Padre Amable Herrera

Amable Agustín Herrera Bolaños nació en San Pablo del Lago el año 1867. Fueron sus padres Antonio y Francisca y él uno de los cinco hijos del matrimonio. Estudió en San Agustín, en Quito. Monseñor Federico González Suárez le ordenó de sacerdote y le trajo a que ejerciera su misión religiosa en la Diócesis de Ibarra de la que era su Obispo. Fue párroco en Tulcán, Cotacachi, en la parroquia de San Francisco, en Otavalo y en San Rafael del mismo cantón.

De su bibliografía se conocen, el drama AtahualpaRecuerdo del tercer centenario de la fundación de Ibarra, además de la Monografía del cantón de Otavalo. Originales de un breve ensayo sobre La mujer ecuatorina y el Catolicismo guardan sus familiares, quienes han proporcionado una copia al lOA.

Los datos que se recogen documentalmente son escasos. Pero todos coinciden en señalarlo como un hombre interesado en la investigación histórica, serio, profundamente religioso y practicante de la humildad a tal punto que nunca aceptó dignidades eclesiásticas que en reciprocidad a sus méritos le fueron otorgadas. El Concejo Municipal de Otavalo le condecoró en 1929 en reconocimiento a su enorme contribución y servicios prestados a la comunidad. Falleció en Ibarra el 5 de febrero de 1942.

Sobre este personaje José María Chaves Pareja, dice:

Oriundo del poético pueblo de San Pablo, tan humilde como talentoso, y célebre ya como literato de buena cepa; autor de una ilustrada Monografía de Otavalo y de innumerables artículos y discursos literarios, que han merecido el aplauso de los entendidos. En la velada Literario-Musical con que se celebró el Tercer Centenario de la Fundación de Ibarra, recibió el señor Herrera una medalla de oro, con la cual había resuelto el l. Concejo premiar el folleto titulado Recuerdo del Tercer Centenario de la Fundación de Ibarra, escrito a última hora, por el expresado presbítero.

El Dr. Herrera estudió en San Agustín de Quito, y cuando los agustinos tenían a su cargo el Colegio Nacional de Latacunga, fue el señor Herrera profesor de Literatura, en unión de otros personajes como el doctor Juan Abel Echeverría. Compuso un drama titulado Atahualpa, que lo presentó en dicho Colegio, por lo que fue muy felicitado por el éxito obtenido.

El Dr. Federico González Suárez, que conoció al Dr. Herrera en el convento de agustinos de Quito, fue quien trajo al Sr. Herrera a la Diócesis de lbarra, y le ordenó de sacerdote. Fue cura en San Francisco de Cotacachi, en El Jordán de Otavalo, en 1909, y en ese año publicó la magnífica obra Monografía del cantón de Otavalo, en la casa del señor José María Chaves, quien le proporcionó importantes datos de Otavalo, de antes de 1868. El Municipio, aunque tarde, justipreció los méritos de la obra y así en 1929 premió al Dr. Herrera con una mención áurea. En ese mismo año pronunció el Dr. Herrera, en la iglesia matriz de San Luis, un magistral discurso sobre Bolívar y el Primer Centenario de la Ciudadanía de Otavalo.

Fue cura en Tulcán, en San Pablo, en San Francisco, Otavalo y en San Rafael. El Cabildo diocesano le otorgó la muceta canonical, mas el Dr. Herrera, por su desmedida humildad, renunció a la silla catedralicia.

También se distinguió como poeta, algunas publicaciones suyas se han publicado en El Comercio de Quito, y en la Revista Municipal de Otavalo.

Falleció en Ibarra, el 5 de febrero de 1942. En el mismo año la Sociedad Artística solicitó al I. Cabildo Municipal que la actual carrera Piedrahita se le cambie con el nombre del Señor Doctor Don Amable Agustín Herrera, que bien lo merece.


Fuente: Jaramillo Cisneros, Hernán (Compilador). “Por las calles de Otavalo. -De arriba abajo-” Revista Sarance -Serie Monografías- No. 1. Instituto Otavaleño de Antropología y Universidad de Otavalo, 2006. Web. 31 de octubre de 2016.