Sócrates, a pesar de no haber escrito nada, es considerado uno de los pocos filósofos que cambiaron para siempre la forma en que la filosofía misma sería concebida. El mito fundacional de la disciplina académica y su influencia se ha sentido mucho más allá de la filosofía misma y en todas las épocas. Su estilo de enseñanza es conocido como el “método socrático”: hacer preguntas y provocar las respuestas hasta llegar al punto más cercano a la verdad. Las respuestas ayudan al pensador a reconocer las contradicciones e ir filtrando hasta llegar a la verdad a través del cuestionamiento.
El Catecismo de la Iglesia Católica está escrito en este estilo. La sección de preguntas y respuestas de cualquier página de internet siguen este formato. Sin embargo, es en la educación donde se nota más este influjo. A él se le atribuye la expresión “el conocimiento comienza admitiendo la propia ignorancia”.
Nos complace presentar a un educador que brindó sus mejores años como maestro en varias instituciones hasta finalizar como Rector de su Alma Mater, la Unidad Educativa Otavalo.
Milton Patricio Jaramillo Villa
El nació en Otavalo el 6 de junio de 1959. Sus padres son don Milton Virgilio Jaramillo Moreno y doña Elisa Etelvina Villa Paredes. Es el segundo de siete hermanos, precede a su hermano gemelo Marco por un minuto.
Los estudios primarios los comenzó en la ciudad de Loja y los terminó en Otavalo, desde el quinto grado, en la Escuela José Martí. Se graduó de Bachiller en Humanidades Modernas en el Colegio Nacional Otavalo en 1978. El día 8 de febrero de 1984 obtuvo el título de Bachiller en Ciencias de la Educación en el Instituto Nacional de Formación Docente y en el Instituto Normal Superior Pedagógico N° 6 “Camilo Gallegos D.”, Quito.
En el mes de abril de 1993, obtuvo la Licenciatura en Ciencias de la Educación Docencia Básica en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, sede de Ibarra. En 1999, recibió la Licenciatura en Docencia Secundaria, especialidad Lengua y Literatura en la Universidad Técnica del Norte. Ibarra.
En junio 2001 obtuvo la Maestría en Ciencias de la Educación, especialidad Liderazgo Educativo y Proyectos Sociales, otorgado por la Universidad Técnica del Norte, Ibarra.
En septiembre 2003 le fue otorgado el Doctorado en Ciencias de la Educación, Especialidad Currículum, por la Universidad Técnica del Norte, Ibarra.
Su vida en la docencia
Su carrera en la docencia dio inicio como Profesor-Director en la ciudad de Pimanpiro, Provincia de Imbabura, en febrero de 1981. En marzo de 1985 fue transferido a la parroquia de Quichinche, Otavalo, donde estuvo cuatro años. En enero de 1989 se integró a la Escuela José Martí, Otavalo. El 5 de julio de 1992 fue docente en el Colegio Jacinto Collahuazo, Otavalo. También ejerció la docencia en el Instituto Superior Pedagógico “Alfredo Pérez Guerrero” de la Parroquia San Pablo del Lago, Otavalo, desde el 4 de febrero de 1995 hasta el año 2001.
Luego fue el primer Gerente del Proyecto “Nuestros Niños”, en el Patronato Municipal del Municipio de Ibarra, en septiembre de 2002. Fue, además, Gestor Pedagógico en el FODI (Fondo de Desarrollo Infantil para nuestros niños/as) a nivel Nacional, desde marzo de 2003. También fue Asesor Educativo del MINEDUC- Ecuador, UCP-MEC, con el Programa “Redes Amigas”, a nivel Nacional, desde el marzo 2003 hasta 2004.
Ejerció el puesto de Asesor Electoral, en el ex Tribunal Supremo Electoral, como Capacitador Nacional, en mayo de 2006.
Retornó al magisterio en la parroquia Peñaherrera, Cotacachi. Luego fue trasladado al colegio Colegio “José Peralta” en la misma parroquia, en julio de 2007. En el año 2008 ganó el concurso de méritos y oposición y se integró a la Unidad Educativa “Otavalo”. Ahí fue Vice Rector desde mayo a agosto de 2014 y luego le fue otorgado el nombramiento de Rector desde agosto 2014 hasta junio de 2018.
Logros profesionales
En su vida en el magisterio algunos logros conseguidos fueron: Ganador del Primer Concurso a nivel Nacional, Excelencia Educativa, FUNDACION FIDAL. Obtuvo el Reconocimiento Institucional, por haber escrito, “Educación Electoral y Mediación de Conflictos en el Aula”, con el auspicio del Municipio de Otavalo.
Fue autor de la Primera Revista Estudiantil ZOOM, en la que intervinieron las instituciones educativas, República del Ecuador, Chantal, y la Unidad Educativa Otavalo bajo el auspicio del Municipio de Otavalo.
Su labor fue reconocida con la entrega de la Medalla Coraza 31 de octubre 2012, al Mérito Educativo, por parte del Gobierno Municipal de Otavalo.
Se desempeñó como Presidente Progresista de la UNE Cantonal de Maestros Otavalo en el año 1990, labor que la continuó como Vice Presidente Progresista UNE Provincial de Imbabura de Maestros en el año 1992.
Funciones educativas
Hizo las funciones de Docente Facilitador de la Reforma Curricular en la Dirección Provincial de Educación de Imbabura. Trabajó como Docente Facilitador de la Reforma Curricular, convenio MINEDUC-UNIVERSIDAD TÉCNICA DEL NORTE. Fue, además, Docente Facilitador de la Reforma Curricular convenio CONFEDEC-MEC-DIRECCION DE EDUCACION DE IMBABURA. Ejerció la cátedra Profesionalización especialización docente Pre Primaria en la Universidad Técnica del Norte en Ibarra. Ahí ejerció también la cátedra de Profesionalización especialización docente Primaria. Dictó clases en la Universidad Otavalo y tuvo el cargo de Director de Vinculación con la Comunidad, Universidad Otavalo.
En sus propias palabras
Nos interesaba conocer su experiencia en la enseñanza: su mayor alegría la encontró en “formar a nuestros estudiantes. La sociedad en general, reconoce que los docentes no sólo deben saber mucho, sino que, también deben tener la capacidad para promover en sus estudiantes, en la construcción de los saberes, porque trabajan con distintos grupos heterogéneos, socio económicos, culturales y con dificultades de aprendizaje”.
Mira al profesor como un verdadero arquitecto, “constructor de aprendizajes, conceptuales, procedimentales y actitudinales, lo que estimula a que los estudiantes puedan desenvolverse y actuar de manera autónoma, al resolver los problemas que les presenta la vida”.
Pero la vida de un educador, no es solo satisfacción, le embarga el desconsuelo al recordar las limitaciones de infraestructura y tecnológicas TICs, en que se encuentran las instituciones educativas del cantón y la provincia, y en estas limitaciones es el maestro que trabaja y cumple con su apostolado de maestro.
El escaso valor otorgado a la educación, se refleja en el bajo salario que reciben el magisterio, sigue siendo uno de los salarios más bajos, los profesores deben invertir de su propio bolsillo para adquirir material didáctico y textos. La capacitación profesional es insuficiente y no se adapta a la realidad y o contexto educativo. La sobrecarga en las funciones como docente es inevitable, al aumentar labores administrativas y realizar informes de distintos índoles y seguimientos educativos, y razón a ello disminuye el número de horas que se debe trabajar con el estudiante, bajando su calidad y calidez en el Proceso de Enseñanza – Aprendizaje en el aula.
Nos cuenta que quizo aplicar un proyecto para fomentar la lectura “como un medio de información que estimule la imaginación y sea un verdadero ejercicio de libertad de expresión. Reconoce la valía de los libros para desarrollar destrezas de comprensión lectora, donde los estudiantes puedan generar el pensamiento crítico y miren a la lectura como un medio de interacción social”.
Mirando la situación de la educación en medio de la pandemia nos confiesa que la desigualdad en las escuelas y al interior de los hogares se ha hecho más evidente. Si bien es necesario mantener la educación en actividad, no todos los estudiantes disponen del material tecnológico que supone una clase virtual: una computadora, acceso al internet y debido entrenamiento de los profesores para dictar una clase en línea. Esta es una experiencia que no se la adquiere inmediatamente. La situación en los hogares de los estudiantes se agrava pues en caso de duda, deben buscar ayuda en la familia y muchos de ellos no cuentan con el conocimiento suficiente.
Milton nos cuenta que “la necesidad de mantener la continuidad de los aprendizajes ha impuesto desafíos que la provincia y Otavalo, lo ha abordado mediante diferentes alternativas y soluciones, en relación con los calendarios escolares y las formas de implementación del currículo”.
Luego, continúa, “la dotación de recursos y plataformas digitales para la conexión remota, con una velocidad suficiente para el proceso de enseñanza – aprendizaje, por el Ministerio de Educación es URGENTE. También, la implementación de programas educativos en televisión abierta o radio, para los sectores rurales, donde no cuentan con estrategias de educación por medios digitales, al que se debería sumar un acceso gratuito igual conexión a internet”.
En cuanto al sector urbano, “ampliar y mantener la continuidad educativa gratuita, en aquellas instituciones que tienen conexión Internet. Proyectar procesos de, nivelación, recuperación y continuidad educativa, para el momento de reapertura de las escuelas”.
Le preguntamos acerca de Otavalo, el pasado y el presente. Manifiesta que es necesario mantener a la ciudad “viva, recordando el ayer, y viviendo el presente el “hoy” a través de sus atractivos culturales, artísticos, artesanales, paisajísticos y naturales, su emplazamiento a las faldas del cerro Imbabura, junto a los campos de cultivo de nuestros indígenas, que conforman en este entorno un paisaje singular muy atractivo”.
“En este contexto espacial de Otavalo, yo puedo ‘mirar y admirar’ y comprender la historia de la ciudad y su desarrollo a lo largo del tiempo, con lo tradicional y moderno”.
Quiere ver a Otavalo “dentro del ámbito cultural y su contexto geográfico, como un cantón amigo y progresista por su comercio en artesanías artísticas y gastronomía, y por tener una cultura con identidad y patrimonio cultural propio”.
En su vida como docente ha tenido la oportunidad para compartir sus conocimientos con un numeroso grupo de estudiantes a lo largo de muchos años de constante voluntad. La labor del maestro es generalmente anónima pero deja huella en la personalidad de cada estudiante que perdura toda la vida.
Un día en la vida del maestro
La vida del maestro comienza muy temprano en casa. Desde la hora de la ducha va ordenando mentalmente las actividades para el día. El desayuno es el lugar donde se planifica el horario. En el trayecto hacia la escuela va asignando tareas para cada clase porque una vez en la escuela el tiempo no alcanza para las cosas de última hora: copias, corrección de tareas, calificaciones, llamadas a los padres, confirmar los cambios, aulas y nombres de estudiantes…hasta que llega el tiempo libre…que no es libre sino la continuación de los asuntos pendientes. Cada período de clase requiere una sonrisa al comienzo acompañada de un “Buenos días!” o “”Buenas tardes!”. Cada clase es distinta, hay interrupciones, la planificación no resulta adecuada y hay que manejarlas de manera efectiva y eficiente, caso contrario tenemos a un profesor frustrado al final del día.
El regreso a casa es esperado. Se revisa las cosas que no salieron bien, se hace un mapa mental para el día siguiente. Cuenta todos los buenos días, las buenas tardes, las despedidas y los agradecimientos. Las sonrisas de los alumnos. Cuenta las manos que se levantaron cuando hizo preguntas. Recuerda las caras que le miraban con entusiasmo y asombro cuando contó una historia. Toma nota de quienes hacen preguntas: algún día serán los líderes.
Ser profesor es un trabajo gratificante y agotador. Insistimos en lo último, es un trabajo que deja cansado hasta la médula. A veces, incluso se llora de frustración. Un profesor se pone físicamente enfermo a veces. Con el corazón roto. Se siente subestimado. Pero al final de cada lección, al final de cada día, al final de cada semestre y al final de cada año escolar, solo una cosa importa: la recompensa de poder ayudar a sus estudiantes a ser lo mejor que puedan ser. Misión cumplida.
Para finalizar, Milton nos narra una anécdota que aún la recuerda con gracia.
Hace muchos años, “luego de tener una reunión con las autoridades, en esos días en que todos estábamos ocupados y tensos, preparábamos las fiestas del colegio, y queríamos que todo salga perfecto. Hay mucho trabajo burocrático: visitas a instituciones, entradas y salidas de los estudiantes. Además, todos nos estábamos preparando, en los diferentes números por cada paralelo, las clases se vuelven un poco irregulares, pero se cumplía con el horario. El contacto con nuestros estudiantes, siempre se regía de acuerdo al horario de clases, recuerdo que me tocaba dar clase en el segundo año de Bachillerato, y los estudiante me ponen a prueba, quieren ver por dónde uno respira, como actúa. Siempre hay aquellos estudiantes que quieren probar al profesor, y siempre hay un ‘lanzado’ que pone la indisciplina. Bien, al ingresar al aula se me plantaron delante unos seis alumnos con gorras, me quedan viendo muy inocentes…Yo les quedo igual mirándolos y les digo, ‘Hace mucho sol hoy…’ y ellos se pusieron a mirar al techo como pensando y exclaman ‘¿Qué dice?’. Y después se quitaron las gorras”. La clase se rió, todos ganamos.
Recapitulando
Cuando se trata de nombrar a las personas que marcan la diferencia en el mundo, los profesores están en la parte superior de la lista. Si alguna vez se experimenta el acto de hacer sonreír a un estudiante, o ver ese momento del “ajá” en los ojos de un niño, se entiende cuán poderosa puede ser la enseñanza. Aunque es un camino difícil, no hay nada parecido a ser profesor.
Es merecido el orgullo que siente un profesor al estar al frente de un mundo de ojos dispuestos a aprender. Es enorme la responsabilidad de hacer la diferencia en aquellos pupilos inocentes, ansiosos y llenos de ganas de aprender. Es sacrificada la labor previa a una lección académica o a una lección de la vida. Y lo que viene después tampoco es fácil. El educar es un camino constante, diario e incesante. De dónde sacan tanta fuerza los profesores? Es un misterio. Pero la respuesta suele coincidir: los alumnos. Ahí está la fuente del dinamismo que alimenta el alma del profesor. Uno, cinco, diez o veinte años después de la graduación los estudiantes regresan a decir “gracias”, infallablemente. Un maestro no puede estar más feliz.
Nos alegramos por la labor fecunda que Milton Patricio Jaramillo dejó en su larga trayectoria en la docencia. Aunque haya perdido el acento lojano, adquirió para siempre el dejo de Otavalo y con él, el agradecimiento profundo de la ciudad a la que dedicó sus mejores años. Nos honra sobremanera contribuir con esta semblanza.
Fuente: Jaramillo Villa Milton Patricio. Comunicación personal. 30 de noviembre de 2020.