Sixto Mosquera

EL SALUDO REVERENTE DE SIXTO MOSQUERA

 Escrito por Jaime Núñez Garcés, Otavalo abril 2022.

“Estirpe será de cóndores
valerosos en su tierra, 
de la tierra en que sus alas
con alborozo batiera,
espantando a las palomas
dormidas en las cubiertas,
y a Doña Carmen, su madre,
dándole angustias y penas.”

Recuerdo que durante los años escolares, sentíamos una predilección única por el avioncito de hojalata colocado sobre un conjunto de siete nichos, a escasos metros del ingreso al camposanto, cuando concluía la cristiana acción de escoltar cortejos fúnebres, ajenos al dolor de quienes los encabezaban. l La infantil impresión, nos despertaba el deseo incontenible de manipular tan atractivo objeto, mientras imaginariamente abordábamos la nave para alcanzar horizontes ignotos. Firme, con su proa señalando el norte enfrentaba al decurso irrebatible del tiempo, las brisas intermitentes hacían girar su hélice, ansiosa por impulsar algún vuelo minúsculo.

Infinidad de lluvias, soles caniculares u otros ímpetus veraniegos, han acariciado su fuselaje de fantasía, añadiendo sutiles brochazos de óxido y vetustez. Lucía ya destartalado, con sobre horas de perpetuar una insigne memoria, hasta caer abatido por obra de manos desaprensivas.

Con expresión serena y facciones inalterables a pesar de las décadas transcurridas, la propia efigie en altorrelieve del Capitán Sixto Mosquera custodia sus restos mortales, aparenta contemplar el septentrión azulado de la querencia siempre vigente. Aromas de cipreses trasquilados y una quietud quebrantada periódicamente por funerales de  luto riguroso, manifiestan solidaridad con la blancura dominante del entorno.

Las primeras referencias sobre la personalidad del distinguido piloto otavaleño, nos llegaron vía profesor del grado, estas, hacían inevitable el contertulio de admiración entre los compañeros. Testimonios fidedignos, aderezados con la cautivante narración, propia de las generaciones precedentes, han contribuido a un conocimiento mayor, fundamento sustentable para el relato concurrente.

La innata vocación de querer remontar las alturas, exigió a Sixto Mosquera Pinto, prepararse debidamente en la base de Salinas, y capacitarse después en Ground School, Corpus Christi y Pensacola, academias aéreas estadounidenses en donde según publicaciones, se alistaban los pilotos más experimentados para combatir en la segunda guerra mundial.

La apacibilidad de sus años infantiles y juveniles, encontró espacio en las aulas de la escuela Diez de Agosto y del Normal Rural Alejandro Chávez respectivamente. Estudiante aventajado que por costumbre acudía con otros miembros del “Nautin Club” a nadar en el Neptuno, o al taller de Don Augusto Dávila, para dar rienda suelta a la camaradería lugareña.

Una indescriptible satisfacción invadiría su ser al recibirse como aviador de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, atrás quedaban rezagados sus primeros vuelos, y para empolvarse, el diario donde escribiera: “Primer vuelo nervioso. Segundo emocionado. Tercero, perdí el miedo por completo”. Ese momento, su sueño era ya un hecho real, quizá cuando niño revestía caracteres utópicos, al mirar un avión cruzando el cielo imbabureño.

La determinación de saludar desde el aire a su entrañable tierra, surgió espontánea, compromiso ineludible que cumplió en más de un 31 de octubre, fiesta cívica de Otavalo declarada como tal por el Ingeniero Federico Páez, encargado del mando supremo de la república, mediante decreto número 33 del 17 de octubre de 1935.

El último día del décimo mes, era esperado con ansia para mirar el vuelo temerariamente rasante del paisano, inclusive apostaban que Sixto Mosquera llegaría, pues muchos sabían con antelación de su venida, “la primera vez nos asustamos, bajaba más o menos hasta la mitad de San Luis”, relata una testigo.

Un zumbido gradualmente perceptible, anunciaba a media mañana la grata visita. Con las manos firmes sobre el mando, pasaba revista a esa sucesión de imágenes candorosamente alineadas: la solariega beldad del Fuya Fuya, los lomeríos retozones de sus itinerarios vacacionales que vertiginosos (Cotama de frente y Rey Loma de costado) acudían al encuentro, y sobre todo, esas casitas amorosamente estáticas que formando un manojo ensoñador se hacen llamar Otavalo.

El estrépito sorpresivo hacía que las gallinas cacarearan despavoridas en los huertos de la ciudad cumpleañera y los perros elevaran al cielo su ladrido amenazador. Las aulas quedaban vacías, y los patios admitían a escueleros asombrados; el accionar artesanal paraba, porque sus hacedores salían a media calle para contagiarse del entusiasmo reinante.

La intrepidez de Mosquera en su vuelo de reconocimiento terrígeno, provocaba exclamaciones de emoción. Casa, escuela, parque, las tres iglesias con sus campanarios melodiosos y los coterráneos arremolinados, eran objeto de ese abrazo espiritual indefinible enviado desde arriba. 

Enfilando el aparato por la calle Bolívar, sobrevolaba a pocos metros del hogar querido, balanceándose daba vuelta para “entrar en barrena” e insistir con el mensaje filial a sus padres y al terruño (cuentan que en cierta ocasión muchas tejas del municipio cayeron). Dos o tres pasadas precedían a la ascensión impecable. Rebosante de satisfacción se alejaba, confiando en que Otavalo caminaría siempre adelante, porque el amor de sus hijos es eterno.

Entre las visitas realizadas, destaca la del 31 de octubre de 1947. A pesar de que el jefe del Servicio Meteorológico de la Base Aérea Mariscal Sucre, alertó sobre la proximidad de una tormenta con fuertes vientos procedentes del noroeste, e hizo conocer del peligro a los aviadores presentes, Sixto Mosquera resolvió despegar con rumbo a la cita ineludible, obviando riesgos inminentes, minimizados por esa irresistible atracción telúrica que ejerce el lugar de origen.

Un viaje lleno de peripecias prometía la bruma reinante. A las 10h00 alcanzó los 4.500 pies, amenazador, un gran manto de nubes grises pretendía impedir el paso al avión cuya envergadura se cubrió de granizo en el páramo de Mojanda, perdiendo estabilidad y altura. La tenacidad y pericia vencieron todo obstáculo, haciendo posible el reencuentro, y que la veneración paseara apartando aires festivos.

El vuelo siniestro, final e inexorable, llegó a la existencia de Sixto Mosquera un 9 de mayo de 1949. En las breñas del Runtun (estribación oriental del Tungurahua), rindió tributo a la muerte. El perfil de una aeronave delineado en las vellosidades de su amplio pecho, hizo posible la identificación del cadáver, ya que su rostro de tez blanquecina y cabello castaño medio ondulado, había sido aniquilado por decisión irrevocable del destino.

Muy adolorida, la patria chica acogió en su seno a un hijo predilecto, envuelto en el emblema patrio, sus despojos mortales repasaron la calle real en recorrido lento hasta el cementerio, y desde aquél memorable día, el avioncito de hojalata atrapaba la mirada de las generaciones nuevas y la efigie aun perenniza el recuerdo glorioso. 

 

Proyecto Away Pacha

Como ya lo informó EL NORTE en días recientes, la escritora kichwa otavaleña, Yana Lema, ganó el “Fondo de Producción para Artistas Ecuatorianos” (Raíz), gracias a su proyecto denominado: Away Pacha/Tejido Cósmico, el cual refiere a la creación de “libros textiles” mediante palabras, hilos, tejidos y colores; a fin de reconocer otras formas de escritura, en este caso, amparadas en simbologías kichwas y en la literatura alfabética contemporánea.

“La convocatoria para el premio Raíz se abrió para artistas ecuatorianos de arte contemporáneo, hace unos 4 meses. Me interesó mucho y presenté mi proyecto. Esto de la escritura es como un tejido de palabras.

Como escritora indígena la relaciono mucho con la tarea del tejido de la geometría sagrada, pues dentro de ella hay mucha simbología, conceptos y contenidos”, explicó la artista, quien además se desempeña en varias facetas más, como el periodismo y la docencia.

Con la adjudicación del mencionado premio, que a propósito entrega un estímulo económico de USD 5 mil, para la producción en físico del proyecto ganador, Lema trabajará en el montaje de una exposición, en donde exhibirá los mencionados “libros textiles”.

“Esta exposición se va a dar en septiembre en el Centro de Arte Contemporáneo, en la ciudad de Quito. Combinaremos estos dos textos: alfabético contemporáneo y simbología kichwa. Es un poco también romper con que la idea de que el libro es siempre de papel. Para nosotros, hay una historia larga de que nuestros textos han estado escritos en los textiles, hechos con los hilos y los colores”, indicó Lema.

Para consolidar el proyecto, que tiene a Lema y a un grupo de personas involucradas junto a ella, deberán apelar a su sentido del ingenio principalmente, pues fusionar estos sistemas de símbolos no parece tarea fácil.

“Seguro será un arduo trabajo. Requiere de mucha creatividad, tiempo y paciencia; pero creo que es importante compartir con la sociedad el valor que tienen los conocimientos de los pueblos indígenas, del Pueblo Kichwa Otavalo en este caso. Podemos estar en cualquier escenario del mundo”, dijo.

Cabe mencionar que se fabricarán varios ejemplares para la exposición, incluidos tapices y esteras de dimensiones no habituales

Si bien los “libros textiles” que se van a producir serán netamente para la exposición de septiembre, en un futuro la escritora otavaleña planifica fabricar otros textos para venderlos a los interesados, basados en diferentes formatos.

“Estamos abriendo una biblioteca cultural en Peguche. Es una iniciativa privada de servicio social. Aprovecho para invitar a la ciudadanía que nos visite. Allí en futuro podríamos comercializar los libros textiles que creemos”, culminó Lema.


Fuente: «Proyecto otavaleño de Yana Lema gana premio nacional». elnorte.ec. Diario EL NORTE, 7 de abril de 2022. Web. 8 de abril de 2022.

Ritual de Tumarina

El Pueblo Kichwa Otavalo, a pesar del paso del tiempo, mantiene arraigadas diversas tradiciones y costumbres en su gente, como es la celebración de los diferentes Raymis que marca el calendario andino. En este contexto, se efectuó el ritual del Tumarina en la zona urbana del cantón, en donde decenas de personas se vincularon espiritualmente con la “Pacha Mama”.

José Rafael Maigua, coordinador de la ceremonia, manifestó que a lo largo del año se festejan 4 actividades, dos solsticios y dos equinoccios.

“Propiamente el 21 de marzo hacemos el equinoccio de primavera con el apoyo de un Yachak (sabio). Agradecemos a la naturaleza por lo que nos ha entregado, no sólo al pueblo kichwa, sino a toda la humanidad. Queremos adicionalmente fortalecer nuestras costumbres dentro de la urbe”, dijo.

Según el criterio de Maigua, las tradiciones andinas están vivas en la población, no obstante, siempre es necesario reforzarlas en las nuevas generaciones, tomando en cuenta que la globalización los va alienando, mediante la difusión de prácticas culturales de otras latitudes.

En el mismo orden de ideas, José Quimbo, concejal del cantón, quien también hizo presencia durante el acto, opinó que “las grandes corrientes que tratan de modelar a la opinión pública mundial siempre están en constante movimiento, sea en plataformas digitales, medios audiovisuales, entre otros; por lo cual, la única manera de fortalecer la cultura indígena es recurrir a esta reserva moral y cultural de la sociedad otavaleña”.

Como es sabido, las celebraciones indígenas tienen connotación ya sea masculina o femenina. En este caso en particular, el Tumarina, que forma parte del Pawkar Raymi, tiene esencia femenina.

“Empezamos un ciclo femenino hasta el Inti Raymi, en donde también se hace un ritual, pero enfocado a llamar al Taita Inti, que ya está en el norte. Con eso se termina el ciclo femenino y empieza el ciclo masculino, y así hasta el próximo equinoccio. Por ello, cuando bailamos incluso giramos a la derecha o giramos a la izquierda, warmi jari – jari warmi (hombre mujer – mujer hombre), que es la dualidad de nuestros pueblos”, indicó el yachak, Guillermo Santillán.

Cabe señalar que en la ceremonia ancestral estuvieron presentes un sinnúmero de féminas, quienes vivieron con entusiasmo esta celebración, como es el caso de Andrea Maigua, que pese a su juventud, remarcó la importancia de estas actividades.

“La vinculación con la naturaleza es vital, en este caso utilizamos agua sagrada de vertiente y pétalos de flores para purificar a las personas. Los mayores dicen que en la antigüedad hacían eso a los menores para que reciban un nuevo ciclo.

En cuanto al ritual como tal, es importante señalar que se desarrolló en el Parque Simón Bolívar, a las 12:00 del medio día, hora específica del solsticio. La actividad se llevó a cabo a los pies del monumento de Rumiñahui, ante la mirada atenta de invitados particulares y ciudadanía en general, que vio con buenos ojos el acto público.

“Es importante devolverle a estos espacios, que en sus tiempos fueron sagrados, la práctica de costumbres espirituales con la naturaleza”, expresó el ciudadano Germán Chávez.


Fuente: «Pueblo kichwa veneró a la madre naturaleza en Otavalo». elnorte.ec. Diario EL NORTE, 22 de marzo de 2022. Web. 23 de marzo de 2022.

Otavalo Florece 2022

Con la finalidad de reactivar la economía y el turismo del cantón, el Gobierno Autónomo Descentralizado Municipal de Otavalo, en articulación con los comités organizadores de varios Pawkar Raymi, además de empresas privadas locales, hicieron el lanzamiento oficial de la agenda turística “Otavalo Florece 2022”, mediante una rueda de prensa.

“Nuestro cantón que es netamente turístico, vuelve a abrir sus puertas a los turistas locales, nacionales e internacionales. Nuestro objetivo con esta alianza público privada es crear una de las agendas más grandes del norte del país, a nivel turístico”, comentó Marcelo Lema, director de desarrollo económico de la municipalidad.

Este proyecto se da en el contexto de las festividades de carnaval, como una propuesta de entretenimiento sano para la colectividad, que en las mencionadas fechas, busca opciones para distenderse. Es así que se ha considerado una serie de eventos atractivos que iniciarán el 19 de febrero y culminarán el 5 de marzo.

Entre las propuestas figuran las celebraciones del Pawkar Raymi en distintas localidades rurales del cantón, como es el caso de Agato.

“Como Pawkar Raymi Agato tenemos una agenda amplia, con un objetivo importante que consiste en la reivindicación de nuestros saberes ancestrales y colectivos. Para nosotros no será solamente el deporte o el tema musical, sino también nuestras costumbres, con un reconocimiento a los más antiguos de la comunidad”, manifestó Amaru Chimba, presidente del Pawkar Agato.

Como parte de las diferentes programaciones, se contará con actividades deportivas, artísticas, culturales y rituales. Por ejemplo, la Empresa Pawkar Producciones tiene planificado efectuar una expo feria, a la que han denominado “Florecimiento 2022”, además de otros eventos como un concierto con el artista colombiano Alzate, a desarrollarse el 19 de febrero en el Estadio Municipal de Carabuela.

Por su parte, Radio Ilumán, que también participa de esta agenda turística colectiva, invitó a la ciudadanía al concierto de la agrupación mexicana Bronco, el cual se llevará a cabo el 5 de marzo con motivo de su aniversario número 22.

Cabe señalar que las restantes entidades adscritas a esta iniciativa municipal también expusieron sus respectivas programaciones, para lo cual invitaron a seguir sus redes sociales para conocer los pormenores de las mismas.


Fuente: «‘Otavalo Florece 2022’ una propuesta para el carnaval». elnorte.ec. Diario EL NORTE, 13 de febrero de 2022. Web. 14 de febrero de 2022.