión”.
Galo ha decidido también dedicar parte de su tiempo a la escritura. Tiene cuatro publicaciones: una sobre la experiencia participativa en Otavalo, auspiciada por la DED y la Fundación Esquel; un poemario titulado “Los demonios que me habitan” (2010), financiado por sus amigos de bohemia; y dos volúmenes de Otavaleando Ando (2021 y 2024). En la actualidad, está trabajando en Otavaleando 3, una recopilación de anécdotas, tanto personales como de amigos, que ha recogido a lo largo de los años. Con este tercer volumen, espera cerrar la trilogía de Otavaleando.
Una anécdota
Galo Santillán Paredes tiene una riqueza de vivencias que, a menudo, se cuentan con humor y cariño entre amigos. Entre las muchas anécdotas que guarda, una de las más recordadas involucra a su amigo Edguitar Torres Guerra y un incidente particularmente divertido.
En una ocasión, Edguitar Torres Guerra fue detenido por la policía municipal. La razón: era uno de los que estaba chupando limones delante de los músicos de la Banda Municipal, lo que provocó que los músicos desafinaran al tocar los instrumentos. La situación se complicó cuando Edguitar, al intentar evadir la intervención de los policías municipales, fue “detenido para investigaciones”.
Los demás amigos que lograron escapar quedaron preocupados por su compañero detenido. Sin embargo, la libertad de Edguitar no tardó en llegar. Al ser interrogado por los agentes y mencionar el nombre de sus “compinches”, dio primero el nombre de su amigo Juan Montalvo. Esto enfureció al agente municipal, quien, irritado por la confusión de nombres, le exclamó: “¿Juan Montalvo? ¡Entonces vos sois Simón Bolívar!” Antes de que Edguitar pudiera decir algo más, el agente, aún furioso, le ordenó que se marchara: “¡Fuera de aquí… guambra patán!”
Este episodio, aunque caótico en su momento, se ha convertido en una anécdota que Galo recuerda con una sonrisa, un testimonio de las historias coloridas y llenas de vida que han marcado su trayectoria junto a sus amigos.
Mirando hacia el futuro, Galo sueña con escribir y publicar un libro de cuentos que inventó para sus hijos y que ahora quiere escribir para sus nietos. Estos relatos, basados en personajes reales de Otavalo pero con un alto componente de ficción, se desarrollan en el escenario mágico del Otavalo de sus años más queridos. Con este proyecto, Galo busca perpetuar su amor por su ciudad y su legado cultural para las futuras generaciones.
Hoy en día, Galo se dedica a escribir sus memorias, pintar, cantar y a transmitir a sus hijos y nietas el valor de amar y respetar su tierra natal, Otavalo. Se esfuerza por enseñarles el orgullo de ser otavaleños y la importancia de conocer y valorar sus raíces.
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Fuente: Santillán Paredes, Galo Patricio. Comunicación personal, 4 de septiembre de 2024.