Al parecer, la palabra Quichinche es de origen caribe, toda vez que sus acepciones se componen de voces provenientes de la región antillana.
qui=agua,
chin=nacedero
che=frío,
luego de lo cual podría entenderse como “lugar donde hay nacederos de agua“.
En la región existe un río con el mismo nombre y por lo tanto, si esta expresión no se aplica a la planicie donde se halla actualmente la parroquia, puede entenderse que este topónimo corresponde al río como accidente geográfico, razón por la que Carlos Emilio Grijalva considera que muchos asentamientos humanos recibieron el nombre de un río, monte o planicie, la cual era sinónimo de identificación entre los habitantes de la región.
El mismo historiador refiriéndose a la antigua población de Quichinche, manifiesta: “Parroquia del Cantón Otavalo, situada entre la de San Luis, la provincia de Pichincha y el cantón Cotacachi; es también el nombre de un riachuelo que, junto con el río Blanco, va a unirse al San Pedro y a formar el Ambi.”
La zona de Quichinche estuvo habitada en sus inicios por la confederación de Caranquis-Cayapas-Colorados que luego fue perdiendo sus características originales por la conquista de los Incas. En la invasión española fueron pobladas estas tierras por los blancos barbudos que conociendo lo benigno del clima y la producción de los suelos se quedaron a vivir apoderándose de todas las tierras productivas, sometiendo a los indígenas a una esclavitud y explotación con las encomiendas y obrajes, permaneciendo así por más de 300 años que duró el período colonial.
Las comunidades se originaron con los trabajadores de haciendas que se ubicaron a lo largo de la vía Intag y vía Selva Alegre, en terrenos poco productivos y accidentados. Posteriormente con las diferentes luchas reivindicativas de los pueblos indígenas fueron comprando y adquiriendo unas pequeñas extensiones de terreno cultivable, como es el caso de Agualongo de Quichinche, Panecillo, Perugachi y Cambugán.
El terremoto del 16 de Agosto de 1868, devastó la zona matando a más de 50 indígenas de las comunidades y en las haciendas donde trabajaban, tras este cataclismo que asoló a la provincia de Imbabura, los muertos alcanzaron la cifra de 6.000, la comarca quedó sumida en grave estado de pobreza y abandono. Sin embargo, los imbabureños dieron muestras de vigor y fortaleza y puede comentarse que el período comprendido entre 1870 y 1890 la provincia de Imbabura y particularmente el cantón Otavalo comenzaron a progresar puesto que se instalaron pequeñas industrias a lo largo del territorio cantonal.
Durante este período los moradores de Quichinche e Ilumán pidieron al Concejo Municipal de Otavalo sean elevados sus sectores a la categoría de parroquia, razón por la que el 12 de octubre de 1886, el Municipio resolvió aceptar las peticiones. Posteriormente la Municipalidad de Otavalo acepta y erige en parroquias civiles a las aldeas de Ilumán y Quichinche, pertenecientes a su jurisdicción.
Luego de que el Gobernador de la provincia de Imbabura, a petición del Jefe Político de Otavalo, presentara la solicitud para que el Gobierno Nacional, apruebe la creación de las dos parroquias mencionadas, se publica en el Órgano Oficial del Estado llamado para ese entonces “El Nacional”, el Registro Oficial: No. 106 del lunes 25 de octubre de 1886, “El Nacional-Diario Oficial – Quito. Registro que le otorga vida jurídica, a la Parroquia de San José de Quichinche.
Según la encuesta aplicada a comunidades en enero de 2020 se logró identificar variedad de productos entre ellos: maíz, haba, fréjol, papas, chochos, cebada, trigo, quinua, arverja, tomate, mora, ocas, melloco, mashua, pepino, uvilla, tomate, mora, naranjilla. La actividad pecuaria está representada por la crianza de animales menores, como: cerdos, ovejas, gallinas y cuyes, que en su mayoría son destinados para la comercialización.
Existen varias haciendas principalmente en comunidades (Tangalí, San Juan de Inguincho, Cambugan, Achupallas) dedicadas a producción agrícola y pecuaria que controlan grandes extensiones de tierra. Además, se observa invernaderos (florícolas) y forestación comercial de pino –hacienda NOVOPAN en la comunidad de Achupallas que genera problema social y ambiental.
Según censo 2010 las principales actividades económicas son la agricultura y ganadería con 26,99%. Existen varias haciendas que están ubicadas dentro de la parroquia “…ocupan aproximadamente 5.047 hectáreas, abarcando un 24,39% del total de territorio parroquial, es en estos lugares donde se dedican a la producción de leche, con una producción estimada de 1500 litros diarios, los mismos que son entregados a distintas empresas lácteas.”
El 23.79% de la población se dedica a la industria manufacturera mayoritariamente por mujeres, su trabajo es realizado en talleres artesanales ubicados en Panecillo, la Banda y la cabecera parroquial, así como también, se desplazan a talleres ubicados en Peguche, Ilumán y Carabuela, su producción es comercializada en los mercados locales de Otavalo y Cotacachi; y otras ciudades Quito, Tulcán, Ambato y Riobamba.
El 13,24% de la población se dedica a la construcción, en esta actividad se incorpora la mano de obra de los jefes de hogar, las contrataciones en su mayor parte son a plazo definido y se desplazan a Ibarra, Otavalo, Quito e incluso llegan hasta Ambato. Apenas el 6.64% se dedican al comercio.
En la parroquia, se desarrolla la actividad minera no metálica industrial y artesanal, aunque las familias escasamente se vinculan a dicha actividad.
Es preciso citar a la fábrica de cementos Unión Andina de Cementos – UNACEM es una de las más grandes empresas productoras de cemento a nivel nacional, nació en 1974 como Cementos Selva Alegre CEM; localizada en la comunidad el Corazón de Perugachi, con una capacidad instalada de producción de más de 1.6 millones de toneladas métricas/año de caliza, que es extraída de la concesión Selva Alegre, ubicada en la parroquia del mismo nombre.
Según censo de 2010, viven 8476 habitantes, confor mados en 1827 hogares (a nivel del cantón, el promedio de miembros de hogar es de 3.97; es la parroquia con mayor número de miembros 4.64); el 51% son mujeres y 49% hombres; 6535 personas es decir el 77.1% se auto identifican indígenas, el 21.9% mestizos, y 1% otros. Según proyección a 2019 asciende a 10033 habitantes, su extensión territorial es de 165.11 kilómetros cuadrados.
Las comunidades se conectan a través de dos ejes viales Otavalo-Selva Alegre y la vía Otavalo-Quichinche-Gualsaquí-Urcusiqui, esta segunda por asfaltarse. Referente a servicio de transporte público presta dos operadoras, Imbaburapac y 8 de septiembre.
Festividades de la parroquia
Las comunidades y organizaciones locales, con la Junta Parroquial velan por mantener estas tradiciones; así tenemos el: Pawkar Raymi, fiesta del florecimiento de la vida; Runakay, florecimiento de nuestra conciencia. El Inty Raymi, fiesta del Sol, milenaria, donde se manifiesta la
esencia del ser, de su origen, del amor infinito a la Pachamama y al Taita Inty, fuentes de vida. El Coya Raymi, es la relación entre la Pachamama y el propósito de existencia del ser humano, espacios de vida y reflexión, de cuales provienen son nuestras raíces, que sostienen la identidad del pueblo Sarance, frente a los retos de un mundo globalizado.
Las Fiestas Patronales
Se realizan desde el 19 hasta el 21 de marzo. Según los organizadores se programan varias actividades sociales, deportivas y culturales. Se realiza el Desfile de la Alegría por las principales calles de la población y en la noche un baile popular en el parque principal. Dentro de las festividades se destacan:
Pregón de fiestas, con la presentación de orquestas populares.
Peregrinación con la imagen del Patriarca San José, desde el Santuario Nacional del Señor de las Angustias en Otavalo.
Concierto de Fiestas, en el parque de la localidad
Procesión de San José, domingo, por las principales calles de la parroquia.
Concierto de fin de fiestas.
Las Fiestas de Fundación Parroquial
Se ejecutan el 25 de octubre. Se determinó mediante un estudio histórico realizado por el Dr. Amílcar Tapia Tamayo; y otras festividades autóctonas como entrega de rama, matrimonios y otras características propias de las comunidades, en las que se ponen de manifiesto la música, con la utilización de instrumentos típicos andinos. Entre los números destacados aparecen: la coronación y exaltación de la reina en el parque Domingo Arellano.
Últimamente se efectúan ferias solidarias y gastronómicas con la presencia de las comunidades y sus comidas típicas. En este mismo día se efectúa el desfile cívico con la participación de las unidades educativas de la parroquia, para posteriormente llevar a cabo una sesión solemne con la presencia de las principales autoridades del cantón y la provincia. Se oficia una misa en honor a la Fundación Parroquial. También en los últimos años se realiza una carrera de caballos con obstáculos. Finalizan las fiestas con la presentación de orquestas.
Gastronomía
La parroquia de San José de Quichinche ofrece una rica gastronomía a sus visitantes. Una de las especialidades es la preparación de los cuyes, con la cual se conocía en tiempos pasados a este sector del cantón. En la actualidad quedan pocas familias que pretenden rescatar esta tradición con los cuyes de Quichinche. Además de este plato han aumentado otros como el yahuarlocro y la fritada.
Con el pasar de los años su gente buscó nuevos emprendimientos, dedicándose a la elaboración de helados de una variedad de frutas de la zona y otras regiones del país. Su gente ha sido creativa para combinar sabores de acuerdo al gusto del cliente. Lo que tratan es de inventarse helados diferentes a los tradicionales, por lo que rompiendo el tradicionalismo lo hacen con zambo, aguacate, chocho, zanahoria, morocho, arroz de leche y también con frutas exóticas que vienen de la Costa.
Los catzos, una tradición gastronómica
Cada año, en el mes de noviembre, cientos de comuneros tienen la costumbre de madrugar a los potreros de las comunidades cercanas a la parroquia. Lo hacen con el objetivo de capturar catzos blancos, que forman parte de la gastronomía tradicional local. Estos escarabajos viven enterrados la mayor parte del año, pero entre octubre y noviembre, cuando inician las lluvias, salen a la superficie para reproducirse, momento que es aprovechado para su “cosecha”.
Existe mucha variedad de catzos, pero solo se puede comer los blancos, por contener gran cantidad de proteínas. Se aduce también entre los comuneros que los antepasados los consideraban como una comida sagrada, enviada por los dioses para garantizar que el año venidero tenga una abundante cosecha.
La elaboración se hace con mucha paciencia. Primero se retiran una por una las alas, las patas y la cabeza de cada catzo. Luego se añade agua y sal, se deja reposar a estos insectos en el refrigerador un par de días. Después de este tiempo quedan limpios de cualquier parásito que hayan tenido en el suelo, se los lava bien y se los fríe en una paila con cebolla, pimiento, ajo y aceite, durante aproximadamente unos 15 minutos. Posteriormente, los escarabajos están listos, con sabor a fritada, para degustarlos.
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Fuente: “Quichinche”. cceimbabura.com. Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo de Imbabura. Talento Manual, año IV, abril 2022.