Estelina Quinatoa

Es domingo y los otavalo pasean las calles de Peguche, en el norte de la sierra de Ecuador, luciendo orgullosos los vestidos, tocados, colas de cabello adornadas y trenzas que los distinguen como miembros de uno de los pueblos originarios que forman la nacionalidad kichwa. Tuvo fama de pueblo fiero y resistente y fue uno de los obstáculos para el crecimiento del Imperio Inca hacia el norte, que a cambio los llevó al borde de la aniquilación. Poco después acabaron sometidos por los castellanos. Se perpetuó desde entonces una historia de dominio, cuando no de esclavitud, que todavía tiene consecuencias. Alejandro Quinatoa, el artista textil que ilustró los tejidos y los ponchos de esta parte de la sierra y acabó mostrando su trabajo en exposiciones y museos, fue el primer otavalo al que se le permitió aprender a leer y escribir, bien empezado el siglo XX.

Me lo cuenta su hija Estelina, sentada en un rincón de la vieja cocina que concentraba la vida familiar al calor de la lumbre, mientras prepara un guiso ritual llamado uchujakuapi (colada de fiesta), basado en el maíz amarillo de la zona. Estelina Quinatoa es la responsable del patrimonio cultural del Ecuador; tal vez sea la indígena que ocupa un lugar más destacado en la administración del país. El guiso es realmente elaborado y se basa en un caldo en el que se han cocido tres pollos de campo, los retiraron cuando estaban tiernos, apartaron una parte del caldo para dejarlo enfriar y disolver en él unos buenos cucharones de uchujacu, una molienda de maíz amarillo seco que puede contener una decena de granos diferentes. Antes de molerlo se ha tostado en un tiesto con cebada, arvejas, habas secas, achiote y comino. Resulta una harina finísima, especial para una preparación de rango. Es un guiso de fiesta y exige refinamiento y abundancia; comerán asistentes, vecinos y cualquiera que pase por allí.

El maíz disuelto acaba sobre el caldo hirviendo y Estelina lo mueve con un gran cucharón de madera hasta que espesa. Me lo da a probar y es de una finura y suavidad que no esperaba. Está claro que no es una receta humilde; entraña una sofisticación que hace pensar. Lo mantiene al fuego mientras hablamos de lo que ha rodeado su vida y la de su pueblo, antes de empezar a servirlo, añadiendo en la escudilla dos papas cocidas y una presa de pollo. La delicadeza del guiso, el punto de cocción del pollo y la selección de las materias primas hablan de una de esas preparaciones que trascienden a la pelea diaria por la supervivencia. Es una falta de respeto dejar algo, pero no hace falta que te fuercen.

Nunca hubo mesa en las tradiciones otavalas. Cada quien tenía su escudilla y comía sentado en el poyete que recorre la pared de la cocina. Hoy tenemos mesa y el uchujakuapi la comparte con un maíz tostado al fuego en un tiesto de barro, llamado uchufakamlla, algunos platos de mote casado —mote mezclado con frijoles rojos— que me deja fascinado y un ají amable y cotidiano: rocoto, sal, y tomate pasados por el mortero, y un añadido de cebolla de tallo picada.

Hablamos de cocina y empiezo a ver detalles saltando del plato. La presencia de arvejas, habas, cebada y comino acompañando el maíz en la molienda es el primero, el gusto por la manteca de cerdo como grasa esencial en su cocina es definitivo. Son algunos de los ingredientes que distinguían las cocinas impuestas por los castellanos, los primeros ligados a la despensa heredada de siglos de convivencia con árabes y judíos, mientras el segundo expone los hábitos nacidos con la cristianización: el cerdo como muestra de fidelidad a la fe.

Empiezo a ver la cocina de Estelina con una mirada diferente. Encarna mucho más que la reivindicación de la identidad, los orígenes y las raíces del pueblo otavalo. También son los guardianes de la cocina del mestizaje nacida con la llegada de los castellanos. Casi cada plato muestra un apasionante viaje de ida y vuelta en el tiempo y la distancia. Representa una despensa impuesta que con el tiempo sería abandonada por sus promotores, y tuvo que ser la generosidad de las cocinas sometidas la que la mantuviera viva.


Medina, Ignacio. «El uchujakuapi de Estelina Quinatoa». elpais.com. 20 de enero de 2020. Web. 27 de febrero de 2020.

Para revitalizar el kichwa

En Otavalo y Cotacachi se hará un diagnóstico sobre el uso del idioma kichwa en estos dos cantones de Imbabura. La investigación sociolingüística se desarrollará tras lograr un convenio de cooperación técnica entre los municipios locales, Kichwashun y la Asociación Garabide del País Vasco (España). El acuerdo se suscribió en el marco del Día Internacional de las Lenguas Maternas, que se conmemora cada 21 de febrero.

El objetivo es hacer una planificación lingüística para revitalizar el kichwa. Según el alcalde Mario Conejo, hay una generación de kichwas otavalo urbanos que apuesta por transformar la ciudad. Sin embargo, ante los diferentes conocimientos que han heredado de sus ancestros se han olvidado del idioma.

“Soy parte de una generación en que los padres criaron a los hijos sin hablar kichwa. Recién cuando fui adulto empecé a practicar la lengua”. Se estima que siete de cada 10 padres no transmiten en el seno familiar el idioma nativo. Esta lengua está en peligro de perderse, advierte Julen Larrañaga, representante de Garabide para Ecuador. Esta organización no gubernamental, creada hace 15 años en el País Vasco, ofrece formación y capacitación para la recuperación del kichwa. Tiene presencia en Ecuador hace alrededor de una década.

Sus integrantes han compartido el proceso para normalizar y revitalizar el euskera o lengua vasca, en el que llevan 60 años, con otras 15 comunidades lingüísticas del mundo. “Siempre resaltamos que tenemos una experiencia que contar, pero no es un modelo único. Cada pueblo tiene que hacer el suyo” dice Larrañaga.

En Imbabura, un equipo integrado por técnicos de las cuatro entidades elaborará el estudio, que se prevé presentar en septiembre próximo. Los datos que arroje el análisis serán utilizados para elaborar un documento marco, que posibilite realizar una planificación lingüística y su aplicación en los primeros años.

Para implementar esas directrices se creará una comisión conformada por los cabildos, Kichwashun y Garabide. Para Patxi Baztarrika, técnico del ayuntamiento de Andoain, que colabora con la asociación vasca, la planificación permitirá definir un objetivo para frenar lo más rápido posible esa pérdida de transmisión familiar y fomentar el uso normalizado del kichwa. Para lograr esa meta, se necesitan varios estamentos.

El técnico en planificación lingüística considera que es clave la voluntad de la población de cada jurisdicción. La organización internacional también acompañará la creación de una política lingüística municipal, durante los primeros años. Los cabildos tienen el compromiso de asignar técnicos y recursos económicos permanentes para cumplir la propuesta, a partir del 2021.

En Otavalo y Cotacachi se han realizado varias actividades para recuperar el kichwa, pero no se han obtenido resultados duraderos. Auki Tituaña, alcalde del segundo cantón, cree que es necesario iniciar este proceso de largo plazo. En la capital imbabureña, unos 40 activistas participan en el primer curso internacional de Estrategias de Revitalización del Kichwa. Se trata de una iniciativa impulsada por la organización Karanki Sisary y Garabide. La finalidad del nuevo proceso es formar a representantes de comunas y organizaciones para que trabajan en proyectos de recuperación del idioma.


Fuente: Rosales, José Luis. «Otavalo y Cotacachi se unen para revitalizar el kichwa». elcomercio.com. 26 de febrero de 2020. Web. 26 de febrero de 2020.

Buen uso del agua en Carnaval

Evitar el uso del agua en la temporada de carnaval, es el objetivo de la Unidad Educativa República del Ecuador, institución que lideró ayer un desfile juvenil. Con música, danza, presentaciones artísticas y espuma, la ciudadanía otavaleña vivió una tarde colorida.

Mientras los espectadores esperaban la llegada de unas 18 comparsas, niños, jóvenes y hasta adultos jugaban en medio de espuma en el parque Bolívar. La iniciativa, que nació del Consejo Estudiantil de la institución, busca ser una tradición para que se la realice todos los años.

Josué Proaño, presidente del Consejo Estudiantil, explicó que la idea nació en el momento que participaron para las elecciones.

“Lo que queremos como Gobierno Estudiantil y también como institución, es concientizar a la ciudadanía de que no solo se puede disfrutar del carnaval con el uso del agua, ya que sabemos que es un líquido muy importante para todos”.

Josué agregó que también quieren dar a conocer un poco más a los otavaleños, que el carnaval se lo puede disfrutar de distintas formas como con espuma o pintura.

Cada uno de los estudiantes de diferentes cursos se presentaron con varios temas como el carnaval de Guaranda, Esmeraldas y de otros países como Brasil y Perú. Sin dejar a un lado la danza tradicional de la cultura indígena del pueblo ‘Sarance’, que también estuvo representada por un grupo de alumnos. El desfile inició a las 14:00 y fue liderado por la banda musical del Municipio de Otavalo, institución que también apoyó a la unidad educativa.

La Unidad Educativa La Joya también fue parte de esta iniciativa a través de la participación de los docentes. El recorrido inició en el redondel de Los Danzantes y terminó en el parque.


Fuente: Bravo Piñeiros, Melissa. «El buen uso del agua les motivó a hacer un desfile». elnorte.ec. 20 de febrero de 2020. Web. 25 de febrero de 2020.

El inicio de Pawkar Raymi

La quema de juegos pirotécnicos artesanales anunció el domingo 16 de febrero del 2020 el inicio del Pawkar Raymi. En la comunidad de Peguche, situada a cinco minutos de la ciudad de Otavalo (Imbabura) vecinos, autoridades, invitados y aficionados participaron en la inauguración de la edición 25 de esta fiesta.

En el poblado kichwa Otavalo recordaron como un grupo de vecinos tuvo la iniciativa de organizar el primer Mundialito de Fútbol Indígena, en febrero de 1995. El programa, que se desarrolla en el marco del florecimiento de los campos, se amplió luego con actividades culturales y gastronómicas. Esta es una de las cuatro celebraciones más importantes de los pueblos andinos, comentó Marcelo Yacelga, presidente de esta parroquia que ha ganado fama por sus artesanías y música.

Varios mindalaes -como se les conoce a los comerciantes e intérpretes que viajan por el mundo-, retornan a su natal para ser parte de esta celebración. «El día más esperado llegó», aseguró Carlos Ruiz, prioste y presidente del comité organizador. Durante 15 días habrá una amplia agenda cultural y deportiva. El Runa Kay es una velada en la que se resalta la identidad kichwa Otavalo, y será designada como festividad de interés nacional por parte del Ministerio de Cultura, según el prioste.

El sonido de la pirotecnia alertó el avance del desfile de apertura. Los tambores, rondadores y pallas abrieron el paso de los pendoneros. Estos personajes portan banderas y danzan en zig zag. Este año fueron representados por estudiantes de la Unidad Educativa Cascada de Peguche. Las mujeres cumplieron un rol importante en esta cita. Carmen Perugachi, por ejemplo, cargó sobre su espalda una vasija con alimentos.

Los granos como maíz, fréjol, arveja, habas fueron compartidos con los asistentes que coparon el estadio de la localidad. En el acto inaugural se designó a Fernanda Perugachi, como la Ñusta Pawkar 2020.


Fuente: Rosales, José Luis.»La celebración de Pawkar Raymi empieza en Peguche, Otavalo». elcomercio.ec. 17 de febrero de 2020. Web. 21 de febrero de 2020.