Alberto Muenala Pineda nació el 28 de febrero de 1959 en Otavalo. Se trasladó a vivir en México, pero por cuestiones de trabajo actualmente reside en Peguche. Es coordinador general del Consejo Latinoamericano de Cine y Comunicación de los Pueblos Indígenas (CLACPI).
Introducción
El quechua es una familia de lenguas que ha unido a muchos de los indígenas de los Andes de América del Sur durante muchos años. Desde aproximadamente el siglo XV fue la lenguas común del Imperio Inca, un lenguaje que se utilizaba para el comercio y la comunicación general entre las personas de diferentes rincones del imperio. Sin embargo, el quechua y sus variantes regionales habían sido un elemento común entre los diversos grupos indígenas en diferentes zonas de América del Sur mucho antes de la expansión inca. Se desarrolló en diferentes formas, en su mayoría inteligibles, que se hablan a través de una región que corresponde a lo que ahora se conoce como Perú, Ecuador, Chile, Bolivia, sur de Colombia y el norte de Argentina.
Cuando los españoles conquistaron la región, los misioneros usaron el quechua para introducir el catolicismo y con eso acabaron con las lenguas locales. Actualmente, unos diez millones de personas en todo el mundo son considerados hablantes nativos. No obstante, a pesar de las variantes del quechua son reconocidas como lenguas nacionales oficiales en Perú, Ecuador y Bolivia (y una lengua oficial regional en Colombia), a muchos de sus hablantes les preocupa la hegemonía cultural de español e inglés, lo que ocasiona que menos gente utilize el kichwa. Sin embargo, muchos se resisten. Alberto Muenala, por ejemplo.
Alberto Muenala es un cineasta indígena de Otavalo. Recientemente ha dirigido KILLA ÑAWPUMUKUN (Antes de Salida de la luna), la primera película de largometraje realizada en kichwa, la variante del quechua de Ecuador. KILLA, como la película se conoce simplemente, se actúa tanto en kichwa y español, y es una historia de acción frente a la identidad, la lealtad y la tensión entre el desarrollo industrial, la tradición y la protección del medio ambiente.
ENTREVISTA
¿Por qué hizo KILLA?
La necesidad de manifestar nuestras propias experiencias, y para caminar nuestra cultura, nos llevó a reflexionar, a través del cine, esta historia actual de los pueblos y nacionalidades del Ecuador. Sabemos que el cine es una de las herramientas más poderosas que hay y que podemos utilizar para abrir las puertas para que la gente pueda llegar a conocer nuestra cultura, nuestros problemas sociales y, lo más importante, para que la lengua kichwa no desaparezca como una lengua indígena de la gente de los Andes.
¿Cómo ve el estado del cine kichwa en Ecuador y en otros lugares?
Después de la gran revuelta de 1990 y 1992, en Ecuador, los indígenas se hicieron visibles, no sólo con su lucha política, sino también por sus producciones audiovisuales. Este último ayudó a crear conciencia sobre el proceso de los pueblos indígenas. Desde entonces, la producción audiovisual ha sido una herramienta esencial para la comunicación alternativa de los diferentes pueblos y nacionalidades. Es por eso que ya tenemos documental, ficción y películas experimentales.
¿Existen redes de realizadores kichwa realizadores?
No hay ninguna red de realizadores kichwa a nivel latinoamericano, pero sí tenemos una serie de conexiones en Ecuador, que agrupa alrededor de 50 colectivos, dedicados a diferentes tipos de producciones dentro de los diferentes pueblos y nacionalidades.
¿Qué obstáculos se han encontrado como cineasta Kichwa?
El mayor ha sido el aspecto económico. Si bien es cierto que hay muchos colectivos y que cada uno de ellos tiene al menos un presupuesto y un equipo mínimo, no hay alguna productora interesada en producir permanentemente con realizadores Kichwa. Después de muchos años de encuentros entre cineastas de los diferentes pueblos y nacionalidades indígenas, logramos introducir una propuesta para la creación de nuevas formas de apoyar el cine kichwa. Hace dos meses, CNCINE (instituto del gobierno de Ecuador para el cine) aprobó nuestra propuesta, que esperamos nos permitirá crecer en el futuro. Pero el camino para lograr la producción en masa es todavía largo.
¿Por qué cree que no ha habido una película Kichwa todavía?
Es una cuestión de procesos, de madurez, de la voluntad. KILLA viene en un momento en el que hay muchos cineastas jóvenes, dispuestos a trabajar en el cine, que deseen sumarse a un esfuerzo colectivo, dispuestos a superar las pequeñas diferencias que no permiten el trabajo intercultural. Con todo esto ya ha pasado, muchos colectivos Kichwa se reunieron y realizadores invitados no Kichwas – lo cual es algo que no sucede desde el otro lado – y de esta manera hemos conseguido crear un equipo de producción intercultural. Hemos logrado trabajar como un colectivo, y los resultados positivos son visibles en la película.
Fuente: Medina Uribe, Pablo. “Entrevista con Alberto Muenala, Director del primer largometraje en Kichwa.” africasacountry.com. 18 de abril de 2015. Web. 21 de julio de 2016.