Hasta los 33 años María Judith Sánchez vio divertirse y crecer a sus primos subiendo y bajando de los típicos juegos infantiles instalados en los parques de Otavalo. Eran felices. Pero de un momento a otro todo cambió. Dejaron de utilizar la resbaladera, el columpio y la escalera china.
Sánchez, ahora de 40 años, se cuestionó el cambio y buscó una explicación. “Eran juegos monótonos e inseguros”.
Así surgió Laboratorio de Juegos, una empresa dedicada a la creación de juegos infantiles inspirados en la biodiversidad. La empresa suma siete años en el mercado. En el primer año facturó USD 100 000 y en el 2015 llegó a su pico (USD 560 000). El año pasado fue “bajo” y los ingresos se redujeron. Este año espera alcanzar los USD 470 000.
Más allá de las cifras, este negocio se caracteriza por tener cerca de 80 diseños patentados en el Instituto Ecuatoriano de la Propiedad Intelectual (IEPI). Los frutos de su imaginación y de la de su equipo de trabajo ya están en parques de Atuntaqui, Cuenca, Quito, Tena, Riobamba.
El Municipio de Riobamba contrató sus servicios tras observar el comportamiento de niños y adultos en colecciones pasadas. Según el arquitecto Pablo Romero, de la Dirección de Obras Públicas de ese Municipio, la propuesta de Sánchez es innovadora por ser juegos creativos, funcionales y educativos. Al Parque Ecológico de Riobamba, por ejemplo, llegan decenas de estudiantes en compañía de sus profesores para cumplir con varias actividades.
Sánchez es consciente de eso y se emociona, pues ese fue uno de los objetivos con el que nació la empresa hace siete años. Otro, y tal vez el más importante, fue diseñar pequeñas ciudades lúdicas en donde confluyan niños y adultos de varias edades y estratos sociales, tal como ocurría cuando era niña.
“Nací en Otavalo y mi madre me enseñó a compartir con todos los niños”. Es por esa razón que Sánchez ubicó a los municipios en el primer lugar en su lista de clientes. Primero visitó a las autoridades de Atuntaqui, en el 2010. Después tocó las puertas de los municipios de Riobamba, Quito y Cuenca. La última colección la instaló en el Nuevo Parque Lineal, en el Tena.
Desde hace dos semanas los niños y adultos de esa ciudad disfrutan de entre 10 y 12 actividades. En Riobamba sus colecciones también están en el parque San José de Chibunga. Allí hay seis juegos, mientras que en el Ecológico hay siete: una iguana, araña, fragata, pingüino, tortuga. Tras el éxito obtenido, la Municipalidad volvió a buscar a Sánchez para seleccionar dos colecciones más. Uno, de cinco juegos, se instalará en el parque de la ciudadela Cemento Chimborazo, próximo a inaugurarse.
En Quito, sus creaciones llenan de color el bulevar de La Quebrada, en el parque La Carolina. Este diseño es uno de los que fueron patentados en el IEPI. Allí, cada día miles de niños desarrollan destrezas físicas sobre la cola de un colibrí, una raposa y una flor de taxo gigante. Esas tres representaciones, precisamente, fueron parte de la fauna que habitó Sánchez en la quebrada que con el paso de tiempo desapareció.
Tras posicionar a Laboratorio de Juegos en Ecuador, Sánchez, junto a su equipo de trabajo -el número varía según cada colección- se preparara para exportar. Ya mantiene conversaciones con miembros de la Embajada de Perú, respaldada por Pro Ecuador.
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Fuente: Gavilánez, Paola. “La biodiversidad dio paso a estos juegos infantiles”. Revista Líderes, 2 de octubre de 2017. revistalideres.ec. Consultado el 24 de abril de 2021. Foto © 2017 Revista Líderes.