Monseñor Manuel Figueroa

El teatro Imbabura de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, núcleo provincial, fue el escenario en donde se escenificó la sesión solemne con ocasión de cumplirse los 192 años de elevación de la Villa de Otavalo a categoría de Ciudad, hecho histórico refrendado por el puño y letra del Libertador Simón Bolívar el 31 de octubre de 1829.

El intelectual otavaleño y expresidente de la Casa de la Cultura, núcleo de Imbabura, profesor Marcelo Valdospinos Rubio en una lucida intervención identificó plenamente la relación de amor de Otavalo con el Genio de la Libertad, Simón Bolívar.

Octubre se tiñe de libertad. Revive la imagen de Bolívar. De ese Bolívar, según José Martí, “del cual se puede hablar con una montaña de tribuna o entre relámpagos y rayos o como un manojo de pueblos libres en el puño y la tiranía descabellada hasta los pies”, señaló Valdospinos.

En otra parte de su intervención, Marcelo Valdospinos, dijo que un sínodo humanitario evitará que la enfermedad más grave y dramática que socialmente ha sufrido la humanidad resucite con nuevas cepas: El racismo.

“Creo que pueden transitar juntas la ciudad comercial con su desorden, que es hoy Otavalo y la ciudad cultural, que como sinfonía de partituras y matices le vienen del pasado”, acotó.

El director de la CCE-I, Luis Fernando Revelo, fue el encargado de imponer la medalla “Pilanquí”, la más importante condecoración que entrega el núcleo cultural, a Monseñor Manuel Figueroa Plazas, “sacerdote en la plenitud del vocablo, recia columna de la Iglesia, asceta y servidor insigne.”

Monseñor Manuel Figueroa, destacó Fernando Revelo, es un pámpano florido de la gens otavaleña. Formado en las prístinas aulas del Seminario Menor San Diego y en el Seminario Mayor San José. Fue ordenado sacerdote un 5 de junio de 1965.

“De su fecunda labor pastoral dan fe las parroquias de Apuela, Selva Alegre y García Moreno; San Francisco y Quiroga (Cotacachi); Pimampiro, La Dolorosa de Ibarra y San Luis de Otavalo. Su siembra diligente y la cosecha centuplicada en las responsabilidades que le han confiado sus Obispos: Vicario General de la Diócesis, Vicario de Pastoral, Vicario de los bienes de la diócesis, etc.”, indicó.


Fuente: «Monseñor Figueroa recibió la condecoración ‘Pilanquí». elnorte.ec. Diario EL NORTE, 3 de noviembre de 2021. Web. 4 de noviembre de 2021.

Sello discográfico

El “Valle del Amanecer” es considerado cuna de artistas que se destacan en diferentes áreas. La música no es la excepción. En este contexto, Ricardo Esparza junto a su hermano, iniciaron con un emprendimiento sui generis en la ciudad, consistente en un estudio discográfico, al cual lo denominaron Istriónico Records.

Como es de conocimiento general, este tipo de empresas son más comunes en las ciudades grandes, sin embargo, para estos jóvenes otavaleños, eso no fue un impedimento, sino una motivación.

“La idea del sello discográfico vino desde hace algunos años con mi hermano, con quien comenzamos a grabarnos caseramente. Luego tuvimos experiencias en estudios más grandes, y hoy por hoy, ya sin mi hermano, trato de estudiar e investigar la ciencia de la grabación y la producción musical”, contó Esparza, fundador de la empresa.

Istriónico Records, es un estudio dirigido a la producción sólo de ciertos géneros musicales alternativos, como: rock, grunge, punk, noise, industrial, stoner, metal, popindie y fusion.

“Nos basamos en un público alternativo, similar al que se puede encontrar en las ciudades de Quito, Guayaquil y Cuenca; que mucha falta le hace al sector imbabureño, donde hay bandas que no tienen donde pisar. Queremos que la cultura otavaleña no se pierda de las producciones actuales”, agregó Esparza.

El estudio cuenta con varias agrupaciones musicales de Quito y Otavalo que son producidas en su interior, entre clientes externos y bandas a las cuales el sello pretende impulsar al mercado.


Fuente: «Sello discográfico otavaleño se abre campo en la música». elnorte.ec. Diario EL NORTE, 21 de agosto de 2021. Web. 23 de agosto de 2021.

Gonzalo Rubio Orbe

Las colectividades forjan su desarrollo con el lúcido transitar de sus habitantes. Parte de nuestra riqueza es el aporte de los conciudadanos/as provenientes de rincones con aliento comarcano y, por eso mismo, contagiados de  huella identitaria.

Gonzalo Rubio Orbe (1909-1994) fue un notable maestro en los niveles medio y superior, cuyo emblema fue la defensa del laicismo. Estudioso del pasado y reconocido pedagogo. Consultor de entidades de carácter nacional e internacional. Prolífico investigador. Funcionario público. Autor de una treintena de publicaciones. Doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad Central del Ecuador. Conferencista invitado dentro y fuera del territorio patrio.

Fundador de la Unión Nacional de Educadores (UNE) y miembro de la Academia Ecuatoriana de la Educación, Academia Nacional de Historia, Casa de la Cultura, entre otras instituciones. Entre 1971 a 1977, dirigió el Instituto Indigenista Interamericano con sede en México.

Precisamente, Rubio Orbe dedicó gran parte de su vida a la investigación de la corriente indigenista en el ámbito académico y en la palpable experiencia extraída de las propias comunidades rurales, desde donde experimentó personalmente la marginalidad y discriminación a la cual han sido objeto los pueblos y nacionalidades indígenas del Ecuador y Latinoamérica. Su tesis -desprendida con mayor énfasis en su libro “Los indios ecuatorianos”- reivindica nuestra condición multiétnica y policultural, o lo que él denomina “pluralismo cultural”. Valiosa conceptualización que en nuestra nación ha tenido latente presencia en el debate nacional, alcanzando, inclusive, consideraciones de carácter constitucional. Sin duda, la aceptación de un Estado diverso y plurinacional tiene sustento teórico, en prolífico análisis como el desarrollado por nuestro personaje. 

Aspecto de su tarea educativa fue la implementación de esquemas de alfabetización en la ruralidad. Y, con ello, del mejoramiento del nivel socioeconómico de los sectores marginados. El fenómeno étnico-cultural tuvo espacio en su agenda de trabajo y en la reflexión escrita. En el plano político fue un adherente al ideario socialista. Y, en la raíz telúrica, un ferviente enamorado de su lugar natal: Otavalo.

“Gonzalo Rubio Orbe: Maestro e indigenista”, titula el libro biográfico de Lourdes Cruz Cuesta, publicado por el Ministerio de Cultura y el Banco Central. Texto que invoca y convoca a conocer a una de las personalidades de mitad del siglo anterior, que con su tesón y talento intelectual coadyuvó en la edificación de la ecuatorianidad.


Fuente: «Gonzalo Rubio Orbe». eltelegrafo.com.ec. Diario EL TELEGRAFO, 11 de mayo de 2011. Web. 7 de agosto de 2021.

Ñanda Mañachi 28 años después

Foto © 2019 Ministerio de Cultura y Patrimonio.

Músicos kichwas imbabureños junto a marimberos esmeraldeños ejecutaron una muestra de la herencia melódica e identitaria de los pueblos originarios del Ecuador, la noche de este jueves en el Teatro Lía del Complejo Cultural Fabrica Imbabura, en Antonio Ante y con la asistencia de un público diverso de cerca de 500 personas.

El recital exhibido fue la versión 2019 de ‘Juyungo Ecuatoriales’, una obra maestra presentada en 1991 en el Festival de Lille, Francia, por el etnomusicólogo francés Chopin Thermes y la partipación de músicos afrodescendientes como Papá Roncón, Lindberg Valencia, Rosa Huila, el grupo Ñanda Mañachi de los hermanos Pichamba y los interpretes Pablo Valarezo, el colombiano Juan Luis Restrepo y el peruano Raúl García.

Pronto a cumplirse las tres décadas de su creación, Juyungo volvió a retumbar en vivo con genuinos ritmos afros y vientos andinos fusionados a través de la marimba, el bombo, el cununu, el guasá, las flautas, el violín, el arpa, la zampoña, la guitarra y el bandolín.

Los asistentes a esta experiencia única atestiguaron vertientes distintas y casi contrapuestas de la música ancestral del Ecuador, producto de una investigación iniciada hace más de 50 años por Thermes, un pasionado de la música latinoamericana, asentado en Imbabura desde hace mucho.

Durante dos horas, el repertorio fue revitalizado por doce experimentados músicos herederos de la tradición y en diálogo de 19 canciones en la que se destacan: Torbellino, Jahuapamba, Andarele, Llacta Pura, entre otros. Este ensamble musical cuenta con el auspicio del Ministerio de Cultura y Patrimonio para su circulación por varias ciudades y en acompañamiento de las mejores orquestas sinfónicas del país, así lo informó el viceministro Gabriel Cisneros, al tiempo que destacó la labor de juntar legados de dos regiones sobre un mismo escenario y evidenció las políticas y acciones que el Gobierno Nacional realiza en el contexto de El Año Internacional de las Lenguas Indígenas.

Mientras Thermes, señaló que Juyungo – que en idioma chachi significa mono, animal venerado por la cultura precolombina La Tolita-Tumaco y nombre que inspiró a la novela de la negritud del escritor Adalberto Ortiz- es la herencia de lejanas épocas, de emisarios, viajeros y chamanes que vinieron de todas partes y vivieron en este territorio costero y andino y que tuvieron la sabiduría de legar a otras civilizaciones la herencia recibida.

Al cerrar el evento, el marimbero Jackson Ayoví exclamó que la música es un lenguaje universal y tanto para afroecuatorianos como indígenas ha sido sinónimo de reinvindicación y libertad.


Fuente: «El recital musical y sonoro ‘Juyungo’ volvió a escucharse tras 28 años con una renovada versión». culturaypatrimonio.gob.ec. Ministerio de Cultura y Patrimonio, 15 de marzo de 2019. Web. 5 de agosto de 2021.