𝗘𝗡 𝗘𝗦𝗧𝗔 𝗘𝗦𝗤𝗨𝗜𝗡𝗔𝗔𝗔𝗔𝗔…
𝐴𝑢𝑡𝑜𝑟: 𝐽𝑎𝑖𝑚𝑒 𝑁𝑢́𝑛̃𝑒𝑧 𝐺𝑎𝑟𝑐𝑒́𝑠.
Ocurrió allá por el año 1973. Época de especial significado para los flamantes bachilleres que obligatoriamente tuvimos que emigrar a la capital, adentrándonos en la ineludible “fuga de cerebros”, dizque para obtener una profesión en las aulas universitarias; revistiéndonos de un estómago a prueba de hambre, condición a la que transcurridos un par de meses nos acostumbramos, sintiéndonos ya medio faquires; pero sin poder rebatir ese sentimiento, dulce, entrañable, íntimo y melancólico llamado nostalgia por el terruño alejado.
Entre la diversidad de novedades ofrecidas a todo chagra, a más de “las lindas chiquillas quiteñas”, una, me llamó poderosamente la atención, transmitida verbalmente por mi buen amigo Rubén Maldonado, quien estupefacto acababa de presenciar en las inmediaciones de la Escuela Eugenio Espejo, la filmación de las escenas de una película por estrenarse ¿y quién creen que era el protagonista? Curiosos… pos ¡Santo! En vivo y en directo, Rubén presenció como el “enmascarado de plata” repartía a diestra y siniestra, guaracazos, patadas voladoras y guañuctas (simulados, claro) a unos rateros ovejunos aspirantes a asambleístas que trataban de darle matanga. Quedé maravillado, la estrella en cuestión fue ¿de quién no? mi ídolo durante mi niñez a quien admiré en las películas del teatro Apolo alma bendita, donde el clásico anuncio que desde el centro del ring Antonio “pícoro” Padilla pregonaba: “en eeesta esquinaaaaa… “. Echaba también un vistazo repetitivo a las revistas aquellas donde en la última página publicaban los dibujos premiados con una máscara del luchador mexicano, para remate (y si la memoria no me es infiel), en alguna edición apareció el boceto autoría de un apreciado coterráneo: Marcelo Paredes Montalvo.

Efectivamente, “Santo contra los secuestradores”, fue una coproducción Ecuador-México, rodada en diversas locaciones como Guayaquil, Galápagos, Quito y Cuenca. Un film entre comedia y acción que también contó con la participación del “primer actor ecuatoriano” Ernesto Albán.

Años maravillosos, donde las canciones de Favio, Sandro, Los Iracundos y demás, nos deleitaban a través de las ondas de Radio Otavalo, con sano orgullo, la primera emisora FM en Imbabura (por estar Frente al Mercado). Temporada novedosa, pues, el reciente Complejo Turístico Yanayacu se puso de pura moda, con sus dos piscinas de agua temperada, iluminadas en la noche. Era tanta la novelería que, en jorga, acudíamos a nadar hasta altas horas, tornándose difícil la salida por el frío extremo, detalle que en seres racionalitos hubiera sido pulmonía segura. Este balneario, se convirtió en un sitio concurridísimo, en fines de semana y feriados, acogía a infinidad de turistas, buses repletos de instituciones educativas, corporativas, gremiales, resumiendo, un golazo en favor de la administración municipal. Tanta fue la popularidad de este, otrora bello rincón imbabureño, que durante las transmisiones de los partidos del campeonato nacional de básquet efectuado en Ibarra (noviembre de 1973), durante su narración, Alfonso Lasso Bermeo, al encestar fulano, zutano o mengano jugador participante anunciaba: “lanza Lapenti y… ¡aguitas calientes en Otavalo!” Lid deportiva donde Imbabura alcanzó un honroso tercer lugar, después de Guayas y Pichincha, siendo el mejor encestador del certamen (146 puntos) el integrante del quinteto anfitrión: Juan López Bermeo.


Hasta aquí todo chévere. Santo filmaba en nuestro país, Otavalo estrenaba piscinas temperadas y en Ibarra, se desarrollaba el campeonato nacional de básquet. Providencialmente, cayó en mis manos un ejemplar del diario El Comercio (RIP), revisé acucioso los titulares, las noticias internacionales, por mera curiosidad la cartelera cinematográfica, las tiras cómicas y ¡oh sorpresa! Me encontré una pequeña nota de farándula donde el cronista daba a conocer que una secuencia del largometraje “Santo contra los secuestradores”, producción de Orofilms y Puerto Mex, dirigida por Federico Curiel, había sido filmada en el recién estrenado balneario de Yanayacu en Otavalo, señalaba además que se evitó hacer público este verdadero acontecimiento para evitar una aglomeración de personas, ávidas de conseguir un autógrafo. Con seguridad, la coprotagonista Rossy Mendoza y la venezolana Elizabeth Sartore “Mis Aragua”, habrán lucido unos vistosos bikinis, cubriendo casi nada de sus humanidades curvilíneas y el galán –cubriendo su rostro con la máscara imprescindible– la voluminosidad de su tórax.

Rodolfo Guzmán Huerta (nombre verdadero del luchador profesional y actor mexicano), tuvo su última contienda el 12 de agosto de 1982 en la plaza el toreo del distrito federal. Aplicándole un piquete de ojos y una llave mortífera (infarto agudo de miocardio), la huesuda con su guadaña bien afilada, le sorprendió el 5 de febrero de 1984, luego de una presentación en el teatro Blanquita, tenía 66 años. Al funeral asistieron alrededor de 10000 personas.
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Fuente: Jaime Núñez Garcés. Comunicación personal 1 de marzo de 2024.