La vestimenta es parte de la identidad de una cultura y una de sus más importantes expresiones. Entre los grupos nativos del actual Ecuador, los otavaleños son probablemente el más conocido a nivel internacional. Su vestimenta es símbolo de orgullo y dignidad, pero en Nueva York se produce una grave distorsión debido a la mala representación para fines folclóricos, lo cual denuncia uno de sus líderes.
Otavalo
Ciudad Andina al norte de Ecuador, con población mayoritariamente aborigen, kichwa hablante, rodeada por volcanes, -a pesar del sol ecuatorial tiene temperaturas muy frías-, es cuna de los más famosos tejidos de lana de borrego de la región, desde sombreros, ponchos y la mayoría de implementos del vestuario, incluyendo el calzado, así como infinidad de accesorios que se venden en la famosa Feria de Otavalo, a la cual acuden turistas de todo el mundo. Otavalo fue un obraje y como centro de producción textil durante la colonia proveyó de tejidos a toda la región.
La vestimenta de la mujer otavaleña es pre inca y pre hispánica, no tiene ningún tipo de botón, cierre o ganchos. Para sujetarla se utiliza únicamente fajas tejidas y bordadas de lana, elemento principal del atuendo, de pies a cabeza, es decir desde el sombrero hasta las alpargatas.

Foto © Iván Andrango Otavalo_Fotografía
Mantener las raíces
A pesar de la gran influencia foránea, los otavaleños mantienen sus trajes tradicionales y ante la mala representación de los mismos, sobretodo en Estados Unidos, en donde se utiliza en forma folclórica para danzas, desfiles e incluso restaurantes, sin respetar su autenticidad, mezclando el vestuario original de Otavalo con los de otros grupos indígenas, Fabián Muenala, otavaleño que lidera a la comunidad kichwa hablante en Nueva York, denuncia su mal uso.
Los otavaleños a lo largo de su historia se han distinguido por confeccionar su propia vestimenta en forma artesanal y en mantener con orgullo su identidad, lo cual se fe afectado por el mal uso y representación del atuendo tradicional como denuncia el líder kichsa Fabián Muenala.
¿Cómo percibe la representación del vestuario de Otavalo aquí?
Compañeros que trabajan especialmente en danzas y representaciones culturales, no tienen la capacidad de analizar,- por lo menos en términos generales-, la vestimenta especifica de cada uno de los pueblos y es, para uno que sabe, realmente ridículo verles en el escenario con una blusa de Otavalo, una falda de Zuleta, un chal de Cuenca y alpargatas de otro lugar, supuestamente transmitiendo que esa es la cultura de un determinado pueblo y en ese proceso van degenerando la concepción y se va distorsionando la identidad. La vestimenta tiene una connotación que transmiten concepciones y sabiduría ancestrales, por ejemplo en medicina, la faja protege el vientre del frío, especialmente en las mujeres embarazadas protege al bebé.
¿Cómo es el traje típico de la mujer otavaleña?
Hay que determinar a qué época y región queremos específicamente referirnos. Dentro de la comunidad otavaleña hay una diversidad y forma particular dependiendo del grupo, pero en general podemos hablar de colores básicos. Por ejemplo la “umawatarima”, que cubre la cabeza, es azul o negra con bordes blancos; la “fachalina” que cubre la parte superior del cuerpo, encima de la blusa, también azul, negra o blanca. Dependiendo del nivel social y la ocasión, la mujer usa el negro y el blanco juntos, con unos centímetros de diferencia y el sombrero de paño. El cabello siempre largo recogido en una trenza, envuelta por una pequeña faja, tiene un importante simbolismo de unión con la madre Tierra o Pachamama. En el cuello las “hualcas” o collares de cuentas que en la época pre hispánica eran de oro, luego los elaboraban de cristal; las pulseras originalmente de coral rojo en los dos puños.
¿Qué es lo que más ha cambiado del atuendo?
La blusa, especialmente los últimos cinco años. Las blusa siempre de color blanco, bordadas a mano (de mayor elegancia y costo) o a máquina con diseños computarizados actualmente, con mangas acampanadas de encaje, los bordados tradicionales eran siempre de flores.
¿Ha cambiado la falda?
No, la falda o “anaco” de lana gruesa, siempre es negra o azul oscuro y se envuelve conjuntamente sobre una primera pieza de lana de color claro, generalmente blanca, utilizando primero una faja roja “mama chumbe” y sobre ésta otra de colores, el “chumbe”. Dependiendo de la comunidad se utiliza el rebozo, que puede ser de color turquesa o fucsia, es como un chal pero mucho más grande y va encima de todo el traje y finalmente las “alpargatas”, calzado que siempre es de lana y de color negro o azul oscuro.
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Fuente: Hidalgo-Ayala, Ximena. “Fabián Muenala, denuncia mal uso del traje ancestral de Otavalo”. impactolatino.com. Impacto Latino, 9 de marzo de 2016. Web. 5 de noviembre de 2025.