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El Wasabi y el Dragón de Fuego

Posted on 2025-10-202025-10-24 by L. Hdez

Parece el título de una obra de Harry Potter, pero no, es el reporte del encuentro con el maestro José Bastidas en su visita a Japón ocurrido el día sábado 11 de octubre.

Primero explicamos los términos. El wasabi es una pasta verde rallada y utilizada como condimento para comer sushi. Tiene un sabor intenso y picante que desaparece en pocos segundos. Experimentar el sabor de wasabi es muy costoso debido a que el cultivo del wasabi real es relativamente difícil. El tallo comestible del wasabi puede tardar hasta tres años en madurar.

La exposición del maestro José Bastidas en la Galería Takanawa en Tokio se realizó desde el 5 hasta el 12 de octubre. El día 11 estuvo programado el taller de pintura con los niños japoneses al cual asistí. El maestro explicó brevemente el objetivo y luego distribuyó el material a todos los asistentes para que den color a la plantilla. Los resultados fueron variados como se puede apreciar en las fotos. Al final, el cuadro que el maestro produjo como ejemplo fue sorteado entre los asistentes.

Fueron las seis de la tarde cuando terminó el evento y, como habíamos acordado antes, fuimos a cenar en el centro de la ciudad. Nos acompañó su esposa, Nieves. Bajamos en la estación de Shinjuku, una estación grande que tiene 200 entradas y salidas y por la cual transitan tres millones de personas cada día. Pero para tres otavaleños con hambre, nada es imposible; salimos justo frente a un restaurante de comida japonesa. Allí pedimos la cena y en una de las esquinas, la infaltable porción de wasabi.

Cuando noté dubitativo al maestro Bastidas frente al wasabi, contó que días atrás había ingerido, sin preguntar antes, toda la porción de wasabi del plato, lo que le ocasionó una ráfaga de fuego que subió por la garganta y escapó por la nariz, casi como el mítico dragón.

La cerveza fría llegó después mientras hablábamos de Otavalo, de los amigos y de los achaques de la edad. Nos tomamos unas fotos con el fondo de los rascacielos de Tokio antes de regresar al hotel donde estaban hospedados.

-Vea, antes que se vaya, le traje unos regalitos.
-¿Que será, pes? (mi acento otavaleño resurgió pronto).
La sorpresa fue mayúscula: había traído toda una maleta llena de maíz tostado, atún, habas, maní dulce, chifles y hasta chochos. Ignoro como le permitieron pasar en la aduana. Conozco que es un pintor solidario, doy fe de ello.
-Pai.

Nos despedimos con un abrazo y retorné apresurado planeando lo que iba a comer al día siguiente. Imaginé un cebiche de chochos…con un poquito de wasabi.

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Fuente: Hernández, Luis. Tokio, 20 de octubre de 2025.

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