Octavio Paredes

En la ciudad de Otavalo, don Gonzalo Paredes Mestanza y doña María Esther Mejía Buitrón formaron un hogar sencillo y profundamente católico. Del matrimonio nacieron cuatro hijos: Santiago, Octavio, Mariana y Jaime Aníbal.

El segundo hijo, Gonzalo Octavio, nació en el barrio de El Batán el 22 de julio de 1935. Sus estudios primarios los cursó en la Escuela 10 de Agosto, en Otavalo. Los estudios secundarios tuvieron que esperar hasta 1969 cuando a sus 34 años de edad, se convirtió en uno de los alumnos fundadores del Colegio nocturno Jacinto Collahuazo. Su padre era maestro carpintero y su madre era ama de casa. De su padre aprendió el oficio de carpintero desde muy joven.

Los hijos de la familia Paredes-Mejía: Octavio, Mariana, Jaime y Santiago. Foto © Archivo familia Paredes.

Trabajó en la Empresa Eléctrica Otavalo, luego laboró como cartero, una actividad que requería mucho esfuerzo físico pues la actividad era manual y la entrega de la correspondencia era hecha  a pie. Años más tarde, recibió como gesto de gratitud, una bicicleta para que utilice en su labor. En ese entonces, la Oficina de Correos funcionaba en la entrada del edificio municipal, ahí había casilleros postales para recibir cartas individualmente. El resto era distribuído por el cartero, don Octavio. El era de naturaleza afable, comunicaba diligentemente a los  profesores que sus pensiones ya habían sido transferidas y que se acerquen a cobrar.

Alumnos fundadores del colegio Jacinto Collahuazo. Foto © Archivo familia Paredes.

Desde temprana edad demostró su cariño por el prójimo y servicio forjando su personalidad a través de múltiples tareas, en las que puso su actitud y esfuerzo. Por ejemplo, ayudó a la formación de su hermano Jaime como oficial, quien eventualmente llegó a ser General de Policía. Esto le obligó a buscar trabajo en Quito junto con su padre para sostener los gastos de la preparación.

Club 31 de Octubre, años 50. Octavio «Arriero» Paredes es el séptimo desde la izquierda.
Foto © Archivo familia Paredes.

Los amigos de su juventud son producto del deporte: César “El Gordo” Andrade, vecino del barrio, Antonio “Negro” Borja, César Pavón,  Manuel “Pelé” Brazales entre otros. Su sencillez y don de servicio hizo que sea muy estimado por jugadores de los equipos  de su Otavalo en los campeonatos que se organizaban. Formó parte del equipo Stalingrado y el 31 de Octubre, Club Otavalo, las selecciones de Otavalo e Imbabura.  

Sociedad Cultural y Deportiva «31 de Octubre», Otavalo. Campeón 1957. Foto © Archivo familia Paredes.

Recuerda con particular interés los partidos entre las selecciones de Otavalo e Ibarra. Los partidos se desarrollaban siempre con estadio lleno. Octavio Paredes resguardaba la defensa de Otavalo. Lo hacía con fortaleza y mucho pundonor. Era de esos jugadores cuya personalidad trascendía el deporte: era sencillo y cumplía su labor sin alardes o gritos. Era un jugador confiable. Jugaba junto a  Nelson “Chicho” Paredes y Fausto Díaz. En sus últimos años recordaba con mucha nostalgia a jugadores con casta como Jaime Maldonado, Carlos Chávez, Ramiro Córdova, Luis Pérez, “Chiquito” Montalvo, Alfredo “Candado” Avilés, Alfonso “Canoso” Orbe, Efrén Andrade, Pedro Miranda.  

La selección de Imbabura. Foto © Archivo familia Paredes.

En noviembre de 1958 como integrante del Club Atlético Shyris enfrentó a un equipo de la Empresa Eléctrica Quito en el estadio Olímpico Atahualpa. Algunos de sus compañeros fueron: Antonio Borja, Luis Medina, Octavio Carvajal, Jorge Mena, Antonio Mejía, Ramiro Vásquez, Guillermo Morán, Carlos Tehanga, César Picón.

El club Shyris: Alfonso Almendariz, la madrina, Manuel Cartagena y Octavio Paredes. Foto © Archivo familia Paredes.

El arriero
Frente a su casa, vivía la familia Moreano quien tenía un negocio de cal. Con su amigo José “Alpargate” … trabajó un tiempo para el negocio de esta familia en el horno para procesar la cal, ubicado en San Juan. Con él aprendió a montar a caballo y hacía los viajes a la zona de Intag. De esta ocupación surgió el apodo “Arriero” que lo acompañó  toda su vida. “Arriero” es término  con el cual se conoce  a las personas que transitan por chaquiñanes y caminos lodosos y pedregosos arreando mulas para transportar los productos.

Con casco, Octavio Paredes, Fernando y Pedro Pareja, caminata Mojanda Arriba. Foto © Archivo familia Paredes.

Mejor entrá a la casa que estás haciendo quedar mal…
Una vez su madre lo vio participar en la carrera atlética nocturna “Luis Alfredo Borja”, organizada por el Club 24 de Mayo. Al pasar la primera vuelta divisó a su hijo Octavio en el último lugar y le dijo:

Octavio, salí  de la carrera. Estás al último, mejor entrá a la casa. No hagas pasar vergüenza.

Octavio respondió:
Tranquila mamá, no ve que voy arreando a los participantes.
En las vueltas siguientes ascendió progresivamente posiciones hasta  terminar en primer lugar. Fue campeón por ocho años consecutivos en esta competencia.

Participó en la sexta edición de la carrera Ultimas Noticias, el 28 de Febrero de 1965. A costa de un fuerte esfuerzo físico y económico se costeó  el viaje, manifestaba que lo hacía para demostrar que en Otavalo hay gente que puede codearse con atletas de renombre.

Octavio Paredes en un entrenamiento. Foto © Archivo familia Paredes.

También practicó el tenis de mesa y destacó como campeón de la provincia y luego a nivel nacional en este deporte.

La rotura de meniscos en una de sus rodillas hizo que se alejara de las prácticas deportivas. Debió colgar los botines, su raqueta de corcho para el tenis y parar su cronómetro en las pruebas atléticas.

Pero no se alejó del deporte. Participaba activamente colaborando con varios clubes otavaleños: Stalingrado, 31 de Octubre, club Otavalo, las selecciones de Otavalo y de la provincia de Imbabura, el club Celtas, Atlético Shyris, Riverton, Brazil, Atabalibas, San Sebastían y a todo equipo que pedía su colaboración como kinesiólogo.

Selección de Imbabura, Copa EMPRODE. Foto © Archivo familia Paredes.

Participó entusiastamente en muchas Caminatas Mojanda Arriba. Se jubiló como empleado del Dispensario Central del IESS de Otavalo. Era hincha de Barcelona de Guayaquil y tenía como cábala poner encima de su radio Philips, un gato negro para que le dé suerte al equipo.

La selección de Otavalo. Octavio Paredes es el segundo desde la izquierda. Foto © Archivo familia Paredes.

Gustaba comer las “cosas finas”con “mapahuira” del mercado, el chicharrón, el  shungo de chancho y el caldo de patas. Era muy hogareño y amoroso con su esposa Leonor con quien procrearon cinco hijas. Estaba agradecido de ser bendecido con ellas pero admitía que alguna vez quiso tener un  hijo varón. El nacimiento de su primer nieto varón le proporcionó esa ilusión entrañable en sus años finales.

Vivió muchos años a la sombra de la diabetes que aunque apagó la energía física, el carácter apacible de su persona siguió intacto. A causa de esta enfermedad una pierna debió ser amputada y la solidaridad de la gente de Otavalo se manifestó en la radio maratón que se organizó; es un gesto que nunca lo olvidó. Recibió algunos reconocimientos y también recibió la Condecoración al Mérito Deportivo otorgado por el Municipio de Otavalo. Murió el 31 de enero de 2016. Sus restos están en el mausoleo de la familia en el cementerio de Otavalo. Allí reposa junto a las tumbas de sus abuelitos, sus padres y su hermano Santiago. 

Foto conmemorativa de la Condecoración por el club San Sebastián conferida por Marco Hinojosa. Foto © Archivo familia Paredes.

Fuente: Paredes, Jaime Alfonso, comunicación personal. 9 de febrero de 2022.