En la parroquia San Juan de Ilumán, de la ciudad de Otavalo, las mujeres de las comunas preservan y revitalizan los platos ancestrales heredados de sus antepasados. Carmen Tituaña, es una de ellas. En su casa ubicada en la comunidad de San Luis de Agualongo, prepara nabos que, según la creencia indígena, contienen hierro que ayuda a curar afecciones como la anemia, que se produce por la falta de glóbulos rojos. Desde su hogar, la mujer kichwa debe caminar casi dos horas para llegar a los fértiles terrenos que quedan en el Taita Imbabura. Allí, recoge las hojas verdes para luego lavarlas, cortarlas y cocinarlas. A la vez, Carmen tuesta y muele en piedra la pepa de zambo, hasta obtener un aspecto de pasta, que mezcla con papas. Todo es cocinado en leña, tal y como lo hacía su madre Rosa María Vinuesa de 88 años.
“En este tiempo los guaguas (niños) no quieren comer. Solo quieren arroz o sopa de fideos. Por eso desde pequeños en las comunidades se les enseña todo lo relacionado a la identidad cultural”, dijo la señora, quien asegura que los conocimientos pasan de generación en generación.
En su caso, su hijo Juan Córdova, también utiliza otro alimento ancestral como el maíz negro. Con ese ingrediente elabora la chicha morada. La mazorca es difícil de conseguir debido a que se ha perdido casi en su totalidad. La chicha es dulce y cocinada con hierbas aromáticas. La bebida se sirve en compromisos familiares, es así que espera se de a conocer y que la gente la deguste.
Su hija Amelia Córdova, ha puesto en marcha un proyecto alimenticio. Consiste en el chaulafán de quinua, que se cultiva en la cordillera de los Andes. “Yo suplanté al arroz, porque la quinua tiene más nutrientes. El plato se está dando a conocer. Hemos ido a la feria del Yamor en Otavalo y ahora en el parque de Ilumán”; explicó el chico.
Otra kichwa es Luz de la Torre. Ella cocina el bledo, una especie herbácea. Su hermano, Rafael de la Torre, quien la acompaña, dice que es un alimento andino que tiene alto valor nutritivo y ayuda a prevenir la desnutrición.
El pan de trigo no puede faltar en las comunas. Por lo general, las abuelas lo preparaban para llevarlo hasta el cementerio indígena y compartirlo con sus seres queridos en época de los Difuntos.
Fuente: Rojas, Maribel. “En los pueblos fusionan la gastronomía heredada de los ancestros”. expreso.ec. 21 de noviembre de 2019. Web. 23 de noviembre de 2019.