Las alpargatas

El uso de las alpargatas en los pueblos indígenas no puede faltar, ya que con ellas se identifica la cultura, tradición y costumbre. El sector de la Ropa Típica es un área que forma parte del mercado 24 de Mayo, aquí los ponchos, anacos, fajas y blusas bordadas están en todos los puestos.

Variedad de bordados y alpargatas se ofertan en esta zona que en su mayoría, es visitada por la comunidad indígena del cantón, aunque según las artesanas los mestizos también llegan a comprar los trajes en temporada de diciembre, cuando son utilizados para pastor en los pases del ni-ño que organizan las unidades educativas.

María Francisca Traves, una artesana que se dedica a esta labor desde hace 40 años, es decir, desde que se casó, atiende con paciencia a su clientela que fue en busca precisamente de las alpargatas.

Ella aprendió a elaborar las alpargatas con su suegro, “le ayudábamos a mi suegro y como ya estábamos casados teníamos también que aprender a hacer las alpargatas”, dijo.

Elaboración. El proceso es preparar el modelo para luego pegar y cortar. Para María Francisca aprender es difícil porque siempre toca hacer fuerza cortando, considera que siempre se necesita de un hombre para que ayude a cortar.

A la semana normalmente solían hacer unos 70 pares pero solo de caucho. Otro material que se usa es de soga, la cual debe ser tejida. María Francisca actualmente hace 20 alpargatas a diario con la ayuda de su esposo. Sin embargo, lo que más buscan las jóvenes ahora son las que tienen el taco alto. Estas alpargatas altas son las modernas.

La artesana mencionó que algunas buscan también con talonera blanca o negra. Además, señaló que las mujeres mayores son las que llevan las tradicionales alpargatas bajas. Los precios de cada par varían, van desde los USD 2,50 hasta los 18 dólares. La artesana señaló además que elaboran las alpargatas de acuerdo a lo que el cliente guste.

María Lourdes de la Torre también se dedica a la elaboración de las alpargatas desde hace 18 años. Ella aprendió de su papá y considera que aún sigue siendo difícil y duro porque se necesita fuerza y técnica.

A la semana aseguran 300 pares de las más económicas (USD 1,50), mientras que de las de cuero salen 90. María Francisca también mencionó que no sa-be si es la suerte pero a diario vende aunque sea tres pares de 17 y 18 dólares. Sin embargo, comentó que el traje más económico cuesta 65 dólares, está conformado por una camisa, anaco, chumbi (faja) y las alpargatas que no pueden faltar.

Es decir, hay de todo precio. Francisca dice que hay camisas que cuestan hasta 110 dólares porque son cocidas a mano, mientras que el anaco, que es con piel de foca tiene un precio de 70 a 80 dólares.

En cambio, para la vestimenta de los hombres lo más caro es el sombrero conocido como barbisio, que cuesta cerca de 250 dólares.

El poncho, que también es tejido a mano tiene un valor de 300 dólares. Es decir, saldría en más de 500 dólares la vestimenta para el hombre indígena.

Un año. El 12 de enero cumplirán tres años de permanecer en esta nueva edificación del mercado. Según Francisca, la venta sí se rebajó desde que vinieron a este espacio, pero considera que aquí están casi encerrados y es poca gente la que llega.


Fuente: «Las alpargatas no pasan de moda». elnorte.ec. 2 de enero de 2020. Web. 14 de enero de 2020.

Premio Eugenio Espejo a Enrique Males

El Gobierno ecuatoriano mediante decreto 469 confiere el “Premio Nacional Eugenio Espejo” al reconocido músico Imbabureño Enrique Males en la categoría Creaciones, realizaciones o actividades a favor de la cultura o de las artes. Males quien nació en 1943, es un músico autodidacta, oriundo de la comunidad de Quinchuqui de la región de Otavalo (Imbabura), ha realizado varias giras dentro y fuera del país. Su música ha sido empleada en diferentes montajes visuales escénicos (cine, video, danza y teatro).Es considerado el “Amauta del canto, la poesía y la palabra”.

Enrique Males, de padre de seis hijos, abuelo de siete, tiene el hablar pausado, pero cuando canta,su voz se hace profunda, como si convocara en su garganta a espíritus precolombinos.

El mundo prehispánico está muy presente en su trabajo, sobre todo desde 1980,cuando lo llamaron a inaugurar un museo en su país con un espectáculo en el que tocaría instrumentos precolombinos. Desde entonces, estos sonidos milenarios han formado parte de su trabajo.


Por los caminos de América

Sin embargo, el artista lleva cuatro décadas de trayectoria y 22 producciones musicales desde 1969, cuando registró su primer disco, en Chile, en plena época de la Unidad Popular, de Salvador Allende… Desde entonces, le queda la amistad con Inti Illimani yQuilapayun, entre otros grupos. Es que la influencia de la nueva canción chilena procreó nuevos artistas en diversos puntos de América Latina.

“Fui una persona muy inquieta”, comenta Males, cantautor nacido en Imbabura,
cercana a la comunidad nativa de Otavalo, pero radicado en la ciudad de Ibarra. Empezó con un dúo de nueva ola; luego, con un trío de música tradicional. Hacolaborado con el Ballet Nacional del Ecuador, con el grupo Altiplano de Chile y fue uno de los fundadores, del afamado grupo tradicional Ñanda Mañachi.

Según el antropólogo Patricio Guerrero: “la música de Enrique nos invita a retornar al sagrado círculo de nuestra existencia y comenzar a buscar su verdadero sentido, nos recuerda que es hora de empezar a vivir, que debemos entender lo que importa no es acumular riqueza a costa de entregar parcelas de nuestra propia vida”.


Fuente: EXPECTATIVA. “Músico imbabureño, Enrique Males, gana el Premio “Eugenio Espejo”. expectativa.ec. 7 de agosto de 2018. Web. 3 de noviembre de 2019.

La película «Huahua»

Huahua» así se denomina el documental ficcionado de creadores ecuatorianos que está dando la vuelta al mundo. Sus creadores con identidad kichwa, oriundos de Otavalo y Cotacachi, buscan mostrar la fusión de la familia indígena con la extranjera.

Básicamente se centra en la historia de José Espinosa y su pareja Citlalli Andrango, que tiene padre cotacacheño y madre mexicana.

José es el director de la película y Citlalli la productora, los dos una vez se preguntaron dónde criarían a su hijo si lo llegasen a tener: en la ciudad o en la comunidad.

José se identifica como kichwa urbano porque nació en la ciudad. La idea para ejecutar el proyecto nació en 2012 y se trabajó con el guion hasta 2014.

En 2015 lograron ganar unos fondos concursables del Estado, al principio habían pensado en hacer solo un cortometraje, pero luego de realizar un proceso de investigación se dieron cuenta que tenían mucha información y se arriesgaron en hacer este largometraje que dura unos 70 minutos.

Localidades. La película se rodó o se filmó en tres espacios: Quito, Otavalo y Cotacachi.

En este trabajo se proyectan las nuevas realidades que han adoptado los kichwas, José contó que en el documental se muestra a un grupo de música de jóvenes kichwas urbanos que hacen una investigación de la recuperación de la música tradicional, pero no hablan kichwa.

De la misma forma hay otro grupo de jóvenes de una comunidad que cantan reguetón pero en kichwa, “la idea es preguntarse cuál de los dos grupos son más kichwas”, dijo José.

Por la migración, mencionó que los otavaleños tienen una nueva realidad que es unirse con extranjeras.

Objetivo. El equipo de este proyecto tenía la misión solo de mostrar el documental en el festival de La Orquídea en Cuenca y en Quito. En esta primera ciudad ganaron un premio en la categoría de Película Ecuatoriana.

El primer día de la presentación en estas dos ciudades tuvieron las salas llenas. Al ser una película de la localidad debió estrenarse en el cantón, pero José aseguró que no tuvieron el apoyo por parte de las autoridades, pero en este año esperan recibirlo de la nueva autoridad cantonal.

El documental se ha mostrado en varios países como en Cuba, Brasil, México, Canadá, Colombia, Chile, Italia y Estados Unidos.


Fuente: Bravo Piñeiros, Melissa. «Huahua», una película que tiene raíces imbabureñas». elnorte.ec. 20 de octubre de 2019. Web. 22 de octubre de 2019.

Dulce de higos

Desde hace más de 50 años doña Eulalia ha mantenido la tradición de preparar el dulce de higos, actividad gastronómica que la heredó de su suegra, con quien aprendió también a elaborar muchas recetas como los tamales, humitas, empanadas de plátano, colada morada, champus, entre otras. Cuenta que el dulce de higos lo prepara todo el año, porque este producto se lo cosecha en cualquier temporada y no se pierde. 

Para Doña Eulalia, dedicarse a esta actividad casi toda su vida, ha significado algo muy importante, con su trabajo pudo sacar adelante a sus hijos dándoles el estudio y una profesión, aunque a su edad ya debería descansar; sin embargo dice que esto es lo que le mantiene activa y con buena salud, porque es una forma de distraerse y estar en contacto con sus clientes. Por no tener un local propio ha estado arrendando en distintos sitios de la ciudad, a pesar de eso su clientela le ha buscado para degustar de su tradicional gastronomía.

Su vida cotidiana empieza desde tempranas horas de la mañana, cuando prepara los higos antes de ser cocinados. Cuenta con sus propios proveedores, quienes le traen los higos de distintas partes de las afueras de la ciudad, la cantidad es por cientos por semana, porque la preparación lo hace pasando un día o dependiendo de la demanda que tenga.

Doña Eulalia comenta que para preparar utiliza una paila de aluminio, donde le alcanza hasta 250 higos, los mismos que los vende con queso y pan. “Se los vendo desde los 50 centavos hasta tres dólares, tengo clientes que me compran para llevarse a otro países; siempre me buscan porque les gusta el sabor y por ser el único lugar donde se puede encontrar este producto fresco y bien preparado como lo hacían nuestros antepasados”, afirma.

Esta tradición se ha ido perdiendo de a poco, en la actualidad existen escasos sitios donde se puede encontrar el dulce de higos, en contados restaurantes se lo sirven como postre acompañados de queso.

Proceso de preparación

El proceso de preparar los higos de dulce dura casi tres días. El primer día se remojan los higos en agua, haciéndoles un corte en cruz en el extremo más delgado, hasta la mitad de la fruta y se los deja en remojo en abundante agua durante toda la noche, colocándoles algún peso encima para que no floten. Luego al segundo día, se los escurre y cocina en agua hirviendo con una pizca de bicarbonato hasta que estén suaves. Al tercer día se corta la panela en bloques y se la hierve en agua hasta que esté disuelta, se cuela el líquido para evitar los residuos y se lo vierte sobre los higos, cocinándolo con canela y clavo de olor hasta que espese.

El dulce de higos es uno de esos postres que representan la esencia de los postres de la gastronomía ecuatoriana: deliciosos y sencillos, perfectos para darle ese toque final a una buena comida.

Fuente: Diario LA HORA. “La tradición de elaborar dulce de higos está en Otavalo”. 9 de junio de 2019. Web. 2 de noviembre de 2019.