CON MADERA DE CAMPEÓN
Escrito por Jaime Núñez Garcés
El jueves septembrino aquel tuvimos que madrugar. La víspera, el coterráneo Gonzalo Rosero Chávez –nuestro jefe– dispuso la cobertura de la travesía natatoria al lago San Pablo, el yamor, había alcanzado su auge festivo. Integrábamos la gallada televisiva del Canal 8TV: Oscar Jara, reportero; Honorio Pozo, camarógrafo y este cuerpito como asistente de cámaras. Ya en Araque, el frío “mordía” nuestras humanidades escasas en carnes mientras los nadadores esperaban tiritando la señal de partida. Sonó el disparo y espontáneamente surgió mi inquietud:
–Oye Oscar… yo sí creo que deberían darles un trofeo solo por meterse al agua.
Comentario espontáneo, disparatado quizá; pero divertidamente aplicable a esta verdadera proeza, porque vencer la distancia y el frío extremo, exige un esfuerzo supremo como ocurre en la mayoría de las disciplinas deportivas, llámense el ciclismo, la maratón, el triatlón u otros.
Braceando entre las oleadas ondulantes del recuerdo, algunas gélidas, otras temperadas por el calorcito generado en las satisfacciones personales, todas, sentidas en carne propia, paso a contarles con sano orgullo paternal, una historia íntima, derivada de la constancia y dedicación, parodiando a determinadas producciones cinematográficas “basada en un hecho real”.
El protagonista, mi primogénito Francisco Santiago Núñez Pérez, “homo otavalensis” de pura cepa. Paseó su nivel parvulario por las pequeñas aulas del Jardín de Infantes 31 de Octubre, la escolaridad, por la Católica Ulpiano Pérez Quiñones, el Sánchez y Cifuentes le acogió durante su colegiatura y así hasta convertirse en Ingeniero en Sistemas, título obtenido en la ESPE y de yapa, una maestría en Gerencia Comercial (Escuela Politécnica Nacional).
Allá, por agosto del 2005, Produbanco organizó la carrera “Fiesta del Sol”, competencia dirigida al sector ejecutivo. Consistió en realizar dos vueltas al parque La Carolina con un recorrido aproximado de ocho kilómetros, fueron dos años consecutivos que se realizó esta prueba, iniciándose así el boom de las carreras y circuitos en Quito. Como mi Francisco laboraba en SISTRAM (una compañía de desarrollo de sofware), se hizo posible su participación, quizá por novelería. Éste, prácticamente constituyó el punto de partida de una inclinación inclaudicable que dio pie a una serie de competencias, las cuales, fueron afianzando la disciplina y reforzando sus condiciones físicas, Para ser descontadas kilómetro tras kilómetro, salieron al paso en pruebas sucesivas: 5k, 10k Nike, la “Ruta de las Iglesias”, hasta llegar a la tradicional “Ultimas Noticias”.
El mayor esfuerzo en este torneo, edición número 47 (año 2007), constituyó la famosa cuesta “rompecorazones” y un proverbial estímulo caído del cielo quiteño, recibido cuando los efectos del cansancio empezaban a manifestarse, fue escuchar las melodiosas notas del pasacalle “Reina y Señora” que una banda de pueblo entonaba mientras los competidores hacían su paso por el sector de la Alameda, fue como recibir un poderoso suministro imbabureño de pundonor y energía.
Con el gusto por las carreras enteramente instalado en su interior, sobrevino la necesidad de emprender en una práctica medio concienzuda, tendiente a conocer el aspecto técnico y demás secretos del runnning, preámbulo de la entusiasta participación en el certamen deportivo denominado “Mitad del Mundo”, una media maratón de 21 km séptima edición, efectuada el año 2011. La febril adopción del correteo, ya con el gusanito enquistado hasta la médula y sobre esta parte del camino, obró de manera alentadora para que “el panchito” (así le llaman sus simpáticos amigos) se “lanzara a la piscina sin saber nadar”, escalando un peldaño más de cuyo nombre si quiero acordarme: Maratón de Quito 42k, sexta competición ¿año? 2012. Aunque los entrenamientos previos fueron esporádicos, rindieron fruto, carente de técnica lógicamente, un poco a la criolla. El grupo compacto de 350 maratonistas partió desde la plaza de San Francisco a las 5h30, precedido del ulular de las sirenas y un frío tenaz. Fijada entre ceja y ceja con un tranco “lento pero seguro”, le acompañaba la firme resolución de “tengo que llegar” y habiendo empleado un poco más de 5 horas en recorrer los 42 kilómetros (un equivalente aproximado al trayecto Otavalo-Ibarra-Otavalo… llegó. El afán de mejorar en tiempo y como “en la repetición está el gusto”, hubo repituche, cumplido al año siguiente 2013, la misma prueba; pero con otro recorrido.
El entusiasmo derivado a un apasionamiento, planteó una incógnita de rasgos utópicos leves ¿por qué no participar fuera del país? Fue madurando la idea hasta convertirse casi en una obsesión ¡quién dijo miedo! El reto se plantó firme, infranqueable, tal resolución exigió una preparación a conciencia, un entrenamiento técnicamente dirigido que significaron madrugadas frías, prácticas a nivel del mar, alimentación saludable (cero comida chatarra) y otros. Previa inscripción, Miami acogió a Francisco Santiago Núñez Pérez en febrero del 2014, en esta carrera pedestre de resistencia, la principal del sur de Florida, participaron 25.000 atletas ni más ni menos. El calor, la deshidratación, el cansancio “in crescendo”, tuvieron una agradable y festiva recompensa al final, eminentemente latina, un cordial recibimiento con comida cubana y una gran orquesta difundiendo a los cuatro vientos sones cubanos. “Atleta otavaleño superó más de 42 km en Miami” (42,195 km para ser exactos), tituló la nota deportiva publicada por Diario El Norte, en su edición del 6 de febrero.
Cuando un parvulito saborea por primera vez el dulce néctar de un caramelo, es bien difícil que olvide tan apetitosa experiencia y algo similar ocurrió con mi pancho, se endulzó tanto al probar esta modalidad deportiva que acto seguido ubicó la mira en el próximo objetivo: la maratón de Chicago (edición 37) a realizarse el domingo 12 de octubre del 2014. En seguidilla cayó la inscripción de rigor que previo sorteo (de resultado favorable), le permitió volar a “la ciudad de los vientos”. Participaron 45.000 maratonistas provenientes de los cuatro puntos cardinales del globo terráqueo. Por el ambiente reinante un torneo emotivo, lleno de colorido, destacó a lo mero macho la barra mexicana, según contaba “pancheins” y en su interior nace un propósito por demás ambicioso, aún vigente, cual es, completar la Gran Maratón Majors que reúne a las principales maratones del mundo, a más de Chicago, New York, Berlín, Londres, Tokio y Boston.
Como si hubiese sido una hábil treta de San Sebastián (patrono de los atletas), sucede que Francisco y su media naranja María Eugenia Baquero Oleas, recorrían por los diferentes stands de una megaexposición, en uno de estos, patrocinado por Disney World, el famoso parque de diversiones, se receptaban inscripciones para la maratón a efectuarse el 11 de enero del año venidero en Orlando-Florida, sin pensar dos veces María Eugenia decidió “yo también puedo hacer una primera maratón”, conviene aclarar que mi nuera había participado casi a la par, en competencias anteriores 5k, 10k, la Ruta de las Iglesias, Ultimas Noticias, 21k, mediando largas sesiones de entrenamiento, es decir, experiencia había y sobrante. Decidieron participar juntos en esta prueba que resultó ser una experiencia casi mágica, sin presiones, con los personajes de Disney que salían al paso mientras recorrían los diferentes parques temáticos.
Para aumentar una mancha más al tigre y la TCS New York City Marathon permitía que el palmarés aumentara, padre, madre y hermano –en solidaria calidad de acompañantes– alistamos entusiasmados las maletas, antes de fijar rumbo a la “gran manzana”. Habiendo arrancado en 1970, este certamen deportivo cumplía 45 años de vigencia en certamen del 1 de noviembre de 2015 que contó con 50.000 participantes, cabe indicar que por los requisitos exigidos no es fácil participar. El trayecto inicia en Staten Island bien al sur y continúa por Brooklyn, Quenns, Bronx, Manhatan y concluir en Central Park. Es notorio un intenso operativo de seguridad: policías, caballería, patrulleros, helicópteros sobrevolando, bomberos y cruz roja. Por estar cobijados con el tricolor nacional, las voces alentadoras de ¡vamos Ecuador! Por parte de los compatriotas ubicados al borde de las calles, inyectaba fuerza y ánimo en los jóvenes esposos a punto de acalambrarse, jornada inolvidable sin duda. Una página íntegra de Diario El Norte (edición del 2 de diciembre, sección Puro Ñeque), dio cuenta de la proeza cumplida, en ésta consta una gráfica de Pancho levantando el tricolor nacional al culminar la maratón y el pie de foto respectivo: “El otavaleño Francisco Núñez, con nuestro tricolor patrióticamente en alto y Otavalo en el corazón”.
Para que María Eugenia posea su segunda Majors, decidieron repetir la maratón de Chicago en su concurso número 39 que tuvo lugar el 10 de octubre de 2016. Contó con 42.000 participantes, en ésta, se desenvolvieron con más soltura, más confiados, acompañados por un lindo clima primaveral y unas ganas locas de seguir nutriéndose de tan vivificante experiencia, con un ímpetu tal que para participar en la “California International Marathon” edición 35, a realizarse en diciembre del año 2017, salvando el requisito exigido en base a los tiempos empleados en pruebas anteriores, pudieron inscribirse. La aspiración, que los cronómetros marcaran menos tiempo empleado y así poder clasificar a Boston. Folsom-Sacramento fue la ruta establecida, novedosa por ser una carrera a través del campo que permitió a los contendientes disfrutar del hermoso paisaje.
Con el ganador de la Maratón de Chicago 2016, Abel Kirui, keniano. Foto © Jaime Núñez Garcés.
El 2018 se caracterizó por ser un año “sabático”, no exento de entrenamientos arduos y constantes, puesto que, para emprender en la escalada del 2019, allende el gran charco, la capital alemana les esperaba impaciente. Siendo otra de las Majors, esta maratón de Berlín (competición 46), provocó gran emotividad y satisfacción. Con apenas nueve meses de edad, Francisco Alejandro, el unigénito, formó parte de la entusiasmada delegación. Constituyó el reto de mejor rendimiento, donde compitieron atletas de más países, cuando a octubre tan solo le faltaban dos días para fenecer. Hasta San Pedro tuvo una participación directa, pues de manera inoportuna hizo que la lluvia empapara desde el inicio las calles de la otrora ciudad dividida, dificultando el avance de los concursantes, por la ropa mojada y el peso de los zapatos, detalle que obligaba a correr a un ritmo moderado. De alguna manera sirvió la “carnavaleada” porque permitió continuar los últimos diez kilómetros a buen ritmo “fresco como una lechuga” con energía “fue emocionante cruzar imponiendo velocidad la puerta de Brandenburgo”. Año exitoso deportivamente hablando y doloroso también por el sentido deceso del abuelito y mi suegro querido Don Luchito Pérez.
La pandemia, sorpresiva y despiadada, interrumpió el normal desarrollo competitivo en 2020, sin que resultara afectada la persistente intención de completar la Gran Marathon Majors, estando pendientes las de Boston, Londres y Tokio, de lograrlo, obtendría el preciado título de Six Star Finisher, otorgado por la organización WMM (World Marathon Majors). En esta parte de este animoso y esforzado camino, aparece una cuesta medio empinadita “rompecorazones”, aunque sin menoscabo del empeño. Las obligaciones de índole diversa, familiares, profesionales u otras, desfilan paralelas a la responsabilidad y de alguna manera impiden madrugar a los entrenamientos habituales “el objetivo no está cumplido, por tanto, tengo que seguir entrenando”.
Para sentir el efluvio mágico, entrañable, ese que aflora desde las entrañas íntimas del suelo al que nos pertenecemos de por vida, Francisco Santiago Núñez Pérez, participó en compañía de su esposa en la carrera nocturna organizada por Radio Mas el año 2015. En cada zancada, recogía la indescriptible satisfacción de haber nacido en Otavalo, sintiendo muy adentro los versos de Gustavo Alfredo Jácome: “Te grabaré, sí, aquí, adentro, /donde siempre te he llevado, /en las raicillas del alma, /en mi pleno meridiano”.
__________
Autor: Jaime Núñez Garcés, comunicación personal. 20 de septiembre de 2024.