Otavalo posee en su enclavado geográfico una belleza paisajística peculiar. Ciudad de embrujo y afectos. Tierra en donde se fragua una dimensión social múltiple, conjugándose una realidad multiétnica y policultural. En su seno se acrecienta una dualidad esencial: hombre-paisaje, cuya consecuencia genera en el individuo un especial sentimiento -indescriptible a ratos- de veneración telúrica. Es…