Esteras de totora

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En la parroquia de San Rafael de la Laguna se encuentra la comunidad de Huayco Pungo, donde las mujeres kichwas se dedican a elaborar esteras de totora, actividad que la heredaron de sus padres y abuelos. Muchas de estas artesanías se exponen junto a la Panamericana, en espera de que los viajeros detengan su auto para adquirir este producto hecho con sus manos.

La fabricación de las esteras, utilizando la totora, es un proceso cuya materia prima se la consigue en las riveras del Lago San Pablo. La cosecha se hace en cierta época del año, en la cual la totora es recolectada, para luego ser secada al sol y posteriormente ser utilizada en este producto.

El costo de la estera va desde los 3 hasta los 7 dólares, dependiendo el tamaño de la misma. La práctica en la fabricación de esteras de la gente kichwa viene desde hace muchos años y se mantiene en la actualidad.

Margarita Espinoza es una mujer que desde hace 35 años se dedica a hacer esteras en esta comunidad. “Para elaborar las esteras se requiere de un proceso de limpieza, en el que se quita la mala yerba, para luego cortarle y llevar a la casa. Allí se clasifica las que están en mejor estado para iniciar el trabajo”, menciona Espinoza.

Una vez recogida la totora de la laguna, se continúa con los siguientes pasos. Para hacer una estera se escoge la totora de tallos gruesos. Luego, se ubica en el suelo en forma vertical los tallos, dependiendo del tamaño del objeto que se vaya a realizar, siempre utilizando una regla. Posteriormente, se va pisando la totora para que vaya quedando del mismo largo y poder ir acomodand.

En la parroquia de San Rafael existe una asociación de 20 mujeres, quienes se dedican a cultivar y cosechar la totora para fabricar diferentes artesanías. Después se procede a tejer y aplastar con una piedra para que sea resistente y de forma de una estera. Espinoza manifiesta que esta labor es dura. “En mi caso, me levanto a la 01:00 a preparar el material, en cada estera me demoro una hora y media, por lo que fabrico de 3 a 4 esteras en el día. Nuestro puesto de trabajo es en la casa y aquí ofertamos al público, porque no tenemos ningún puesto en el mercado”, afirma.

Los artesanos del lugar cuentan que utilizar una estera para dormir en el piso tiene sus beneficios. Los antepasados, especialmente la gente kichwa, nunca se enfermaban de los riñones, esto se debe a que el material de este producto es fresco y ayuda a no tener problemas de espalda.

En la actualidad, la mayoría de hogares, sobre todo en las comunidades, mantienen esta costumbre de descansar en esteras.

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Fuente: «Elaborar esteras, una arte y costumbre que se mantiene en Otavalo». lahora.com.ec. Diario La HORA, 30 de octubre de 2018. Web. 30 de diciembre de 2022.

Los pendoneros

Gráfico © 2020 Colta Llactamanta Dansashun.

Si se ahonda en el significado del ritual de los Pendoneros, que se celebra cada año en la comunidad de San Rafael, cerca de Otavalo, hay que admitir el tesón con que sus gentes consiguen conservar el significado legendario que tiene, muestra de religiosidad, aspiraciones morales y exigencias colectivas.

Se denomina también con el nombre de “Pendoneros” a un festejo militar que se celebra en la provincia de León, en España. Basándose en el parecido formal, los españoles, por lo visto, bautizaron con ese nombre a la ceremonia indígena. Sin embargo, analizando en profundidad se constata que son dos cosas distintas.

Los Pendoneros de Otavalo, tal como el Coraza, es un ritual anterior a los incas, y se celebra en agosto, mes de la cosecha del maíz. Velado por las imposiciones cristianas, los mitos que le dieron fundamento reviven al analizarlos a la luz de la universalidad del pensamiento mítico.

Se sabe que los símbolos, que son los temas de los mitos, se repiten en las culturas de diferentes pueblos. En la concepción del cosmos, la montaña constituye la imagen del universo; está en su centro, por donde pasa su eje. La prolongación hacia arriba señala la posición de la estrella polar (ipa kuillur), y la prolongación hacia abajo indica la entrada al inframundo. La imagen de la Montaña del Mundo, por lo general, no está vinculada con una monte real, pero entre los pueblos amerindios, muchos cerros han sido mitologizados.

La pequeña elevación de Cuichiloma, sitial de los Pendoneros, es fruto de una visión mito-poética arcaica relacionada con el astro solar. En la cima, la iglesia católica construyó la capilla de San Miguel; ahí en épocas prehispánicas seguramente existía un altar donde ardía el fuego.

Así se explica el ascenso de los Pendoneros hasta la cima de la loma, portando banderas rojas que representan teas encendidas. Los portadores de los pendones marchan en zigzag, referencia a la escalera que sube al cielo o, tal vez, a una serpiente de fuego; ambas imágenes vinculan las tres zonas cósmicas: el mundo de los dioses (el cielo), el de los hombres (la tierra) y el de los malos espíritus (el inframundo).

Al dios Sol también hace referencia la cruz con la que terminan los palos de las astas. En tiempo pasado la cruz era de plata, ahora se la hace de madera; de cualquier modo, no son formas derivadas de la cruz cristiana sino de símbolos difundidos en culturas arcaicas.

En una serie de creencias tradicionales, los practicantes de determinados rituales solares alcanzan un particular estado de ánimo mediante la ingesta de alguna bebida embriagante propia de cada cultura. En el ritual de los Pendoneros, es la chicha, elaborada mediante la fermentación del maíz; se la bebe copiosamente, acompañándola de danzas propiciadoras de la alegría porque en su interior “oculta el fuego”. En suma, se trata de una fiesta sacramental que responde a un pensamiento coherente y profundo.

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Fuente: «Los pendoneros». elcomercio.com. Diario EL COMERCIO, 22 de agosto de 2019. Web. 30 de diciembre de 2022.

El guango

Foto © 2019 theslowroad.org

Otavalo es una ciudad pluricultural que acoge 2 lenguas: el castellano (lengua oficial) y el kichwa o runashimi (lengua vernácula). Su población indígena está conformada principalmente por pueblos kichwakuna: Otavalo, Kayambi, y Natabuela. En la zona de Otavalo, antes de la llegada de los incas, existían distintos pueblos indígenas; fueron los primeros pobladores de la provincia de Imbabura los angos y los imbayas. Con la llegada de los españoles y el coloniaje, los indios pasaron a ser siervos y esclavos de los colonizadores, a nombre del cristianismo se les sometió a una explotación que casi extermina la población originaria y en algunos pueblos se les obligó al exilio, como ocurrió con los pimampiros, que tuvieron que huir hacia el nororiente de la Amazonía.

Según la antropóloga y especialista en estudios étnicos, Zoila Sarabino Muenala, la población kichwa otavalo ha surgido gracias a la autovaloración de su identidad étnica, basada en las tradiciones y valores culturales. A esto se añade varias prácticas culturales: el esfuerzo de su trabajo comunitario, desarrollo de las empresas textiles, las redes familiares y los lazos de parentesco.

El otavaleño reafirma su identidad en relación con elementos como el uso del idioma, la vestimenta, las tradiciones y costumbres propias de su cultura.

En las comunidades primitivas, por ejemplo, para evitar la endogamia (matrimonio entre personas de un mismo clan dentro de una tribu) y fomentar la exogamia, los pueblos buscaban distinguirse unos de otros utilizando diferentes artilugios como adornos corporales, tatuajes, vestimenta, entre otros.

Una de las características más importantes con que se distinguía a diferentes comunidades kichwa, era el vestuario. La cushma, fue el vestido originario de los Otavalos, un atuendo desde los hombros hasta los tobillos hecho de lana de alpaca sin tinturar.

La actual indumentaria de este pueblo fue impuesta por los españoles de acuerdo con la usanza de una región de Castilla de la época de la conquista hispánica, según la cual, para distinguir a una etnia de otra, a los de Otavalo se les obligó a recogerse el pelo en una trenza, particularidad que se ha convertido en uno de los tantos símbolos externos que identifican a este pueblo.

Se conoce como guango o guanga a la trenza que forman la mayoría de los indígenas con su larga cabellera y que les cae sobre la espalda.

Según el investigador y gestor cultural, Juan F. Ruales, tanto el kichwa, impuesto por los incas —y que se extendió como ‘lengua general’ en la época colonial—, como el vestido y la trenza, además de hualcas, gargantillas, alpargatas, etc. Son los elementos externos que se han convertido en costumbres y tradiciones que deben ser respetadas y, de alguna manera, fomentadas y conservadas, ya que abandonarlas significaría olvidar su identidad.

“En la vestimenta del hombre indígena es muy importante su largo cabello, recogido en una trenza como rasgo de identidad, este constituye el más elegante complemento de la indumentaria. Por otro lado, en la mujer indígena una faja llamada huma huatarima cubre su cabello, sujetado en guango y que sirve para envolver el cabello y protegerlo”, dijo Ruales.

El guango —señala— es sagrado, es un legado ancestral que permite que los kichwa otavalo puedan identificarse en cualquier parte del mundo. Además, está vinculado con la fuerza y la sabiduría de cada individuo.

En la actualidad, debido a los fuertes procesos de aculturación, acelerados con la globalización, las nuevas generaciones han ido abandonando la trenza, el vestuario y el idioma.

Además, los procesos migratorios familiares de los kichwa otavalos han generado que su cultura y sus prácticas colectivas adquieran nuevas tendencias que provienen de otros países.

Dando lugar a expresiones culturales nuevas alejadas del Kichwa y distanciadas de su cultura, de su origen y de su historia.

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«El guango, un rasgo de identidad del pueblo Otavalo». eltelegrafo.com.ec. Diario EL TELEGRAFO, 30 de abril de 2016. Web. 29 de diciembre de 2022.

Un poemario kichwa

El poemario está escrito en lengua kichwa y castellano, su hilo conductor es la filosofía andina, pues los poemas están estrechamente relacionados con los tres Ukus o mundos espirituales: Hanan Pacha (el mundo de arriba), Kay Pacha (el mundo de aquí) y Uku Pacha (el mundo de abajo).

Los Poemas Andantes recorren y recuperan la ancestralidad del publo kiwcha, en sus versos se reflejan Dolores Cacacuango, la madre, la abuela y la bisabuela de la escritora y toda una cosmovisión de su pueblo. Además, reconoce la vida de actores culturales de Imbabura.

Purik Arawi entrega a los lectores todo un compendio de literatura bilingüe, se trata de vivencias cotidianas que he vivido, creo que estas pequeñas historias, estas pastillas hechas prosa pueden reconocerse los lectores, puede ser un reflejo de sus vidas, dijo la poeta Gladys Potosí.

El proceso de creación del poemario – señala la autora – nace en 2015, con la recuperación y aprendizaje de la lengua originaria. Indica que de tres minutos que de una conversación de dos hablantes kichwas, el 80% de palabras son castellanas.

“Para poder escribir este libro he tenido que realizar un proceso de reaprendizaje del vocabulario y estandarización de la lengua kichwa. El libro es el resultado de ese proceso de investigación y de mi transformación”, dijo la poeta.

Gladys Potosí, con este libro quiere motivar al lector hacer cosas positivas por la vida, que a través del arte y la literatura se pueda sostener el mundo globalizado “este es un mensaje para que todos seamos constructores de paz y de amor”, comentó.

La autora mencionó que con el poemario el lector podrá viajar a diferentes mundos “ viajaremos al cielo, al submundo, al presente, al sol, a la luna, estaremos en el mirador Muchanakum Rumi, un poema es el creador de un universo y el lector tiene la oportunidad de leer y crear sus propios universos”, aseguró.

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Fuente: “Purik Arawi, un poemario que rescata la lengua kichwa”. elnorte.ec. Diario EL NORTE, 2 de octubre de 2022. Web. 11 de octubre de 2022.