Berta Ares Queija, en su estudio sobre los corazas, ofrece esta descripción: La fiesta de Los Corazas se realiza en la parroquia de San Rafael dos veces al año una en Semana Santa o Fiesta Chica y otra el 19 de agosto, día de san Luis obispo, o Fiesta Grande.
La fiesta se realiza mediante el sistema de priostazgo, común a toda el área andina y mesoamericana, y que según han demostrado varios estudiosos, tiene un origen en las Cofradías religiosas españolas, no en vano el término prioste (también preboste/preste) se refiere a la persona principal de dichas instituciones religiosas.
En la fiesta de san Luis obispo, los priostes que la organizan son llamados Capitán de Corazas, o Corazas, simplemente. La vestimenta del capitán de Corazas hace pensar a muchos del grupo mestizo en un rey, pero no es así entre los indígenas. Dicha vestimenta, a grandes rasgos consiste en:
Pantalón de bramante rosa claro y otro de tul blanco por encima, adornado en los bajos con papel-plata de vivos colores (azul, rojo, verde, dorado…) formando dibujos geométricos.
Una camisa blanca, normal, encima la cushsma, especie de faldón, de raso blanco, rematada con los mismos adornos de colores y un eco dorado y una corbata de color azul. Manguillos de tul con puñetas adornadas del mismo modo y con lentejuelas. Encima lleva la «gola» adornada con papeles, cuentas de colores, lentejuelas y un gran fleco dorado. Calza tenis blancos o zapatos, asimismo adorados y una medias.
La cabeza va cubierta con un pañuelo azul y una veces lleva un sombrero normal de fieltro adornado con plumas y lentejuelas en la parte delantera y otras la cabeza umao máscara, parte principal de la vestimenta; es una especie de sombrero en forma de media luna, rematado en lo alto con varias plumas de colores y del cual cuelgan un gran número de joyas que le cubren totalmente la cabeza y el rostro; dichas joyas son parte de oro y parte de bisutería (bambalina). Según el número de esos colgantes así es el costo de alquiler de la ropa.
Además de esto, se le entrega un bastón dorado, rematado con un ramillete de colores de papel de colorines, el achicuo maceta, y otro igual a su mujer,y un paraguas negro. El bastón recuerda mucho el cetro que Guamán Poma de Ayala pone en las manos del Inca ca en los dibujos de su crónica.
Me informaron que hasta hace algún tiempo el número de colgantes en la cabeza era menor, viéndosele parte de la cara que lleva pintada con albayalde blanco, con dos redondeles de carmín rojo en las mejillas y los labios también pintados de rojo.
Resumiendo, su vestimenta nos está reflejando el contacto de dos culturas, por una parte, y por otra el significado de los miembros de una cultura dieron a determinados elementos de la otra . Así, vemos que de la cultura occidental lleva el paraguas(los indígenas nunca lo utilizan), los guantes, la corbata (símbolos de prestigio incluso en nuestra cultura), el calzado (los indígenas andan descalzos o con alpargatas) y por último el caballo, al que le dan mucha importancia y que tal vez podamos entenderlo si tenemos en cuenta que durante la época colonial tan solo a determinados caciques o curacas les estaba permitido el privilegio de usar caballo y armas. Como elementos comunes a ambas culturas tenemos el oro, las joyas, como ornamentación o símbolo de status, y el bastón, como símbolo de poder…Si bien, tal vez no podríamos mencionar aisladamente elementos de la cultura indígena más que las plumas de coloressin embargo, no hay duda de que la vestimenta del Coraza en conjunto representa a dicha cultura, teniendo además una gran semejanza a las vestimentas que se conservan en otras festividades de la sierra ecuatoriana y otras que ya han desaparecido…
Hugo Cifuentes describe así este hecho cultural indígena:
Los corazas
El agudo silbar de los pingullos anuncia la llegada de los corazas; como reyes de yeso en briosos corceles adornados de oropel y colores, su rostro embardunado en blanco y chapa roja, el todo admonitivo como un gran general. Su cabeza lleva un gorro enjoyado de oro que no deja ver sus rasgados ojos negros; en la diestra un cetro con flores de vívidos colores de papel y largos cordones de monedas que besan las costillas del corcel, halado por los priostes, en un hermoso bloque plástico de innegable sabor guerrero y salvaje ; una inmensa bandera multicolor forma el resto de la indiada que acompaña en la fiesta con sus mejores ponchos y rebozos.
Su música de valiente compás y rara monotonía, da alegre matiz al conjunto; es lacónica su expresión musical, como el alma del indio: sencilla, fuente de sinceridad y hermosura. Bastan los dedos de una mano para cubrir el minúsculo rondador o jugar sobre los escasos agujeros de pingullo que se tocan a todo pulmón, como guerreros en Victoria. Y es que es tan suyo todo; la notasimple y el compás que leudaron en su alma, el pito que escogió de entre sus carrizales, el tronco hueco y el cuero de borrego que suenan como descomunal gotera en su tambor.
Llegan al parque de Otavalo y el niño indio dice la loaen versos de sabor parroquiano que lo enseñaron a decir de memoria delante de la iglesia; viene luego la sarta de truenos que fusila el pentagrama musical de los pingullos y tambores; salvas de camaretas, estruendo con la batería, se satura el ambiente de fuerte olor a pólvora, se ha agregado el iris al color vivo que reina en el cuadro. Es hermoso, está lleno de sencillo primitivismo; la música no cesa de tocar y es casi el mediodía; el cielo y las montañas hacen el fondo azul al carmín encendido de los trajes enlentejuados del capitán coraza; de rato en rato, signos blancos se pintan en el telón azul del cielo con el humo de los voladores que hacen callar la ronca voz del tambor incesante.
Por la calle del Empedrado regresa la muchedumbre, donde hasta las casas descansan en la cuesta, ellos van con su música hacia arriba, hasta su choza, a la loma, donde el dueño es más dueño de la altura, del frío del pajonal, del capulí jugoso, del cielo más azul y de la tierra más negra.
Fuente: Jaramillo Cisneros, Hernán (Compilador). “Por las calles de Otavalo. -De arriba abajo-” Revista Sarance -Serie Monografías- No. 1. Instituto Otavaleño de Antropología y Universidad de Otavalo, 2006. Web. 31 de octubre de 2016.