Las pirámides o «tolas» preincaicas que el periodista y escritor español Alberto Vázquez-Figueroa describió en 1987 en su autobiografía, «Anaconda», emergen de las páginas del libro, veintidós años después, como eje central de un proyecto que intentará redescubrirlas próximamente. El aventurero español Juan Francisco Cerezo, conocido por sus viajes en bicicleta alrededor del mundo, se ha propuesto rescatar la iniciativa que Vázquez-Figueroa puso en marcha a mediados de los años 70. Vázquez-Figueroa y un grupo de amigos pudieron ver las pirámides, en una única ocasión, hace unos 40 años y nunca volvieron debido a la llegada de la Transición a España y a otra serie de avatares personales.
«Me comprometo a organizarlo todo si encuentro patrocinador», fueron las palabras de Cerezo al escritor durante una cena en la ciudad española de Alicante en la que ambos coincidieron hace unos meses. Recordando aquel encuentro, mientras recupera viejas fotos de la expedición que encabezó a la amazonía ecuatoriana, Vázquez-Figueroa asegura que no sólo está de acuerdo con el proyecto, sino que además, «contará con todo mi apoyo». «Le daré todos los datos de los que disponga y ojalá lo consiga», indicó a Efe el escritor.
Fue un mes de febrero cuando Vázquez-Figueroa y el general Joaquín Galindo comenzaron a valorar la posibilidad de viajar a Ecuador para emprender la búsqueda de lo que se perfilaba como «una nueva Machu Picchu». «Nuestro objetivo era realizar un documental para Televisión Española, no éramos arqueólogos ni nada parecido, sólo queríamos ir a ver qué era aquello», señaló el autor.
«Aquello» era algo que su amigo Galindo había vislumbrado desde su avioneta cuando sobrevolaba tiempo atrás los Andes ecuatorianos. Según el general, al separase las nubes pudo distinguir y fotografiar hasta cuarenta y ocho «tolas» o pirámides preincaicas, de base cuadrada y unidas entre sí por lo que parecían caminos. Con el apoyo del entonces príncipe Juan Carlos y de Adolfo Suárez, por aquel entonces director general de Televisión, Vázquez-Figueroa, Galindo, un cámara y dos amigos se lanzaron a la aventura y consiguieron llegar a lo que podrían ser los restos de una antigua ciudad precolombina.
Las pirámides descansan en un punto intermedio entre la línea recta que une las localidades de Otavalo y Francisco de Orellana, a unos 4.000 metros de altura, explicó el escritor. El acceso a la zona es «muy complicado», y si la nueva expedición consigue llegar hasta allí «lo van a pasar muy mal», subrayó Vázquez-Figueroa al recordar el recorrido a caballo que realizó, guiado por indígenas de la zona, a través de escarpados precipicios.
«Estuvimos tres o cuatro días subiendo a muchísima altura. Lo he pasado muy mal en muchas guerras, cuando trabajaba de corresponsal, pero como aquello nada», precisó. Viajero infatigable, el escritor es capaz de describir a la perfección los territorios más inaccesibles del mundo, entre ellos la amazonía de Ecuador, un área geográfica «apenas explorada» que permanece inalterable y oculta entre nubes. «La evaporación del agua de los ríos se acumula en los Andes ecuatorianos, por eso es realmente complicado llegar hasta allí», dijo. Si lo consigue, Cerezo podrá contemplar, según especifica Vázquez-Figueroa en «Anaconda», hasta 48 pirámides preincaicas, y localizar, además, piezas de la época, como las descubiertas por la primera expedición.
Algunas de esas tallas ilustran, junto a una fotografía aérea de la zona con las «tolas» emergiendo de la frondosa vegetación, las páginas de la primera edición de «Anaconda» y al verlas, el escritor no tarda en destacar el cráneo alargado «a lo egipcio» de una de ellas. «Casi todo el oro del Imperio Inca procedía de las minas ecuatorianas. Perú era el centro del Reino, pero las riquezas, sobre todo los minerales, estaban en Ecuador», explica. De ese oro estaba fabricada, por ejemplo, la fina máscara localizada por el equipo de Vázquez-Figueroa, ahora en el Museo Nacional de Quito, «como el resto de las piezas importantes».
«No pudimos cargar muchas cosas, salir de la zona con peso añadido era muy complicado, así que sacamos lo que nos pareció más interesante», señaló el escritor. Enamorado de Ecuador, «uno de los países más bellos del mundo», Vázquez-Figueroa insiste en que el país guarda «todavía sin explorar» una gran riqueza, sobre todo en objetos «de interés arqueológico». «Nosotros teníamos nuestras vidas y nuestras cosas y ya no volvimos, pero me parece fenomenal que Juan Francisco retome el proyecto. Ojalá las encuentren y sea un éxito», dijo.
Según explicó Cerezo a Efe, en estos momentos lo principal es presentar el anteproyecto del viaje a los posibles patrocinadores, entre los que se encuentran varias universidades. «Si conseguimos el dinero, la idea es ir en los meses de verano (en España), para evitar allá la temporada de lluvias, aunque todavía no podemos dar plazos», señaló. Junto al aventurero, un equipo de profesionales, formado previsiblemente por arqueólogos y periodistas, viajará a Ecuador tan pronto como sea posible.
__________
Fuente: Juliani, Alida. «Las «tolas» preincaicas emergen de ‘Anaconda’ veintidós años después”. TeleCinco. 29 de abril, 2009. telecinco.es. Consultado el 14 de noviembre, 2011.