El Pueblo Kichwa Otavalo, a pesar del paso del tiempo, mantiene arraigadas diversas tradiciones y costumbres en su gente, como es la celebración de los diferentes Raymis que marca el calendario andino. En este contexto, se efectuó el ritual del Tumarina en la zona urbana del cantón, en donde decenas de personas se vincularon espiritualmente con la “Pacha Mama”.
José Rafael Maigua, coordinador de la ceremonia, manifestó que a lo largo del año se festejan 4 actividades, dos solsticios y dos equinoccios.
“Propiamente el 21 de marzo hacemos el equinoccio de primavera con el apoyo de un Yachak (sabio). Agradecemos a la naturaleza por lo que nos ha entregado, no sólo al pueblo kichwa, sino a toda la humanidad. Queremos adicionalmente fortalecer nuestras costumbres dentro de la urbe”, dijo.
Según el criterio de Maigua, las tradiciones andinas están vivas en la población, no obstante, siempre es necesario reforzarlas en las nuevas generaciones, tomando en cuenta que la globalización los va alienando, mediante la difusión de prácticas culturales de otras latitudes.
En el mismo orden de ideas, José Quimbo, concejal del cantón, quien también hizo presencia durante el acto, opinó que “las grandes corrientes que tratan de modelar a la opinión pública mundial siempre están en constante movimiento, sea en plataformas digitales, medios audiovisuales, entre otros; por lo cual, la única manera de fortalecer la cultura indígena es recurrir a esta reserva moral y cultural de la sociedad otavaleña”.
Como es sabido, las celebraciones indígenas tienen connotación ya sea masculina o femenina. En este caso en particular, el Tumarina, que forma parte del Pawkar Raymi, tiene esencia femenina.
“Empezamos un ciclo femenino hasta el Inti Raymi, en donde también se hace un ritual, pero enfocado a llamar al Taita Inti, que ya está en el norte. Con eso se termina el ciclo femenino y empieza el ciclo masculino, y así hasta el próximo equinoccio. Por ello, cuando bailamos incluso giramos a la derecha o giramos a la izquierda, warmi jari – jari warmi (hombre mujer – mujer hombre), que es la dualidad de nuestros pueblos”, indicó el yachak, Guillermo Santillán.
Cabe señalar que en la ceremonia ancestral estuvieron presentes un sinnúmero de féminas, quienes vivieron con entusiasmo esta celebración, como es el caso de Andrea Maigua, que pese a su juventud, remarcó la importancia de estas actividades.
“La vinculación con la naturaleza es vital, en este caso utilizamos agua sagrada de vertiente y pétalos de flores para purificar a las personas. Los mayores dicen que en la antigüedad hacían eso a los menores para que reciban un nuevo ciclo.
En cuanto al ritual como tal, es importante señalar que se desarrolló en el Parque Simón Bolívar, a las 12:00 del medio día, hora específica del solsticio. La actividad se llevó a cabo a los pies del monumento de Rumiñahui, ante la mirada atenta de invitados particulares y ciudadanía en general, que vio con buenos ojos el acto público.
“Es importante devolverle a estos espacios, que en sus tiempos fueron sagrados, la práctica de costumbres espirituales con la naturaleza”, expresó el ciudadano Germán Chávez.
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Fuente: “Pueblo kichwa veneró a la madre naturaleza en Otavalo”. Diario EL NORTE, 22 de marzo de 2022. elnorte.ec. Consultado el 23 de marzo de 2022.